CCRL y Nós instan a las localidades Zamora, Salamanca y León a sumarse mañana al toque de campanas por la España Vaciada

La iniciativa, que dará inicio a las doce del mediodía, coincide con el segundo aniversario del movimiento.

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Campanario



Desde las asociaciones Colectivo Ciudadanos del Reino de León (CCRL) y Nós Terra Maire, integrantes del movimiento de la España Vaciada, se emplaza a las localidades de Salamanca, Zamora y León a unirse al toque de campanas promovido para este miércoles, 31 de marzo, a las 12:00 horas, a iniciativa de la Coordinadora nacional de la España Vaciada, que con ello quiere reclamar un futuro digno para la España Vaciada, coincidiendo con el segundo aniversario del inicio de dicho movimiento, que fructificó en una manifestación masiva en Madrid en 2019.


Se trata de una iniciativa que busca dar un toque de atención sobre la difícil coyuntura en la que se hallan las tres provincias de la Región Leonesa y otras de España, con un medio rural con su continuidad amenazada ante la falta de relevo generacional derivado de la emigración a las ciudades de sus jóvenes. Un hecho que estaría relacionado en algunos casos con la falta de unas buenas condiciones en telecomunicaciones que les permitan desarrollar un proyecto laboral en sus localidades, a lo que habría que sumar otras cuestiones como una cobertura sanitaria, educativa o de servicios sociales en las áreas rurales manifiestamente mejorable.


RECLAMO POR EL FUTURO DEL MEDIO RURAL

Por ello, desde CCRL y Nós instan a que las localidades de la Región Leonesa (cuyas iglesias pertenecen a las Diócesis de Ciudad Rodrigo, Salamanca, Zamora, León, Astorga y Plasencia), se unan a las de otras zonas de España tañendo las campanas este miércoles, 31 de marzo, a las 12:00 horas, en señal de reclamo por el futuro del medio rural.


Antaño las campanas en los pueblos cumplían una importante función marcando el ritmo de la vida de sus habitantes. Por la mañana, apenas anunciada el alba, su recio y musical sonido despertaba y ponía en pie a los vecinos que se apresuraban a sacar sus animales que iban a pastar a los campos y ellos se dirigían después a labrar la tierra, cosechar, segar y otras tareas. 


Sonaban las campanas de nuevo por la tarde cuando regresaban los ganados.


Tañían las campanas para llamar a misa, para alertar de los incendios, para llamar a concejo y hacer trabajos comunales. Encordaban para informar de los fallecimientos. También repicaban con alegría los días de fiesta.


De este modo las campanas marcaban los horarios y la vida de los pueblos. Informaban, compartían penas y alegrías. Las campanas hablaban.


El próximo 31 de marzo las campanas de los pueblos volverán a tocar. Pero esta vez no hablarán. Gritarán. 


Gritarán por la España Vaciada. Tañerán al unísono en miles de pueblos de España. Esos pueblos olvidados, para que todos oigamos su voz. Para decirnos que están ahí, que no quieren morirse. Para pedir al gobierno y a las instituciones autonómicas que pongan medidas reales para garantizar servicios básicos que eviten la despoblación y garantizar unas condiciones de vida dignas. Para que se favorezca la instalación de empresas que creen puestos de trabajo, para que se invierta en mejorar las comunicaciones, las vías de transporte, el acceso a internet. Para que se garantice el acceso a la educación. Para que los habitantes que todavía resisten no tengan que emigrar a las ya en exceso densas ciudades. Para que se cumpla el derecho constitucional a la igualdad de oportunidades. Para que esta España pueda continuar viva.


Este 31 de marzo las campanas de nuestros pueblos gritarán con voz desgarrada. Gritarán para romper las cadenas forjadas hace ya mucho tiempo, engrosadas con el abandono, los prejuicios y la apatía frente a la situación de los pueblos de nuestro país. 


El día 31 gritarán pidiendo que se nos escuche, que no caigan nuestras palabras en el olvido.