Las cuatro desigualdades que sufren las mujeres rurales en el plano laboral

​Segregación horizontal y vertical, trabajo invisible, peor acceso a las TIC... Las mujeres son un elemento clave en el sector rural; sin embargo, la desigualdad se ceba con ellas. Son las que acaparan los contratos precarios y los trabajos temporales.

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Mujer campo


Las mujeres rurales siguen revolviéndose en busca de sus derechos. Por fortuna, el feminismo se trabaja ya desde una perspectiva rural. Y no es para menos, pues ellas son las que sufren una doble discriminación (una por ser mujeres y la segunda, por ser rurales), pese a encontrarnos en pleno siglo XXI. 


Aún se antoja necesario despertar muchas conciencias, pues no solo es importante que este colectivo luche por lo que merece; además, la sociedad debe conocer y entender las dificultades concretas por las que atraviesan las mujeres de la España vaciada en el plano laboral. Hoy, con el 8M a la vuelta de la esquina, repasamos cuáles son esas desigualdades de las féminas que residen en los pueblos. 


LAS DESIGUALDADES QUE SUFREN LAS MUJERES RURALES EN EL PLANO LABORAL

Ellas son un elemento clave en el desarrollo de estas zonas, pues desempeñan un papel dinaminazor. Sin embargo, acaparan los trabajos precarios y los contratos temporales (cuando los tienen...). Lamentablemente, las mujeres rurales de Zamora y del resto de España ejercen un trabajo muchas veces no reconocido. Estas son las principales desigualdades que sufren en el plano laboral:



  • Trabajo invisible y sobrecarga de cuidados. La falta de reconocimiento al trabajo diario doméstico no remunerado no desaparece. En muchos casos, permanece la idea de que las tareas del hogar son una obligación de la mujer, que aunque también trabaje en el campo, no recibe reconocimiento. 
  • Segregación vertical y horizontal. La presencia de las féminas en cargos de responsabilidad en el medio rural es escasa. Solo hay que ver cuántas de ellas dirigen una cooperativa, por ejemplo. Por otro lado, el empleo para ellas está muy restringido. Normalmente, vinculado a los cuidados. Todo esto hace que sea uno de los colectivos más damnificados por el desempleo. La tasa de paro de las mujeres rurales en España supera el 40 por ciento.
  • Menor acceso al negocio agrario. La cifra de explotaciones agrarias en posesión de mujeres es considerablemente menor que las que ostentan los hombres. Además, las suyas son, en general, de menor tamaño. Un par de datos reveladores: en España, las mujeres representan el 37,3% de las personas perceptoras de las ayudas directas de la PAC; y las productoras perciben un 36,67% menos que los productores.
  • Peor acceso a las TIC. La conexión a Internet en muchos municipios sigue siendo deficiente. Esto perjudica su autoempleo y emprendimiento. En estos territorios el teletrabajo se convierte en una utopía, con lo que las opciones de éxito merman.


Sin duda, aún queda camino por recorrer. Lo que precisan las mujeres del campo para alcanzar la igualdad que buscan es trabajar y vivir dignamente.