Nueva ley de comedores escolares: las verduras, una de las asignaturas pendientes, según OCU

OCU valora el articulado de la ley, que mejora la mayor parte de la legislación autonómica, pero considera que hay varios aspectos mejorables o que deberían completarse.
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La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) celebra la reciente aprobación del Real Decreto 315/2025 para el fomento de una alimentación saludable y sostenible en los centros educativos, aunque considera que aún debería completarse en varios ámbitos, como la preparación de los platos con verduras y hortalizas, el tiempo y el personal del comedor, la localización de la cocina o la presencia de bebidas edulcoradas.


La nueva ley, impulsada por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, recoge buena parte de las propuestas realizadas por OCU en los últimos años. Por ejemplo, el aumento de la presencia en los menús de fruta fresca (al menos 4 días por semana), de legumbres, hortalizas, huevos y pescado (al menos 1 día por semana cada uno) o de arroz o pasta integrales (al menos 4 días al mes). Así como la inclusión de alimentos ecológicos y de temporada. Pero también la limitación de las frituras (no más de 1 día por semana) y los platos precocinados (máximo 1 vez al mes).


Son medidas que mejoran la mayor parte de las actuales normas autonómicas sobre la dieta en los comedores escolares, señala OCU. Y que alcanzan además al resto de los servicios de alimentación del centro educativo, como las máquinas expendedoras, las cafeterías o las cantinas, al exigirles también unos criterios nutricionales básicos. Además, la ley obliga a los centros a facilitar el menú diario a las familias, de modo que puedan completar en casa una dieta equilibrada; lo que sin duda va a contribuir a luchar contra el exceso de peso de los escolares, que afecta ya al 36% de los niños de entre 6 y 9 años.


No obstante, OCU considera que el Real Decreto debería completarse en varios aspectos. Empezando por el consumo de verduras y hortalizas, la parte del menú que menos suele gustar a los menores, pero que resulta fundamental en una dieta sana. Los estudios de la Organización revelan que estos alimentos se ofrecen en un 80% de los casos en forma de purés, una presentación sencilla, pero que impide a los niños habituarse a tomar las piezas enteras, dificultando luego su introducción en el resto de las comidas. Al mismo tiempo, gran parte de las hojas de lechuga de las ensaladas suelen acabar en la basura, un hecho que podría atajarse variando el tipo de hojas, las hortalizas que la acompañan e incluso sus colores, de modo que resulten más atractivas.


Otro aspecto que OCU echa en falta es fijar un tiempo mínimo de comedor, sobre todo para los más pequeños (al menos 30 minutos), de modo que no estén presionados para comer rápido. Es más, si terminan antes podría aprovecharse ese rato para fomentar hábitos saludables de alimentación, pero también otras relacionadas, como cepillarse los dientes o lavarse las manos.  Así mismo, debería establecerse un mínimo de personal dedicado a atender a los escolares, adecuándolo a las edades.


Igual de importante es impulsar las cocinas en el propio centro: Según un estudio de OCU, la calidad de los menús escolares traídos de cocinas externas es por lo general menor que los preparados dentro. Del mismo modo, debería aprovecharse la ocasión para incluir el modo de donar a las familias la comida que sobra (primando la seguridad) y reduciendo así el desperdicio alimentario. Es más, la ley tampoco recoge otros aspectos ya consensuados con las comunidades autónomas en 2010, como prohibir la venta de alimentos y bebidas edulcoradas: estos aditivos artificiales, algunos poco aconsejables, habitúan a los niños a los sabores más dulces.