FITECU: Japón, Singapur y Escocia apuntan a la tecnología y el “trabajo en comunidad” para acabar con la soledad no deseada en el medio rural

Expertos gubernamentales de los tres países señalan al monitoreo remoto a través de los avances tecnológicos como un modo de lograr mejorar los cuidados de las personas dependientes.
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Expertos en la aplicación de nuevas tecnologías al servicio de los cuidados de Japón, Singapur y Escocia apuntaron hoy al uso de estos avances y al “trabajo en comunidad” como aspectos esenciales para acabar con la soledad no deseada en el medio rural, que supone un reto para autonomías despobladas como Castilla y León.


De hecho, la técnico de la Corporación de Bienestar Social de Gunmo-Japón, Mónica Mizuno, refirió que en su país, dentro de las zonas rurales, “se trabaja mucho en comunidad” como red de apoyo y de atención ante situaciones de emergencia que pueda vivir la población mayor: “El vecino está pendiente del que vive junto a él”.


También insistió en la importancia de la comunidad la directora adjunta de Scottish Care, Karen Hedge, dado que es el foco de atención en “los lugares donde viven pocas personas”, especialmente ante la actual “escasez de profesionales preparados”, que no obstante también se suple con “tecnologías de monitoreo remoto”.


Algo que se utiliza en Singapur, como apuntó el director de la División de TI, Innovación y Digitalización de la Agencia para la Atención Integrada del Gobierno de Singapur, Mohamed Farouk Bin Mohamed Ismail, bajo el prisma de que esta tecnología también es “clave para reducir la soledad no deseada de quienes viven solos en sus casas”, al permitir contacto digital con personas de los servicios sociales gubernamentales.


Reflexiones que se hicieron durante la segunda jornada de la Feria Internacional de Innovación y Tecnología al Servicio de los Cuidados dentro de la mesa de experiencias ‘Hacia donde se proyectan las políticas públicas de cuidados a nivel internacional’, moderada por la gerente de Servicios Sociales de la Junta, Esperanza Vázquez.


La mesa comenzó con la intervención del director de operaciones de la Red Iberoamericana de Envejecimiento Activo y Saludable, Ángel Barrera, que apostó por “impulsar modelos de atención que permitan una vida independiente y de envejecimiento activo” para los usuarios.


En su intervención, Barrera consideró que para ello es necesario establecer “una red amplia de muchos países con realidades diferentes pero con el deseo de avanzar en los modelos de cuidados más especializados”, para converger, pese a las “diferencias” entre los modelos latinoamericanos y europeos y entre sí, y “aprender buenas prácticas tanto en atención como en prevención”. Y es que “todos debemos avanzar de forma conjunta en la transformación hacia un mundo con más y mejores cuidados”.


Algunas de esas buenas prácticas fueron compartidas también por los responsables de cuidados y envejecimiento activo de Escocia, Singapur o Japón presentes en Fitecu. Mizuno, desde el país nipón, señaló que para llegar “al lugar más lejano para que esa persona pueda recibir el mismo tipo de cuidado que una persona que vive en la ciudad”, se establecen “encargados por sector para verificar cómo vive un ciudadano” y, con esos datos, apoyados ahora por la tecnología, se establecen “redes de apoyo” dentro del “sistema obligatorio para servicios de cuidado a largo plazo”.


Mientras, Mohamed Farouk Bin Mohamed Ismail apuntó que el primer caso es “cambiar la narrativa” para que el envejecimiento se vea “desde el punto de vista positivo”, junto al programa nacional de envejecimiento activo que se desarrolla “en cada área” con centros que proporcionan “servicios para los mayores, tanto para la socialización como a través de la tecnología para que quieran participar en las actividades”.


Por su parte, en Escocia, el objetivo es que “las personas pueden decidir si acceder a la atención o el apoyo” para que “si vives en una remota isla, puedas tener los mismos cuidados que si vives en una gran ciudad”, como señaló Karen Hedge. Todo ello a través de un proyecto de ley que se está debatiendo en estos momentos y que “analiza la situación y establece normas y estándares de datos, que necesitan permisos, pero sitúan a la persona en el centro”.


El reto de la generación ‘baby boomer’

En cuanto al reto de la llegada a la vejez de la generación ‘baby boomer’ y el esfuerzo de financiación que supone para los países, Barrera recordó que en Latinoamérica existe una “gran diversidad territorial” que no evita que “toda la región va a envejecer a la vez con sistemas no tan desarrollados como en otras zonas”, lo que “exige una homologación y la unidad en red, con todas las aportaciones para afrontar un gran reto tanto en financiación como en implantación de la tecnología”.


Por su parte, Mizano explicó que en Japón “ya se trabaja en que la población envejecida no pierda sus capacidades” porque se trata de un país que ya en la actualidad cuenta con “más de 92.000 personas con más de cien años”, por lo que se crean centros de día y actividades para que “el adulto mayor pueda acceder” con una financiación que parte del Gobierno para que “las instituciones vayan adaptándose a la nueva tecnología en los cuidados”.


Desde Singapur, Mohamed Farouk Bin Mohamed Ismail señaló que para enfrentar “el reto del bienestar de la población mayor”, la tecnología es “indispensable” y el objetivo ahora es “humanizarla para que sea aceptable para las personas mayores”. Un esfuerzo en el que está inmerso el Gobierno de Singapur con la financiación de “los programas de incorporación de datos para el envejecimiento activo a través de la tecnología”.


Finalmente, Karen Hedge apuntó que en Escocia, el reto está en “compartir los datos y las buenas prácticas para aplicarlas”, porque “la tecnología ya está desarrollada” y ahora el objetivo está en “democratizarla”, haciendo comprender a la ciudadanía que “el retorno es social”.