La realidad de las mujeres en la otra parte del mundo

La fotógrafa segoviana María Rosa de las Heras lleva hasta su ciudad natal la “cruda realidad” de las niñas y mujeres de la India en formato fotográfico
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María Rosa de las Heras, natural de Segovia, ha utilizado sus conocimientos fotográficos para plasmar la vida de la India, especialmente, de las mujeres y las niñas que, según afirma, “viven una cruda realidad”, muy distinta a la que “estamos acostumbrados a ver”. En este sentido, a través de su exposición ‘Épica’ ha transportado sus vivencias durante un viaje al país asiático, que duró aproximadamente un mes, para dar a conocer en la Casa de la Lectura de Segovia, cómo es el trato que recibe este colectivo de la sociedad “mucho peor considerado” que en España.


La segoviana, nacida en el barrio del Cristo del Mercado, lleva dedicada profesionalmente a la fotografía desde hace algo más de una década, después de decidir abandonar su primer puesto de trabajo, que llevaba ocupando 30 años. Para especializarse en esta nueva rama, estudió el Grado Superior de Fotografía y los estudios de profesional en Madrid, donde tuvo la oportunidad de conocer a distintos especialistas en esta área. Se trata de un gusto que ya arrastraba desde pequeña, etapa en la que recuerda ir siempre acompañada de una cámara con la que hacía fotos con carrete, considerándolo “una manera de dejar testigo de tu vida en este mundo”.


Tras muchos años fuera de casa, la fotógrafa decide volver a su ciudad natal, para instalarse en el municipio de Navas de Riofrío, recordando que Segovia siempre ha sido una ciudad que ha mantenido presente en cada uno de sus viajes y, en el tema de fotografía, se considera embajadora de “los detalles de la ciudad y de su entorno”, que tanto admira.


Trayectoria profesional

Más de una década dedicada a la fotografía ha permitido a María Rosa conseguir diferentes retos en el ámbito profesional. Entre ellos, recuerda los tres cursos que estuvo en el Palacio Quintanar de Segovia, donde pudo hacer el taller de proyecto fotográfico. Una vez asentada en Segovia, señala haber vivido momentos “especiales” de la mano de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, de la que forma parte, como cuando recibió la mención de honor por la muestra ‘Ángela y el Alzheimer’, un trabajo de seis fotografías que hizo a su madre. De este momento, recuerda haberlo pasado “muy mal” seleccionando las fotografías, pero asegura que lo vivió como una lanza a favor de los enfermos de Alzhéimer y dar a conocer que “aunque ellos nos hayan olvidado, nosotros no lo hemos hecho”.


Por otra parte, recuerda con cariño su participación en el concurso ‘Caminos de Hierro’ de Renfe, en el que salió clasificada con su obra basada en un chico barriendo una estación de trenes, entre la participación de más de 30 países y 3.000 fotografías. En este sentido, reconoce que, para hacer una fotografía, necesita que lo fotografiado le haga sentir algo: “No suelo hacer demasiadas porque me gusta pensar que es lo que quiero mostrar”. Así, explica que su mayor gusto lo dedica al retrato de personas, así como al fotoperiodismo, a “hacer un trabajo por un motivo”.


Exposición ‘Épica’

Estando en Segovia, la fotógrafa recuerda que la localizaron para presentar un libro sobre una casa de acogida y unas niñas que habían hecho un libro de fotografía en la ciudad de Calcuta. Entonces, cuenta como seleccionó unas fotos y quedó para presentar el libro y explicar las fotografías que “había considerado más interesantes”. Justamente después de terminar la presentación, preguntó si podía ser ella quien, en persona, diese una clase de fotografía en dicha casa de acogida y, aunque al principio surgieron las dudas, finalmente “conseguí siete cámaras fotográficas digitales”, que pudo llevar hasta la India. Este acontecimiento es la primera foto que marca la exposición ‘Épica’, en la que quedan retratadas las niñas con las cámaras de fotos durante sus clases de fotografía.


En este sentido, ‘Épica’, que sale a la luz por primera vez, es el resultado de muchas fotografías que María Rosa hizo en la India, país en el que estuvo durante 20 días, recorriendo la ciudad de Calcuta, y otra semana más entre Delhi y Agra. A su vuelta, quiso mostrar al mundo su trabajo, recogido en el proyecto que porta el mismo nombre que la exposición. Entonces, en la Casa de la Lectura le dieron la posibilidad de seleccionar algunas de sus obras “basándonos en la niña y en la mujer para inaugurarlo el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer”, estando abierta al público en este espacio de la capital segoviana hasta el próximo 27 de abril.


En ese momento, recuerda cómo decidió seleccionar una serie de imágenes “con el hilo conductor de mostrar cómo es la vida de las mujeres en la India” y las historias que tenía sobre las fotografías realizadas. 


Considera que “para mucha gente puede que no sean fotos bonitas”, ya que te muestran una vida “a la que no estamos acostumbrados a ver”. Por ello, el principal objetivo con el que María Rosa accede a exponer sus fotografías, es mostrar una realidad que existe a 12 horas de avión y a la que, considera, “no podemos dar la espalda”. Así, quiere mostrar que “la situación de la mujer en el mundo es muy dura, y en la India aún más”, asegurando que en el momento en el que realizó las fotos, “me quedé petrificada cuando las mujeres me contaban la historia”, haciendo una mención especial al momento retratado de una cocinera a la que su marido le echó ácido para repudiarla, o una mujer que dio a luz en la calle y no le iba a poner nombre “porque no sabían si iba a llegar a vivir tres meses, para no recordarla”.


Estas historias y muchas más, se esconden tras las 29 fotografías expuestas, de las cuales 25 son imágenes y cuatro son paisajes, como la del monzón que casi acaba con su vida “en la que me santigüé y guardé el material para ser recordada”. Para su mejor comprensión todas ellas se encuentran acompañadas de carteles en las que se muestra una pequeña explicación de la situación en la que se han hecho, con el propósito de “abrir los ojos y darnos cuenta de lo bien que vivimos”, en un país en el que, asegura, “abrimos el grifo y tenemos agua, estamos malos y tenemos hospitales a los que acudir, además de una cama en la que dormir cada día”. En este sentido, asegura que la acogida del público “me ha sorprendido”, ya que más de una decena de visitantes le ha hecho llegar a su casa, a través de una carta, su grata opinión sobre una muestra que acogen como “diferente y fuera de lo habitual”.


Proyectos futuros

Una vez finalice la estancia de ‘Épica’ en la Casa de la Lectura de Segovia, la intención de la autora es darla a conocer en el entorno de Castilla y León “para darle amplitud a la Comunidad” y poderla exponer en otras provincias como Valladolid, Palencia o Burgos, porque en lo que más interés tiene es “que se conozca más allá de Segovia”.


Por su parte, como parte de futuros proyectos, la Real Sociedad Fotográfica contactó con ella para hacerle llegar la noticia de que uno de sus trabajos sobre pueblos en marcha había sido seleccionado, “un trabajo sobre una persona joven, menor de 30 años, que vive en Palazuelos de Eresma”, con el que María Rosa pretende contar su vida y su historia, y conocer el por qué de seguir viviendo en el pueblo. Se trata de un proyecto que ha quedado en la sexta posición, de entre muchos trabajos presentados, por lo que próximamente estará disponible para su visita en distintos lugares de la provincia de Segovia, además de en el resto de pueblos seleccionados.


Por último, junto con dos compañeras, su hija y una persona mayor de 70 años, trabaja activamente en la próxima exposición de la muestra ‘Tres miradas, Cuba’ que ya estuvo expuesta en Segovia durante los meses de agosto y septiembre de 2023. En este sentido, la fotógrafa señala que va a estar disponible en el espacio de B The Travel Brand de Madrid a partir del 18 de abril y lo considera como “una gran oportunidad de dar a conocer estas obras en la capital”. La muestra, que da a conocer las miradas de las tres mujeres sobre Cuba, en sus respectivos viajes a este país, es el resultado de una selección de fotografías que las tres han juntado para sacar “las tres miradas” con las que han captado la vida de este lugar.