El zamorano Luis Santamaría participa en la Feria del Libro de Lisboa para hablar sobre sectas

​En la actualidad, “gracias a Internet, no importa el lugar donde esté una secta, ya que puede acceder a cualquier persona en cualquier lugar”, afirma.
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El investigador Luis Santamaría del Río, uno de los miembros fundadores de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), participó en la presentación de un nuevo libro sobre el fenómeno sectario en la 94ª Feria del Libro de Lisboa, el mayor evento de estas características en Portugal, que entre el 29 de mayo y el 16 de junio reúne a cientos de expositores en el Parque Eduardo VII de la capital lusa.


Santamaría acudió a la Feria invitado por António Madaleno, el autor de O universo das seitas destrutivas, publicado este mes de mayo por Arena (un sello editorial de Penguin Random House). En la tarde del jueves 30 de mayo, el investigador español acompañó al autor para presentar su nuevo libro, que está teniendo una amplia aceptación en la sociedad portuguesa.


Unos meses antes, Santamaría había publicado una pequeña obra en portugués, titulada Seitas: mito e realidade, que cita António Madaleno en las primeras páginas de su libro, señalando que las investigaciones del español indican que “más del 2 % de los portugueses pertenecen a este tipo de grupos, lo que representa más del doble del porcentaje de otros países europeos”.


El peligro de alertar sobre las sectas

Ante un nutrido público, Luis Santamaría destacó, en primer lugar, el título del libro de Madaleno, señalando que “las sectas no son sólo algo actual, sino que conforman todo un universo”. Por eso, agregó, “es imposible contarlas. En Portugal, como en España, hay multitud de pequeños grupos que pasan desapercibidos”. Además, en la actualidad, “gracias a Internet, no importa el lugar donde esté una secta, ya que puede acceder a cualquier persona en cualquier lugar”.


El investigador español explicó que António Madaleno “ya había escrito un libro sobre los testigos de Jehová, desde su experiencia personal, algo que a veces supone ser denunciado por una organización que quiere acallar las voces críticas. O, en realidad, las voces que cuenten la verdad de lo que pasa”. Con su nueva obra, “al dar el paso de escribir un libro sobre las sectas en general y nombrar algunas de las más importantes, António se está metiendo en problemas”.


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Por ello, Santamaría quiso “reconocer públicamente su valentía” al autor portugués, subrayando que “ni él ni yo somos ‘antisectas’, como hábilmente propagan las propias sectas para imponer su visión de las cosas, en un discurso dialéctico en el que quieren mostrarse como las víctimas de una campaña de odio y difamación”. La labor de los investigadores y divulgadores no es difamación: “estamos contando esa parte de la realidad que ellos quieren ocultar, porque su principal arma es el engaño. Sí: el engaño y la desinformación”.


Las víctimas, en el centro

El integrante de la RIES también explicó la clave más humana de la divulgación sobre el fenómeno sectario. Para él, “los libros, los reportajes en los medios de comunicación, las investigaciones… no deben hacernos perder de vista que en el centro deben estar, siempre, las víctimas”. Y aclaró que esa centralidad debe entenderse en un doble sentido: “tanto para ayudar a los que salen de una secta con un daño sufrido grandísimo, como para orientar a las familias afectadas, que no saben qué hacer para ayudar a su ser querido”.


En este sentido, y sabiendo que entre el auditorio se encontraban algunos profesionales del Derecho y la Psicología, Luis Santamaría afirmó que “necesitamos servicios de ayuda para estas personas, y las administraciones públicas tienen que responsabilizarse de ello”, recordando que “Portugal es un país especialmente afectado por el fenómeno de las sectas”, con un significativo 2 % de la población.


Siguiendo con esta argumentación, el investigador español destacó que “António Madaleno ha dedicado la mitad de su libro a hablar de las víctimas, de lo que sucede tras la salida, de la prevención social necesaria”. De esta forma, terminó su intervención agradeciendo al autor su nueva obra, “un libro importante y necesario. Yo diría, sin exagerar, que es un libro imprescindible”.