FITECU: Universidades y empresas alertan sobre la posible “deshumanización” de la tecnología que “debe ser efectiva y afectiva”

Investigadores de UVa, IRI y UDIT y responsables de Amazon España también advierten sobre el riesgo del exceso de regulación: “Hace que vayamos mucho más lentos”.
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Investigadores y responsables de universidades, centros de innovación y empresas de España alertaron hoy sobre la posible “deshumanización” de la tecnología porque su desarrollo pueda implicar un menor contacto humano entre los usuarios, por lo que coincidieron en señalar que avances como los robots sociales deben ser “efectivos y afectivos”.



Así se apuntó durante el desarrollo de la mesa ‘Integración de la robótica cognitiva y social, asistentes de voz, IA aplicadas a la salud y los cuidados’, en la que participaron el director de Instituto Robótica e Informática Industrial, Guillem Alenya; el country manager de Alexa en España, Andrés Pazos; el director del Campus de Tecnología, Innovación y Ciencias Aplicadas de UDIT, Javier Pascual Soriano; y el catedrático de la Universidad de Valladolid Eduardo Zalama.


Pascual fue el más contundente al advertir que la democratización de la tecnología, “necesaria, puede deshumanizar”. En ese sentido, advirtió que “la robótica no solo tiene que ser efectiva, sino afectiva”, y que esto “lo tenemos que tener bien claro los que estamos desarrollando esta tecnología”.


Coincidió con esta perspectiva Andrés Pazos al recordar que “la tecnología está para apoyar y ayudar” pero que no deja de ser “un complemento” al cuidador y una herramienta para “dinamizar” las interacciones sociales de los usuarios, por norma general personas mayores o en situación de dependencia, a las que hay que “ayudar a conectar”.


También, Alenya enmarcó su discurso en esta línea al manifestar que “la tecnología puede ser usada para el bien o para el mal y no se trata de no desarrollarla sino de usarla bien”, aunque también apuntó otros dos riesgos en su desarrollo. Por un lado, las “altas expectativas” generadas y, por otro, la “sobrerregulación”, que explicó que “hace que vayamos mucho más lentos” con hasta entre seis meses y un año de espera para conseguir los permisos de la Comisión Ética.


En estos dos riesgos incidió también Zalama además de apuntar los técnicos por “falta de madurez de la tecnología”, los derivados de la “falta de aceptabilidad” de usuarios y cuidadores, los de privacidad, costo y sostenibilidad y, por último, los de normativa, a la que pidió “ser bien clara, definida y que no limite la experimentación”.


Investigación centrada en el usuario

Antes de esta reflexión, la mesa comenzó precisamente con la intervención de Zalama, que definió a los robots sociales como “un elemento con capacidad de interacción y cierto comportamiento humano”, y consideró como aspectos a tener en cuenta “la percepción, la cognición y la acción” del robot.


En ese sentido, sostuvo que “la inteligencia es capaz ya de reconocer el diálogo” como un avance de la tecnología a través de la inteligencia artificial, que “va a acelerar los desarrollos”, aunque recordó que para temas de acción y manipulación compleja por parte de los robots “van a pasar varios años”. En todo caso, consideró que “uno de los grandes retos va a ser combatir la soledad” desde la investigación “centrada en el usuario” y que, por lo tanto, “no se puede hacer en laboratorio”.


Suscribió esta idea Guillem Aleyna, que sumó que “hay un montón de tecnología que está ahí pero todavía hay agujeros”, para lo que propuso la participación de la academia tras fijarse en la ausencia de “personalización y explicabilidad”, para entender, en este último caso, por qué un robot actúa de una manera determinada.


Contó ahí la iniciativa ‘Labora’, que se desarrolla en Cataluña, para “sentar a todos los agentes implicados y explicar las soluciones que van a estar al alcance de todos, a seis meses y dos años vista”. Por último, consideró que “el robot multifunción que esté en todas las casas va a tardar, pero a corto plazo veremos robots con tareas más concretas pero útiles para la sociedad”.


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IA “transparente y mimetizada”

Desde Amazon España, Andrés Pazos consideró que actualmente “están confluyendo muchos factores que van a afectar a la revolución, porque llega a toda la sociedad” y, por ello, “hay que estar pendientes” ante la velocidad de los avances, pese a que “a nivel de uso, estamos todavía muy al principio”.


No obstante, consideró que la inteligencia artificial debe ser “muy transparente” y, en su aplicación al nivel de los cuidados, y poniendo como ejemplo a Alexa, aseguró que “vamos a ver asistentes conversacionales mucho más naturales y abiertos con las herramientas predictivas”.


Por último, en relación a la personalización de los robots, avanzó el desarrollo de las experiencias “muy personalizadas” y consideró que la IA comenzará a funcionar como “un cerebro en el hogar” y, por ello, insistió en la necesidad de transparencia en el desarrollo de estos sistemas.


Por su parte, Javier Pascual describió que “lo que siempre pide el usuario” es que la tecnología esté “mimetizada” con el entorno y que, especialmente las personas mayores, puedan tener acceso a medición para los cuidados “en su ropa del día a día, y no con collares que no son naturales a su uso”.