El Colegio de Valladolid, Palencia y Zamora avisa de que las subidas de impuestos pueden provocar una desaceleración económica y pide decisiones "valientes"

Castilla y León seguirá creciendo pero debe reducir el déficit público y priorizar el pago de la deuda, según los economistas.
|

Tasa universitaria y ahorro


La economía de Castilla y León seguirá creciendo pero debe “focalizar su atención en corregir los desequilibrios de déficit público”, aminorando el gasto público que no aporta valor, y centrar la atención en la devolución de la deuda, según informan desde el Colegio de Economistas de Valladolid, Palencia y Zamora y su Servicio de Estudios Económicos de Castilla y León (Ecova Estudios). 


En un comunicado, el director del mismo, Juan Carlos De Margarida señaló que “existe una actividad económica sólida en Castilla y León, donde la demanda interna (consumo hogares) y la externa (exportaciones) están funcionando al unísono y generando sinergias". Esto, explicó, hace que la economía presente una relación “relativamente buena” con el resto de comunidad, algo que atribuyó a la fortaleza del sector servicios y a una industria agroalimentaria “determinante” para el crecimiento económico a corto y medio plazo.


De la misma forma, el informe avisa de que las subidas de impuestos progresivas pueden provocar una desaceleración económica “de inicio lento con consecuencias negativas a medio plazo”. "Las decisiones en política fiscal son un ejercicio de responsabilidad y de sentido común que afectan a la política económica y por tanto al Estado del Bienestar de los ciudadanos. Por ello, se deben tomar decisiones valientes y consensuadas al objeto de garantizar un crecimiento sostenido y equilibrado en el tiempo, puesto que hemos pasado de la incertidumbre de una desaceleración económica a la certidumbre de un crecimiento con muchas sombras”, añade.


Igualmente, enfatiza que “el déficit estructural está desproporcionado" y que se necesita hacer una auditoria y un “examen de conciencia” e identificar los gastos estructurales que no debían de haber dejado de ser coyunturales y eliminarlos en su totalidad. Además, considera que “la estabilidad presupuestaria y la responsabilidad fiscal deben de hacerse a costa del coste político". "Se necesita sentido común y valentía. Hay que dejarse de promesas y pasar a la acción sin titubeos ni dilaciones. El orden presupuestario debe prevalecer”, asevera.


Finalmente, De Margarida reseñó que “el retraso de los fondos europeos, que a su juicio no llegan al sector empresarial “con la celeridad que se precisa por la falta de criterios y de transparencia” en la ejecución, hacen peligrar la innovación y la competitividad empresarial y, por tanto, el crecimiento y la estabilidad económica del país.