"El primer Museo sin Hogar del Mundo"

La exposición, que permanecerá en Valladolid hasta el 19 de marzo, busca dar voz y visibilizar el día a día de las personas que viven esa situación de exclusión.
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El claustro de los Agustinos Filipinos acoge hasta el próximo 19 de marzo la exposición ‘Museo sin Hogar. Esperanza sin cobertura’, que nace como respuesta ante “una realidad lacerante de nuestra sociedad”, en palabras del delegado Episcopal de Cáritas Diocesana de Valladolid, José Colinas. La muestra busca dar voz y visibilidad a la vida y el día a día de las personas que viven esta situación de exclusión, y como explicó el educador del Programa de Personas Sin Hogar de Cáritas Diocesana de Valladolid Alberto Díez Domínguez, “es el primer museo del mundo hecho por y para las personas sin hogar”.



“Somos personas. Somos personas con un corazón que siente, padece y se alegra. Sentimos todas y cada una de tus miradas. Todas y cada una de tus palabras. A veces duelen y a veces reconfortan. Acércate. Pregúntame. No soy ni más ni menos que una persona”, señalan en uno de los textos que acompañan las 23 piezas expuestas.


“Los museos se encargan de guardar cosas bellas y valiosas. En Cáritas pensamos que nuestros voluntarios, nuestros recursos, nuestros técnicos y sobre todo nuestros participantes son bellos y valiosos. Por eso hemos hecho este museo. Podíamos haber hecho una exposición o un catálogo, pero pensábamos que nuestra gente merecía algo que guarde la belleza y el valor de nuestra gente, de las personas sin hogar. El resultado es un museo que derrocha belleza por los cuatro costados”, afirmó Díez.


En declaraciones recogidas por Ical, la voluntaria del Programa de Personas Sin Hogar de Cáritas Diocesana de Valladolid Noemí González Cuesta explicó que 120 personas han trabajado en este proyecto, de las cuales medio centenar son personas sin techo. “Lo más difícil ha sido definir qué queríamos contar., y hemos llegado a ello a través de dos claves: pensar cómo se sienten las personas que están en la calle y cómo ve la sociedad a estas personas”, resumió.


A continuación, durante el segundo semestre del pasado año realizaron un intenso trabajo en equipo, que culminó el 22 de noviembre con la inauguración de la exposición en la sala Valentín Palencia de la Catedral de Burgos, desde donde se ha trasladado a Valladolid antes de concluir su itinerario en Salamanca a partir de marzo.


Alberto Díez Domínguez defendió que en la muestra, que “derrocha belleza y sentimientos”, “hay piezas muy valiosas, porque han sido pensadas, elaboradas y montadas por todos”. “Hay mucha esperanza e ilusión puesta en cada pieza. Ha sido un regalo ver cómo algunas personas sin hogar han puesto su ilusión y su entrega en este proyecto”, aseguró antes de invitar a que cuantos se acerquen a contemplarlo “lleguen con los ojos abiertos para ver la belleza de las piezas y la piel dispuesta a dejarse tocar”.


Uno de los participantes en el Programa de Personas Sin Hogar de Cáritas Diocesana de Valladolid, Víctor Rollón Santos, señaló visiblemente emocionado que la exposición muestra lo que sufren quienes viven en la calle, y “enseña las situaciones y procesos” por las que han pasado. En ese sentido, quiso aprovechar su intervención para agradecer su labor a Cáritas, particularmente al centro de día de Valladolid. “Si no fuera por su ayuda los que vivimos en la calle no podríamos asearnos, desayunar, cambiarnos de ropa, hacer papeles, buscar un trabajo... Quería pedir a quien le toque en las administraciones que ayuden a Cáritas en su labor, porque si no estuvieran ellos, nosotros estaríamos mal”, resumió.


Junto a otros compañeros, él participó en la elaboración de los maniquíes que se ven en la muestra, un proceso que le hizo recordar “muchas situaciones” personales que “por desgracia” ha atravesado en su vida. “He pasado por muchos procesos: estar en la calle, dormir en cajeros, albergues, en la cárcel, en una pensión y ahora gracias a Dios he conseguido un techo, un hogar, en una habitación compartida con otro compañero que conocí en el albergue”. “Las emociones de todos se han desbordado en este proyecto: usuarios, voluntarios y trabajadores de Cáritas. Esperamos trasladar esa emoción, que vean nuestra situación, porque muchas veces ni nos ven, somos invisibles. A ver si logramos cambiar algo de la sociedad”, expuso.


La falta de vínculos 

Con este proyecto, según explicó el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, Cáritas de Valladolid quiere hacer caer en la cuenta de “las consecuencias de la falta de vínculos que amenaza a la sociedad y de la intemperie”. Con este proyecto, no solo buscan “tocar las emociones”, sino también ayudar a “tomar conciencia”. “Si logra convocar en cuantos la vean a una vida virtuosa, pensaremos que se ha cumplido el objetivo”, señaló.


A su juicio, “la pandemia fue una llamada de atención respecto de las personas que viven en la calle”. “Cáritas ofreció una respuesta, y desde entonces la iglesia en Valladolid, con Cáritas a la cabeza, se siente convocada en esta causa. Podemos ofrecer un cauce institucional, pero luego está el misterio de la libertad de cada persona. A veces, de manera extraña, hay personas que se sienten mejor en la intemperie. Eso también es un interrogante”, apuntó.


La exposición

La muestra se expande por dos de los cuatro pasillos del claustro del Real Colegio Seminario de los Padres Agustinos de Valladolid, y se estructura en seis espacios donde se muestra la evolución que viven quienes padecen esta realidad, bloques que aparecen enlazadas a través de huellas con nombres de personas sin techo que fueron usuarios del servicio de acogida de Cáritas, y que lamentablemente ya han fallecido.


Así, en la sala ¡Por qué? Tres piezas de arcilla intentan dar respuesta a las causas que llevan a una persona a quedarse sin hogar. Causas personales, familiares, sociales o económicas, que combinadas con malas decisiones o simplemente mala suerte juegan un papel determinante. “Cada persona sin hogar tiene una historia”, recalcan.


En la sala ‘Fuera de cobertura’ se plantea la pregunta de qué sucede cuando alguien pierde la cobertura sanitaria, social o legal, quedando desprotegido, sin recursos ni oportunidades. En ‘Camino de sueños’ aparecen seis camas donde se reflejan poéticamente los anhelos, miedos y temores de las personas sin hogar, mientras que en ‘Resistiré’ se muestra cómo la calle te atrapa y desgasta física y mentalmente.


Los dos últimos espacios son ‘Cómo me ven’, donde tres fotos y tres audios descargables a través de códigos QR muestran cómo vemos a las personas sin hogar, y por último el espacio ‘¿Y ahora qué?’ invita a la reflexión en un “salón de la esperanza” para “soñar con un futuro en el que el sinhogarismo sea cosa de museo”.