Un ahorro para el que no es el primer día

Comerciantes y hosteleros de Castilla y León aseguran llevar tiempo con algunas de las medidas de ahorro energético impulsadas por el Real Decreto que entra hoy en vigor, y apuntan a la incoherencia de otras como la temperatura.

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Un primer día que no es tal. Esa es la opinión generalizada entre los comerciantes y hosteleros de Castilla y León ante la entrada esta pasada noche en vigor del Real Decreto-Ley de medidas de ahorro energético impulsado por el Gobierno, puesto que muchos de los consultados por Ical en esta primera jornada apuntan que algunas de estas medidas, como el apagado de luces en los escaparates o el encendido del aire acondicionado solo ante situaciones extremas de calor, ya lo estaban llevando a cabo desde hace meses.


Otros señalan precisamente a este último factor de la temperatura como “incoherente” en el Real Decreto al no tener en cuenta las necesidades de determinados negocios o el bienestar de clientela y empleados.


En todo caso, la opinión generalizada de los pequeños comerciantes es que tienen que ahorrar en la factura energética como lo hacen las familias, dado el tamaño de sus negocios, muy diferente a las grandes empresas que, con otros márgenes y circunstancias, puedan tener otras políticas. Los comerciantes que son autónomos tienen claro que al pagar sus propios recibos, van a tener siempre en cuenta la posibilidad del ahorro en la energía por el precio que tiene ahora, siendo de nuevo el punto discordando con las medidas el de la temperatura porque “tendrá que estar siempre al gusto de clientes y empleados”.


En cualquier caso, y según refieren a Ical, los comercios y establecimientos de Castilla y León no han notado mucho el cambio con la puesta en marcha de las medidas del Real Decreto-Ley para el ahorro de energía.


Así lo aseguran, al menos, varios de sus propietarios. Carmen González, de la Óptica Álvarez Atienza de Burgos, señala que en su caso, el apagado del escaparate no le ha supuesto un gran cambio, ya que, con la intención de ahorrar en la factura de la luz, ya había puesto en marcha esta medida, y a las diez de la noche ya apagaba las luces. “No solo por los precios, también por el medio ambiente”, afirma. Asimismo señala que, al no contar con aire acondicionado, no ha visto mucho cambio en su negocio con respecto al límite de grados en los termostatos.


Una situación similar vive Cristina Cuevas de Casa Cuevas burgalesa, donde tampoco cuentan con aire acondicionado, dado que el propio local donde se sitúa su charcutería goza de una temperatura fresca durante todo el año y “de toda la vida” han apagado sus luces a las 22 horas. Recuerda además que Burgos es una ciudad fría, por lo que en verano no son tan necesarios los aires acondicionados y en invierno, cuando llegue el momento se “abrigarán más”.


El dueño de la tienda de ropa burgalesa Serrano, Juan Bosco Serrano, afirma que se trata de una medida que afecta a todos los comercios, pero que tendrán que cumplir. En su establecimiento, donde sí hay aire acondicionado, se encargarán de controlar que está a la temperatura adecuada, aunque señala que solo lo ponen cuando es necesario. “Si no hace calor, no lo das. Si en la calle hay 30 grados, algo se notará que esté aquí a 27, pero si en la calle hay 27 grados, para qué lo vas a poner”.


En el caso de las luces del escaparate, que hasta ahora se mantenían encendidas hasta las 23 horas, ahora se apagarán una hora antes. Se verán más afectados con la normativa que establece el cierre de las puertas desde el 30 de septiembre. “Tenemos una tienda más clásica, con la puerta pequeña, si la cierras hay gente que se corta al entrar, porque están acostumbrados a esas tiendas que tienen todo abierto y entras libremente”, explica.


Por su parte, el fotógrafo Juan Luis Misis, que tiene una tienda a pie de calle en Segovia, tiene claro que los autónomos y los pequeños comerciantes llevan ya muchos meses autorregulando el gasto en energía. “Esas medidas que están dando ahora lo venimos haciendo desde hace tiempo. Los escaparates los tengo apagados pronto, las luces las tengo quitadas, procuro ventilar todo lo posible y poner el aire acondicionado lo mínimo, como en una economía familiar. Ahorrar en todo lo que se puede”, resumió.  


En una negocio como el suyo existen máquinas que generan mucho calor y que tienen que estar encendidas. “Cuando vemos que la temperatura de la calle se ha adecuado casi a la del local, es cuando damos el aire acondicionado”, subrayó. En su establecimiento cuenta con grandes máquinas que tienen que estar encendidas porque no sabe cuándo va a venir el cliente. “Por una cuestión operativa”, detalló, aunque tenerlas en marcha hace que haga más calor en la tienda.


De igual manera, Estefanía Martín, propietaria de dos establecimientos de joyería, aseguró que no ha tenido que realizar cambios porque, por motivos de seguridad, a las 22.00 horas se bajan todos los cierres metálicos y se apagan las luces de los escaparates. En cuanto a la temperatura de los locales, depende de la hora del día, según incida el sol y la temperatura, para poner o no en marcha el aparato de aire acondicionado. No hacen un uso continuado y ahora probarán a ponerlo a 27 grados y ver cómo reaccionan los clientes.  


Problemas con la temperatura

A pocos metros, en la también segoviana Carnicería Salchichería Herranz, en este primer día de entrada en vigor del decreto han seguido con total normalidad su trabajo. Carlos Herranz explicó que la parte de atención al cliente suelen estar a 25 grados, que es la temperatura que establece la normativa laboral  en aquellos centros donde se hace un trabajo ligero, como es su caso, al despachar a sus clientes. “Se trata de estar a una temperatura agradable. sobre todo con el verano que estamos teniendo”, afirmó.  


Su factura de la luz se ha visto incrementada en un 30 por ciento porque la tienda supone solo la mitad del espacio, ya que son muchos metros cuadrados dedicados a las cámaras frigoríficas y a los almacenes. “Aquí todo es luz, las vitrinas, las cortadoras, la sierra, el embutido”, sentenció. En esta parte, las cámaras de conservación de fiambre tienen que estar entre 7 y 8 grados y donde tienen las carnes, entre 0 y 5 grados.  


Estas medidas suponen así un problema para establecimientos de comida, como la panadería El Horno, muy conocida en la ciudad de Burgos. Una de sus trabajadoras, explica que les van a regular la temperatura a 27 grados y las luces se apagarán a la hora dictaminada. Con respecto a lo primero les preocupa cómo aguantarán estas temperaturas algunos de sus productos, como el chocolate o la nata.


No se verán tan afectados en los hoteles, donde solo están obligados a seguirlas en las zonas comunes, dado que en las habitaciones, cada huésped podrá regular las temperaturas según prefiera. La directora del Hotel Silken Gran Teatro, Ana de Pedro, explica que irán viendo sobre la marcha y de acuerdo a las necesidades de cada día cómo les afectan estas nuevas medidas. “Se nota un poco más de calor, pero es una zona de paso. Abriendo la puerta lo tenemos más regulado”, señala, en alusión al hall del hotel, por donde pasan los huéspedes de camino a sus habitaciones, y donde se sitúa también la cafetería del hotel.


El Museo de la Evolución Humana, debido a las características de su edificio y los restos que allí se guardan, lleva desde el lunes reduciendo “poco a poco” la refrigeración. “Es un edificio con una sinergia, no se puede hacer de un día para otro”, señala la coordinadora del MEH, Aurora Martín, recordando que además tienen que mantener los fósiles originales, y la temperatura adecuada la marca la humedad, que se suele situar entre los 21 y los 22 grados. “La conservación de los fósiles está por encima. No podemos renunciar a ello”, apunta. Por ello, con el fin de adaptarse a la normativa, han ido reduciendo poco a poco la refrigeración y en la planta -1 se ha quitado la refrigeración, aunque no se han visto muy afectados dado que al estar en el subsuelo, continúan en una temperatura baja, y además controlan que la segunda planta no supere los 27 grados.


División de opiniones

“Hacer estas medidas para el comercio no tienen ningún sentido”, sostuvo por su parte el comerciante segoviano Roberto Manso, porque “todos estamos concienciados en que hay que arrojar energía”, pero criticó hacerlo con un Real Decreto “improvisado y lleno de lagunas”. Y es que, apuntó, “en una ciudad como Segovia, no hay escaparates encendidos a partir de las 22.00 horas, salvo en las zonas más turísticas, que sí se van ven perjudicados y perder algo de vida”.  


De igual forma piensa Itziar, dependienta de la tienda Triciclo, en la plaza del Corrillo de Valladolid, que explica a Ical, en las primeras horas de entrada en vigor de la medida, que están intentando mantener en el interior de la tienda la temperatura a 27 grados, tal y como marca el Real Decreto-Ley, pero confiesa no saber si es buena idea porque en comercios como en el que trabaja “la temperatura es insoportable en días de calor”.


Además, confiesa que la medida “no va a ser efectiva” porque en muchos comercios “no se va a llevar a cabo, van a hacer lo que quieran”, y aquellos que lo cumplan van a poder sufrir la pérdida de clientes que “no entren en los días de mucho calor”. De hecho, confiesa que ya antes de la entrada en vigor de la medida, en los días de temperaturas más álgidas por la ola de calor, “teníamos la temperatura a 16 grados y aún así era insoportable”, por lo que teme la situación con la mínima de 27 grados si se produce una nueva ola de calor a lo largo de lo que queda del mes de agosto.


En el lado opuesto se sitúa Jesús Munimer, de la tienda de complementos y souvenirs Jorge Guillén, también en el centro de Valladolid, en concreto en la calle de la Lencería. “Tampoco es tanto sacrificio”, señala, apuntando que en su caso, el principal cambio viene marcado por quitar la luz del escaparate tanto en la pantalla de anuncio de la tienda como en el foco del cartel.


Una medida, la de la iluminación nocturna de los comercios, que cree que “no tendrá repercusión aquí en el centro”, aunque sí reconoce que quizá en los barrios “dé más sensación de oscuridad en zonas poco transitadas”, lo que puede llevar a la gente a “no pasar por ahí”.  


En todo caso, este comerciante pucelano confía en que lo estipulado en el Real Decreto suponga ese ahorro del 15 por ciento que anunció el Gobierno, porque “para eso han estudiado las medidas”. Además, señala que aunque en las propias tiendas pueda parecer poco ahorro, “son muchos poquitos y si multiplicas el ahorro por los cientos de comercios que hay en España, entre la luz y el aire acondicionado, sobre todo de las grandes superficies, algo tendrá que notarse”, concluyó.