Juan Prieto Corpas: “Contar con la farmacia comunitaria para cualquier acción en la Atención Primaria es una obligación. Si no se hace, será un fracaso”

El presidente del Colegio de Farmacéuticos de Zamora expone la realidad de una profesión que se enfrenta a nuevos retos y que tiene el reconocimiento de la sociedad tras su esfuerzo extra por la pandemia.
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Foto Presidente Juan Prieto Corpas


Los puntos fuertes de su gestión, la importancia de la farmacia rural, el papel de las autoridades, los próximos desafíos… Hablamos con Juan Corpas, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Zamora, sobre el presente y el futuro de la profesión.


PREGUNTA. - ¿Cuáles cree que han sido las principales fortalezas de su gestión al frente del Colegio de Farmacéuticos de Zamora?


RESPUESTA. - Estamos en pleno proceso de adaptación a nuevas competencias que queremos desarrollar orientadas a la mejora de las relaciones con el nuevo personal del colegio. Para los colegiados, simplificar estas relaciones, apoyándonos cada vez que sea posible en lo digital; para el Colegio, un mayor desarrollo hacia lo profesional, tanto en el ámbito asistencial como en el digital o social. En definitiva, hacer un Colegio más profesional y más flexible, como ya hemos hecho y hacemos, al enfrentar estos dos años de pandemia.


P. - ¿Qué debilidades ha identificado en este tiempo y que deben ser paliadas?


R. - La comunicación es un déficit que debemos corregir. A los colegiados hay que transmitirles mucho mejor todo lo que el Colegio trabaja por ellos y para ellos, y cuáles son las orientaciones y las razones de estos trabajos. Debemos establecer vías de comunicación más eficaces, incluyendo en esta mejora la escucha de sus necesidades. En cuanto a la sociedad, tras la inmensa labor de los farmacéuticos durante la pandemia, ha descubierto que no solo dispensamos medicamentos, sino que somos unos profesionales sanitarios que son conocedores del sistema y somos, en muchas ocasiones, el primer contacto y la vía de acceso a la Sanidad.


P. - ¿Cómo vivieron desde las farmacias de Zamora los momentos más dramáticos de la pandemia? ¿Cree que, en el futuro, el papel del farmacéutico en el combate de la crisis sanitaria será reconocido como considera que debe ser?


R. - Miedo, incertidumbre, pero sobre todo responsabilidad. La cruz de la farmacia permaneció y permanece encendida para ayudar en la lucha contra la pandemia, sin olvidar todas sus funciones propias. Los profesionales se entregaron informando sobre la Covid19, su transmisión, las medidas de seguridad a tomar, sobre el modo de usar mascarillas, desmintiendo mentiras y bulos sobre las vacunas…. Hemos desarrollado mecanismos que han venido para quedarse, y que hacen a la Sanidad más eficaz como la entrega de medicamentos Hospitalarios en las farmacias comunitarias en colaboración estrecha con la farmacia del hospital. Modelo que desarrollaremos en Castilla y León en beneficio de los usuarios.


El reconocimiento de la sociedad lo tenemos. Lo sentimos cada día en las farmacias y los lugares donde los farmacéuticos desarrollan su trabajo. Falta que las autoridades terminen de creer y confiar en los farmacéuticos como profesionales situados estratégicamente en puntos críticos de la Atención Primaria, Hospitalaria o en Salud Pública, y, cómo no, de cada farmacia de la provincia que llega a cualquier población, que genera confianza, con vocación de servicio, dispuestos a colaborar de una manera mucho más intensa con el Sistema. Contar con la farmacia comunitaria para cualquier acción en la Atención Primaria es una obligación. Si no se hace, será un fracaso.


P. - En muchas poblaciones pequeñas de Zamora el farmacéutico es el profesional sanitario más cercano. A quienes viven en estos núcleos les preocupa que la farmacia no esté abierta porque ellos no conciben su vida sin el acceso inmediato a la medicación.  ¿Cómo salvaguardar la existencia de la farmacia rural cuando en muchas ocasiones su viabilidad económica es complicada?


R. - Se han dado pasos. Reconocer que hay farmacias que dan un servicio esencial y que están en viabilidad económica comprometida, y que la Junta de Castilla y León fuera la primera administración en aplicar el índice corrector que las ayuda, fue el primer paso. Hay mucho por hacer. La concertación de Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales que ayuden a la población a seguir disfrutando de su domicilio, reforzando la lucha contra la despoblación de una España que no está vaciada (queda mucha gente muy necesitada), abonar el servicio de urgencias que es obligatorio para las farmacias, y que cubre personal y económicamente cada titular, beneficios fiscales, la inclusión en instrumentos de apoyo al ámbito rural de las farmacias, contar con ellas para la realización de cribados poblacionales, programas de promoción de la Salud y prevención de la enfermedad….


P. - ¿El acceso al historial de pacientes y la atención domiciliaria a aquellas personas más vulnerables por parte de los farmacéuticos son tareas fundamentales para que el sistema sanitario resulte más sostenible?


R. - El acceso a la historia clínica del paciente por parte de todos los profesionales sanitarios implicados en el proceso de diagnostico y tratamiento ya se recoge en la legislación, pero, sobre todo, lo que pedimos es el acceso al Historial farmacoterapéutico completo, no solo para tener toda la información sobre los tratamientos que tiene activo el usuario que van más allá de los prescritos con la receta médica, como pueden ser los de Uso y Dispensación en Hospitales, sino que también podemos aportar información al resto de profesionales, registrando los medicamentos de indicación, complementos alimenticios, fitoterapia…


La atención domiciliaria, es un concepto que de manera irrenunciable debe estar en manos de los farmacéuticos en todo lo que implica al medicamento. Necesita un desarrollo normativo claro y que se haga sin prisas ni urgencias, que debe contar con todos los profesionales que la realizan, cada uno dentro de sus funciones. Es un futuro que no debe caer en manos del libre mercado. El trato de personas y los medicamentos que utilizan está regulado tanto en España como en toda la UE para proteger al usuario, no hay ningún privilegio. La garantía de independencia de los profesionales sanitarios, regidos por una deontología profesionales vigilada desde los colegios profesionales, evita la uberización y la exclusiva búsqueda del beneficio económico.


P. - La profesión farmacéutica se ha ido adaptando a los tiempos y a las necesidades, como hemos visto con el covid, por ejemplo. ¿Cuáles son los nuevos desafíos a los que se enfrenta?


R. - Como todo sector en la sociedad, nuestro principal reto es adaptarnos a las necesidades de la población. Lo hemos hecho durante la pandemia y queremos seguir haciéndolo, sin olvidar las fortalezas de un modelo mediterráneo de farmacia que funciona y que es una referencia internacional. Queremos desarrollar nuestra faceta asistencias, integrándonos cada vez más en el sistema de Salud en colaboración con todos los profesionales implicados en la atención a las personas.


Queremos ser más digitales, ofreciendo soluciones a problemas reales como el desabastecimiento de medicamentos que ya hacemos con Cismed, herramienta que detecta en tiempo real cuáles son los medicamentos con dificultades de abastecimiento, y Farmahelp, que hace que las farmacias trabajen en red, para ayudar a los usuarios a encontrar estos medicamentos con dificultades de acceso.



Queremos ser más sociales, convirtiendo a las farmacias en una Red de impacto social positivo, con el farmacéutico como actor principal, orientado al paciente, las mujeres, los mayores, las personas en dificultades… como demostramos cada día, como con la reciente donación que hemos enviado a Ucrania en colaboración con Bomberos Acción Norte, o la Jornadas sobre Prevención en Violencia de Genero desde las Farmacias que estamos desarrollando junto a la Subdelegación de Gobierno y las Fuerza y Cuerpos de Seguridad del Estado (Policía Nacional y Guardia Civil). Queremos ser farmacéuticos en todas las facetas de la Sociedad.