"Aguinaldo te he pedido / no me lo has querido dar / permita Dios que te saque / la tripa del cagalar... A tu puerta hemos llegado los chicos de esta pandilla / a pedir el aguinaldo para hacer la meriendilla / Échanos el aguinaldo si quieres dormir en paz / así nosotros nos vamos a pedir a otro portal...". Estas eran algunas de las frases que se cantaban por los pueblos para pedir el aguinaldo, cancioncillas, algunas de ellas, que se han ido perdiendo con el paso de los años; incluso la tradición, no tan presente hoy como entonces.
En las navidades de entonces, las cuadrillas recorrían el pueblo entero pidiendo casa por casa. En algunas de ellas, dejaban entrar a los niños hasta el zaguán y les obsequiaban no sólo con dinero, sino con frutas, con dulces o frutos secos como almendras o nueces. En algunos pueblos, incluso, había un día fijo de las navidades para realizar este gesto, la víspera de Reyes, cuando salían las pandillas con el tambor a llamar a la puerta de los vecinos. Un elegido del grupo ejercía de Mayordomo y era el encargado de preguntarle a quien abría: "¿Son ustedes gustosos de que les cantemos los Reyes?". Y en aquel entonces recibían más bien tocino, chorizo, queso, miel o garbanzos. Lo mejor era que con todo lo que se conseguía se elaboraba una comida el día de Reyes para todo el pueblo.