El cierre de la hostelería no ha podido acabar con el típico desayuno de los domingos en Zamora. Los churros y las porras para cerrar la semana parecen estar por encima de cualquier normativa, y así lo han demostrado los vecinos, capaces de esperar largas colas con tal de hacerse con su habitual desayuno dominical.
Una tradición la de los churros que comenzó allá por el siglo XIX en Madrid. Desde entonces, se ha ido extendiendo por el resto del territorio nacional, conviertiéndose prácticamente en religión para muchos. Es por eso por lo que, a pesar del frío, el Covid y demás dificultades, las churrerías de Zamora parecen seguir 'teniendo cuerda para rato'.