La violencia machista

La desigualdad por razón de género se ha ido perpetuando mediante ideologías sostenidas sobre estereotipos y roles de género
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Carlos S. Campillo  ICAL. Manifestaciu00f3n en Leu00f3n con motivo del Du00eda Internacional contra la Violencia de Gu00e9nero


Fdo. Dionisio de Ana Prieto (Abogado)


La mujer maltratada es una manifestación de la desigualdad entre el hombre y la mujer (Así lo dice el Consejo de Europa).



Y la desigualdad entre hombres y mujeres se dan no sólo por su determinación biológica, sino también por las diferencias culturales asignadas a los seres humanos, asociando el hecho de que la mujer deba ocuparse de la familia mientras el hombre trabaja, lo que se traduce como desigualdades sociales, llegando incluso a justificar el comportamiento machista al verlo con normalidad en su educación.


La desigualdad por razón de género se ha ido perpetuando mediante ideologías sostenidas sobre estereotipos y roles de género, añadiendo socialmente calificativos a cada género, como vincular al hombre con la valentía, el carácter dominante, la racionalidad, la fortaleza, la eficacia. A la vez, la figura femenina es sinónimo de sustantivos como fragilidad, inestabilidad, sumisión, dependencia, falta de control de sí misma, pasividad o frivolidad.  Y esos estereotipos que a veces son legitimados por algunos Estados a través de sus normas, perpetuando la discriminación en la vida social.


La violencia de género o machista es una lacra que continua cada año y deja huellas, a veces, imposibles de borrar. Y es un problema de toda la sociedad. No sólo afecta a la vida privada.    La discriminación de las mujeres es un problema que traspasa las fronteras.


Pero todos y todas somos iguales, aún  con nuestras diferencias, según nuestra determinación biológica,  enriqueciendo así al conjunto de la sociedad.


Y es que la igualdad es uno de los pilares esenciales para el desarrollo humano, que debe empezar con la educación de los valores igualitarios en los centros educativos, en los centros de trabajo, en la redes sociales y con carácter general, en todos los ámbitos de la vida pública, protegiendo la diversidad y la pluralidad y defenderse del odio y defendiendo la igualdad de género sin discriminación por razón de religión, orientación o libertad sexual, raza o situación socioeconómica, así como la igualdad de oportunidades de todos y todas en nuestras familias, en el barrio en el que vivamos, en el centro educativo en el que estudiemos, en el trabajo que realicemos, según  las capacidades que tengamos, lo que aumentará la solidaridad, la justicia, la libertad y el diálogo.


El anhelo de igualdad real debe producirse en todos los ámbitos: económico, salarial, sanitario, educativo, mundo rural,  científico, relaciones internacionales, impidiendo que la pornografía se perpetúe en el tiempo con la violencia machista intrínseca en el sistema patriarcal.


El maltrato,  físico y psicológico, deteriora no sólo la salud de la mujer, sino también la de sus hijos y todo su entorno.


La educación es el medio para combatir la desigualdad y, por ende, la violencia, transmitiendo modelos igualitarios y combatiendo modelos culturales.


La violencia de género es todo acto que tenga como resultado el sufrimiento físico, sexual o psicológico de una mujer, cometido por un varón contra su víctima por el hecho de ser mujer (Convenio de Estambul).

Tiene por característica que es ejercida mayoritariamente por un varón contra una mujer con la que está  o estuvo ligado por una relación afectiva con o sin convivencia.


Pero no hay que olvidar que también es violencia de género la que sucede en otros ámbitos, como la mutilación genital, el matrimonio forzado de niñas, la violación y el acoso sexual.


En la violencia de género,  la víctima es la mujer y los hijos menores que vivan con ella, pero afecta a todo su entorno. Es una especialidad de la violencia familiar. En esta se da la violencia contra cualquier miembro vulnerable de la familia y no sólo y necesariamente contra la mujer.  


No hay que olvidar que la motivación del maltratador en la violencia de género es su intención de dejar patente su sentimiento de superioridad sobre la mujer, causándole violencia física, psicológica, sexual o económica, afectando,  por tanto, a su  integridad física, a su libertad y a su integridad moral.


La Declaración de la Asamblea General de la ONU de 1993 define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga como resultado un daño físico, sexual o psicológico, así como amenazas de tales actos, la coacción o la privación de libertad, tanto si se producen en la vida pública, como privada”.


Mas no podemos olvidar la violencia vicaria, que es la expresión más cruel de la violencia género, que tiene por objetivo dañar a la mujer a través (sustituye una persona por otra de ahí su denominación de vicaria) de sus seres queridos y especialmente de sus hijos, bien manipulándolos para ponerlos en su contra, bien y, es lo que es más cruel y horroroso, causándoles la muerte para sufrimiento de la madre, con independencia del parricidio.

Cu00e9sar Su00e1nchez  ICAL . Seu00f1al contra la violencia machista en Villablino (Leu00f3n)


Para la ONU la violencia contra las mujeres y niñas es una de la violaciones de derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadores del mundo.


Lograr una vida libre de agresiones machistas, es una pretensión de la sociedad en su conjunto. Es un anhelo.  Y sus instituciones deben seguir insistiendo que así sea.


Nuestro derecho es neutro para hombres y mujeres. Aplica la ley por  igual.  Y hasta promueve la igualdad real en el art. 9.2 de la CE al fundamentar la obligación constitucional de los poderes públicos de promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en los que se integra, sean reales y efectivos, así como remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud.    El art. 14 CE consagra el principio de igualdad de trato ante la ley, prohibiendo toda discriminación basada en razones subjetivas.


Qué duda cabe que en España hemos avanzado en la consecución de la igualdad entre hombres y mujeres, pero es innegable la necesidad de seguir haciéndolo hasta conseguir la igualdad total, pues aunque existe suficiente regulación e igualdad formal en nuestra ley entre hombres y mujeres, se debe avanzar en la igualad real, en el sentido de igualar a las mujeres a los hombres, otorgándoles la misma consideración en el reconocimiento de sus diferencias.


Para crear una sociedad igualitaria y justa queda mucho por hacer y hemos de hacerlo todos juntos y todas juntas.


 La justicia, como dijo Ulpiano en el s. III,  es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo.


Tal consideración de Ulpiano, uno de los más grandes juristas del Derecho Romano, pude ser aplicada, como máxima y anhelo en todo tiempo y lugar.