Somos conscientes de que como se despide la Nochebuena no se despide ninguna noche del año, gastronómicamente hablando. Sin duda, estamos hablando de la cena más copiosa del año. El lechazo, el cordero, el marisco, el jamón... No falta de nada sobre el mantel. Desgraciadamente, no es así en todos los hogares, azuzados por la crisis que nos asola; y tampoco lo fue en las Navidades de antaño, especialmente en los pueblos.
Aunque entonces también se preparaba una cena especial. Eso sí, en aquellos tiempos, era el pollo el que sustituía a las delicias que se elaboran en la actualidad. Cuentan quienes han vivido las navidades de antaño que solía prepararse asado y que en algunas casas se hacía en pepitoria, para después degustarlo la familia entera a la mesa. Antes de cenar el plato estrella de aquellas navidades, los pequeños de la casa ya habían ido puerta por puerta para pedir el aguinaldo.