El pasado sábado, León fue testigo de la I Final Internacional de Ajedrez de Pequeños Gigantes, un torneo que reunió a los 32 mejores equipos escolares de España, Noruega y Polonia. Entre los competidores destacaron seis colegios de la provincia de Zamora: Corazón de María, Juan XXIII, La Candelaria, La Milagrosa, Ntra. Sra. del Rocío y el Jacinto Benavente.
Aunque el día empezó complicado para todos ellos, con derrotas en las primeras rondas, el equipo del CEIP Jacinto Benavente, un pequeño colegio público de Zamora con solo 80 alumnos, protagonizó una historia digna de las mejores leyendas. Formado por tres jóvenes jugadores —Diego, Juan y Blanca— que defendían el honor de su colegio sin margen de error, el equipo mostró una resiliencia y talento excepcionales. Un torneo lleno de giros emocionantes Tras una derrota inicial frente al fuerte Colegio Corredera de Drasanvi (León), los zamoranos se recuperaron con una impresionante racha de victorias contra grandes rivales: Ntra. Sra. del Rocío (Zamora), CEIP Marqués de Valdecilla (Cantabria), Colegio Sagrada Familia (Cantabria), y Colegio Jesús y María (Valladolid).
En la sexta ronda, el Jacinto Benavente se enfrentó al líder del torneo, el Colegio Dominicas (Asturias). En una partida muy igualada, un error con un alfil les costó la victoria, dejándoles sin margen de fallo para la última ronda. Sin embargo, con una impresionante victoria frente al CEIP Kantika (Valladolid), lograron avanzar como segundos de grupo a los cuartos de final. El Armagedón: una batalla hasta el último movimiento
En cuartos de final, el formato Armagedón —donde las negras pasan de ronda en caso de empate— puso a prueba la estrategia y los nervios del equipo. Frente al poderoso Colegio Cumbres (Cantabria), los zamoranos se encontraron a un solo movimiento del jaque mate. Pero los cántabros, con una defensa impecable, provocaron un jaque perpetuo que forzaba las tablas. Fue entonces cuando los jóvenes del Jacinto Benavente tomaron una decisión valiente: sacrificaron una torre para deshacer el jaque perpetuo, manteniendo viva la partida aunque en desventaja.
La partida continuó con un intercambio de piezas y un tenso avance de peones, pero finalmente las tablas prevalecieron. Al ser las negras las que pasaban en caso de empate, el sueño del Jacinto Benavente de alcanzar las semifinales quedó truncado. Un 7º puesto con sabor a victoria Aunque no lograron avanzar más allá de los cuartos de final, el Jacinto Benavente obtuvo un extraordinario 7º puesto entre 32 equipos internacionales, dejando una huella imborrable en el torneo.
Su espíritu de lucha, creatividad en el tablero y capacidad para superar las adversidades se convirtieron en inspiración para todos los asistentes. “No ganamos la copa, pero demostramos que con esfuerzo y valentía, un pequeño equipo puede ser gigante,” comentó Diego, uno de los integrantes del equipo, tras el torneo. El Jacinto Benavente regresa a Zamora con la cabeza en alto, confirmando que los grandes logros no siempre se miden en trofeos, sino en la pasión y el corazón que se pone en cada movimiento.