Nestlé ya ha invertido 1,5 millones de euros en los 26 agricultores, 23 de Castilla y León y tres de Navarra, con los que trabaja dentro de su programa de agricultura regenerativa desde 2022 y prevé alcanzar los tres millones totales de inversión para 2027. En total, representan cerca de 5.000 hectáreas de cultivo de cereales donde ya se aplican estas prácticas.
Como resultado del trabajo realizado, la firma prevé que, con la cosecha que se iniciará en las próximas semanas, todo el cereal que se utiliza para la elaboración de papillas infantiles Nestlé que se comercializan en España y se elaboran en la fábrica de La Penilla de Cayón (Cantabria) ya provenga de las prácticas de agricultura regenerativa desarrolladas por este conjunto de agricultores. En concreto, representan unas 20.000 toneladas de grano de cereal que incluye trigo, avena y cebada.
"En Nestlé, estamos comprometidos con ofrecer productos que no solo sean nutritivos, sino que también se alineen con nuestros objetivos de sostenibilidad. La implementación de prácticas de agricultura regenerativa en la producción de cereales para nuestras papillas infantiles es un paso fundamental hacia un futuro más responsable”, destacó Juan Borrell, director de Nutrición Infantil de Nestlé España.
Desde 2022, Nestlé y Fundación Global Nature promueven una serie de medidas en las explotaciones agrarias con las que colabora con el objetivo de fomentar la calidad y salud del suelo, a la vez que se apuesta por reducir la huella de carbono y fomentar la biodiversidad. De esta manera, desde el inicio del proyecto se calcula que ya se han disminuido en un 40 por ciento de media las toneladas de dióxido de carbono emitidas a la atmósfera.
Para conseguirlo, los agricultores están desarrollando diferentes prácticas entre las que destacan, entre otras, la siembra directa. De esta forma, el agricultor siembra la semilla directamente sin arar la tierra, lo que favorece el incremento de la materia orgánica en el suelo y, en consecuencia, mejora su calidad y su capacidad de respuesta frente a fenómenos climáticos adversos, otorgándole mayor resiliencia climática al cultivo.
También se apuesta por la agricultura de precisión, que permite a los agricultores optimizar el uso de insumos. Mediante tecnologías como la teledetección se pueden conocer las necesidades reales de nutrición nitrogenada de los cultivos, así como las características y variabilidad del terreno dentro de la parcela con el fin de aplicar diferentes cantidades de abono en función del potencial productivo del suelo. De esta manera, se reduce la fertilización química. Además, se están usando estaciones meteorológicas de alerta de enfermedades para, en función del riesgo, controlarlas en el momento adecuado.
Por otro lado, se está fomentando la rotación de cultivos al mismo tiempo que se integran los cultivos de leguminosas en la rotación. Así, los agricultores alternan el cereal con las legumbres para aprovechar la capacidad de estas últimas para fijar nitrógeno atmosférico en el suelo y beneficiar al cereal en la siguiente cosecha. Asimismo, se impulsa el uso de bioestimulantes que actúan mejorando la eficiencia en el uso de nutrientes, a la vez que favorece el crecimiento y desarrollo de las plantas y contribuye a reducir la necesidad de fertilizantes químicos.
Los técnicos de FGN, con el apoyo de Nestlé y los agricultores, también evalúan la biodiversidad asociada a las diferentes prácticas de agricultura regenerativa con el fin de entender su impacto en la calidad del ecosistema agrario. Para Maite Llorens, técnica de FGN y responsable del proyecto, “las prácticas de agricultura regenerativa son clave para mejorar la calidad y salud del suelo, así como para optimizar la gestión de los recursos”.
“Todo ello contribuye a una producción de cereales más eficiente y sostenible a largo plazo. Además, la agricultura regenerativa representa una parte fundamental de la solución frente a la crisis climática y la pérdida de biodiversidad. La ciencia y la tecnología juegan un papel esencial, ya que facilitan la adopción de estas prácticas, mejoran su eficacia y permiten adaptarlas a distintos contextos agrarios”, concluyó.