Víctor del Campo: “Queremos que los jóvenes puedan captar el mensaje de la importancia de la cultura del respeto por la igualdad a través del arte”

El comisario de La Iberoamericana destaca la figura de Delhy Tejero y reivindica la valía de emprender iniciativas únicas a las puertas de una segunda edición con nuevos escenarios que promete ser inolvidable.
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Comisario


Toro va a convertirse de nuevo (a partir del 1 de julio) en el escaparate del arte femenino contemporáneo gracias a un encuentro que sorprendió en su estreno, el pasado 2021, ¿qué ingredientes va a tener esta segunda entrega para conseguir superar aquella experiencia excelente en todos los sentidos? Donde antes había solo artistas españolas (en la sección general), ahora tendremos también a creadoras cubanas, ecuatorianas, argentinas o portuguesas. ¿Más novedades? Hay nuevas sedes gracias a las cuales “podrá conocerse el rico patrimonio toresano”. Por ejemplo, la Iglesia de la Concepción, “restaurada completamente” (más adelante se convertirá en museo municipal), o el Hospital de La Cruz, del año 1.500, “cerrado al público; una maravilla, precioso”.


Víctor del Campo, comisario también de esta segunda Iberoamericana de Toro, nos va enumerando con entusiasmo todos los extras de un proyecto que ha diseñado tal y como tenía en su cabeza. No se pierdan el certamen de cine al aire libre (en el Alcázar), maridado con vino creado por viticultoras y enólogas de Toro, o ese homenaje que se tiene ganado una toresana de pro, Delhy Tejero. Y arrancamos con ella…


PREGUNTA. - Delhy Tejero tendrá protagonismo una vez más gracias a las obras que llegarán del Museo de Arte Contemporáneo. ¿Sientes que desde el pasado certamen su figura se ha agrandado? ¿Por fin está recibiendo el homenaje que merece?


RESPUESTA. - Se está conociendo cada vez más. El hecho de que figure en la colección permanente del Reina Sofía es el mejor homenaje que se le puede hacer, aunque todos queremos que tenga más obra; y el objetivo este año de La Iberoamericana de Toro es contribuir a su memoria, pues Delhy Tejero es la inspiración del proyecto, como gran artista que es. Su riqueza de obra es increíble y todavía debe equipararse a otros artistas que tuvieron más suerte al ser hombres en aquella época. Eso sí, todo esto se está consiguiendo y como Delhy Tejero es una fuente de inspiración, siempre va a estar presente en La iberoamericana.


P. En esta ocasión, La Iberoamericana se prolonga un mes, facilitando así la visita de colegios e instituciones…


R. - El año pasado nos dio pena terminar el día 15 de septiembre. Teníamos que hacerlo porque algunas sedes estaban comprometidas ya con otro tipo de acontecimientos, pero para este año lo hemos prolongado como yo quería. Y es que, esta clase de citas la queremos también para la gente del entorno, de Toro, del alfoz, de Zamora… No podemos no pensar en los chavales y en los estudiantes para que puedan disfrutar de algo tan moderno, tan de vanguardia y de tanta calidad como para estar en Madrid o Barcelona o París. Queremos que puedan verlo en su territorio, que los jóvenes puedan captar el mensaje de la importancia de la cultura del respeto por la igualdad a través del arte.


P. - ¿De qué manera puede el arte, precisamente, sensibilizar a los más jóvenes sobre la igualdad y la cultura contemporánea?


R. - Son dos preguntas muy complejas. Si están sensibilizados con la igualdad, yo creo que más que antes sí. Que las noticias ponen el foco de atención en cosas que no lo parecen, eso ya es otra cosa, pero sí me atrevería a decir, desde luego, que muchísimo más que antes y, por otro lado, ellos tienen acceso a través de las redes a todo un desarrollo de cultura contemporánea del que nos debemos hacer eco también nosotros. Poseen más sensibilidad que antes o, por lo menos, están más abiertos. Hace 50 o 60 años el arte contemporáneo era algo muy de minorías y ahora, sin embargo, es mucho más asequible en todos los aspectos.


Lo estoy comprobando en unos talleres de arte abstracto que organizo con Cáritas para chavales de barrios que no son de clase media-alta y con personas de noventaytantos años. Empecé muy duro, con obras de Jackson Pollock y Basquiat, y la recepción fue inmediata, nadie se quejó. Lo que ha hecho falta durante todo este tiempo es acercarlo, simplemente. La gente de ahora está más sensibilizada, pero hay que darle calidad, cosas excepcionales y comunicarlas muy bien, especialmente cuando se hace ese trabajo tan duro en el medio rural, que no es un entorno en el que la gente esté tan habituada a ver proyectos que son más del Reina Sofía o del Centro de Arte Contemporáneo de las grandes capitales.


P. – Hablando del mundo rural, La Iberoamericana ha demostrado, por otra parte, que la cultura es un vehículo ideal para generar recursos económicos en estas áreas. ¿Crees que, no únicamente en Toro, sino en general, se la ha dejado a un lado en lugar de recurrir a ella más a menudo?


R. - Efectivamente, se ha caído en un error. También es verdad que estamos en un entorno, en concreto en el de Castilla y León, con un patrimonio antiguo descomunal, impresionante. Entonces, piensa también que es lógico que cuando hay dinero se destine a conservar y preservar ese patrimonio, que también es muy desconocido, ¿eh? Ahora, por ejemplo, se ha hecho la Ruta del Renacimiento en Palencia porque antes tú decías “Palencia” y la gente la asociaba únicamente al Románico. Pero si luego lo que queremos es que los pueblos y las capitales de provincia sigan estando vivos, entonces ahí el recurso no es lo que pasó hace 500 años, sino la cultura contemporánea.


Uno de los motivos por los que la gente joven se va, además de porque pueda haber más oportunidades en las grandes ciudades, es porque buscan interlocutores de su cultura, del momento contemporáneo que viven. Eso es muy importante, así que creo que hay que afrontarlo a partes iguales: conservar el patrimonio antiguo, explicarlo y enseñarlo bien y, por otro lado, trabajar la cultura contemporánea al más alto nivel y desde una perspectiva que permita ofrecer cosas únicas. Si organizo un festival de música al que llevo grupos que actuaron el día anterior en un pueblo a 30 kilómetros, no estoy haciendo algo único, sí un entretenimiento para el público. Pero se pueden hacer proyectos que sean un entretenimiento y, como en el caso de La Iberoamericana, únicos. Esto solamente está en Toro, así que pueden venir los de Madrid, Bilbao, Galicia… tal y como pasó el año pasado. 


P. - Hace un año exponías que La Iberoamericana de Toro pretendía sentar las bases de una nueva visión de 'Las Edades' en la que desparecieran las palabras "del Hombre" para que las protagonistas fueran ellas: "Es hora de que se empiece a hablar de las Edades de la Mujer", decías. ¿Sientes que el objetivo se está cumpliendo?


R. - Sí, creo que ahora está clarísimo que empieza también una Edad de la Mujer y que hay que mirarlo en todos los aspectos, no solo en la cultura, sino en lo profesional, por ejemplo. Como muchos vivimos en las grandes ciudades, pensamos que todo está normalizado, pero no. Nos encontramos en la puntita del iceberg de la solución, así que está muy bien que se nos ponga como ejemplo de que las cosas tienen que ser así, pero hay que trabajar muchísimo todavía.


P. - El año pasado a estas alturas las artistas estaban entusiasmadas. ¿Qué te comentan antes de afrontar esta segunda edición?


R. - Están encantadas. La verdad es que el año pasado el boca a boca generado por las artistas, los coleccionistas y la prensa fue tan extraordinario que todo el mundo conocía la Iberoamericana, y eso para la marca de Toro no te puedes imaginar el precio que tiene.