Villancicos sin cesar desde el megáfono del Ayuntamiento

​Es una de las tradiciones con más encanto de las navidades rurales de entonces.
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Si las navidades son las fechas más familiares del año, esa familiaridad se multiplica aún más cuando hablamos de las navidades en el pueblo. Y el encanto se eleva a la máxima potencia cuando recordamos, además, costumbres que, aunque no han desaparecido del todo, perviven con una potencia menor, diluidas entre las acciones ya habituales, más propias del consumismo o las redes sociales.


PEQUEÑAS ACCIONES

Y no nos referimos a grandes gestos ni a actividades grandilocuentes, sino a pequeñas acciones como proyectar villancicos a través del megáfono del ayuntamiento del pueblo. Y no sólo durante unas horas por la tarde, como ocurre en las grandes ciudades (y en las que sigue ocurriendo, porque ya no es tan normal), sino sin cesar: una canción navideña tras otra. Así de fácil era antaño, cuando éramos niños o lo eran nuestros padres o abuelos, contentarnos e imbuirnos del espíritu de la Navidad. "Hacia Belén va una burra....".