En este sentido, según un comunicado recogido por la Ical, se asegura que “la cobarde decisión de la Junta de abandonar Villalar, retirando su apoyo y dejando sin garantías la celebración, es un intento descarado de vaciar de contenido político y social la fiesta más importante del pueblo castellano”. Además, considera que forma parte de una "estrategia planificada por la ultraderecha para silenciar nuestras raíces, desmovilizar a la juventud, criminalizar el castellanismo y convertir el 23 de abril en un simple trámite folclórico sin alma, ni sentido”.
A su vez, considera que “intentar” trasladar el epicentro festivo a las ciudades de Castilla y León, “con un gasto de millones de euros en conciertos sin arraigo ni contenido reivindicativo, es un claro ataque a la identidad del pueblo castellano y una burda operación de lavado cultural”.