La Fundación Franz Weber ha reclamado este miércoles evitar que niñas, niños y adolescentes puedan estar presentes durante las sueltas de toros enmaromados de Benavente, para cumplir por fin con hasta dos recomendaciones del Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas.
Estas convocatorias son evidentemente contrarias a las objeciones internacionales y no es extraño ver a menores acompañando a sus familias y tutores, en zonas supuestamente seguras que después podrían no serlo: inmediaciones de talanqueras, por ejemplo.
En este sentido FFW pone sobre la mesa una alternativa: que el Ayuntamiento de Benavente pueda programar actividades de ocio y respiro familiar adaptadas especialmente a los más pequeños de la casa, con la finalidad de enseñar, potenciar y mejorar la empatía en lugar de normalizar la violencia sobre animales.
Así, recuerdan que en 2018 el Comité pidió al Estado español evitar la participación o presencia de niños y adolescentes en la tauromaquia, con un texto muy claro al respecto:
"Para prevenir los efectos nocivos para los niños del espectáculo de los toros, el Comité recomienda que el Estado parte prohíba la participación de niños menores de 18 años como toreros y como público en espectáculos de tauromaquia."
En agosto de 2023 el organismo de expertas y expertos de Naciones Unidas incluyó una referencia en el Comentario General nº 26, en su apartado G) sobre el "Derecho a no sufrir ningún tipo de violencia":
"Los niños deben ser protegidos de todas las formas de violencia física y psicológica y de la exposición a la violencia, como la violencia doméstica o la infligida a los animales."
Científicos alertan sobre estas prácticas.
Diferentes especialistas han advertido acerca de la exposición de las personas menores de edad a contenidos violentos, comprobando alteraciones en su comportamiento y midiendo diferentes niveles de agresividad y ansiedad posterior.
Además del evidente riesgo de que el niño sufra angustia e incluso efectos traumáticos originados por la exposición de escenas de agresiones violentas hacia humanos y animales, la exposición a la violencia en la infancia puede contribuir a la normalización de la violencia y fomentar actitudes de aceptación de la agresión.