Cuando eres la artista y también el lienzo

Divertido, inesperado, libre y excitante. Así es el universo de la valenciana Nuria Adraos, una explosión de color tan atrayente como el del País que Lewis Carroll construyó para Alicia, igual de magnética que la interminable trenza roja de la pizpireta vaquera de Toy Story y tan hipnótica como una cena bajo la luz de la luna entre la Dama y el Vagabundo. El Sombrerero Loco, la Reina de Corazones, Jessie o Lady y Tramp ventilándose unos espaguetis con albóndigas desfilan por un lienzo en movimiento muy particular: la mismísima Nuria.

Esta make up influencer de 21 años, y devota del rosa, las hamburguesas, Johnny Depp, Grease o Harry Potter, hace de su cuerpo su propio Disneyland a golpe de aguacolores y sombras en polvo. Si Hermione Granger usaba su varita para lanzar un hechizo, nuestra protagonista embruja con el maquillaje de fantasía, el aliado perfecto para transformar su piel en una nave de la imaginación que nos conduce al otro lado del espejo.

UN VIAJE CON DESTINO 'NUESTRA INFANCIA'

Por este espacio soñador e ingenioso pululan también el Capitán Garfio, Fiona, Simba, Rafiki, Philoctetes, Mario Bros, Scooby Doo, Lord Voldemort, Alegría, Cenicienta y hasta Spiderman. Pues sí, un cóctel arrebatador capaz de transportarte a tu infancia, ya seas baby boomer, millennial o integrante de la Generación Z. ¡En esta nave cabemos todos!

Su capitana nos atiende tras retirarse las aparatosas orejas de Stitch, la caracterización que la ha tenido ocupada al menos “siete horas”. Y eso, sin contar con el trabajo extra, “el de la búsqueda del atrezo; lo más complicado”, revela. “¡Ay, menos mal que tengo a mi madre!”, suspira a continuación. Es ella quien la inmortaliza con sus diseños y quien le ayuda a preparar el material necesario para la representación escénica: calvas, pelucas, sombreros… Ambas resuelven los contratiempos con soluciones de andar por casa. ¡Bendita goma eva!

No es casualidad que el pequeño extraterrestre Stitch pertenezca a Disney, factoría de la que esta artista del bodypainting se declara “friki total” (ponle un nimio fragmento de cualquiera de sus canciones y prepárate para presenciar un pleno de aciertos). 

De hecho, sus ideas arrancan con frecuencia cuando visiona alguno de los productos del canal (tampoco le hace ascos a Netflix). Mientras contempla los brackets de Darla (Buscando a Nemo), la perilla del genio de Aladdin o los bigotes de Mushu (Mulan) se le enciende la bombilla, aunque “no siempre es fácil que llegue la inspiración”, recalca. Incluso, “yo pido ideas”, pero tienen que resultarle sugerentes para que se decida (quienes le han solicitado una caracterización de Avatar siguen a la espera). Eso sí, cuando las musas le dan la mano, se desata una oleada de conceptos, formas y detalles que trasciende lo convencional.

¿El resultado? Un diseño único cuya esencia suele permanecer intacta hasta el final, hasta que plasma el dibujo en su cuerpo: “Normalmente, no improviso, no cambio nada. A lo mejor, los colores, la posición… Nada más”. Así lo explica la responsable de creaciones que acumulan corazones y pulgares hacia arriba en cada red social en la que irrumpen (un dato: en Tik-Tok son 2,3M los seguidores que la aplauden). Y es que, esta profesora de maquillaje “constante y trabajadora”, amante del arte dramático y a la que le hace tilín “el mundo del tatuaje” ha conseguido desarrollar un sello de identidad… ¡a los 21 años!

ENTRE FRIDA, GUARDIANES DE LA GALAXIA Y SUS FALLAS

En su marca personal convergen la pintura, la ilustración, el celuloide y el teatro como parte de una performance reconocible al primer golpe de vista. Su trabajo posee todas las papeletas para convertirse en icónico; y esto es solo el principio, pues el futuro “no me da vértigo”, espeta convencida con un entusiasmo que contagia. Nuria lo tiene claro; así se ve dentro de unos añitos: “Con una marca de maquillaje con mi nombre y mi propia academia”. La joven no pone límites a su creatividad. Se aferra al “Pies, para qué os quiero, si tengo alas para volar” de su adorada Frida Kahlo, “mi primer maquillaje” de estas características, según recuerda.

La mexicana, una mujer universal, apasionada, interesante, perseverante y auténtica, no es el único referente real que nuestra artista homenajea (en su nutrida lista de diseños encontramos también el inmortal rayo de David Bowie). Siempre, claro está, con permiso de los personajes de animación, sus favoritos, aunque alguno le haya dado más guerra de la cuenta. “El maquillaje de Guardianes de la Galaxia me costó, ¡hasta lloré!”, resopla, y se explica: “Lo hice con algodón, y el algodón me da mucho asco. Fue un reto”, por eso, se podría decir que es el diseño “del que más orgullosa me siento”.

Sin duda, también puede sacar pecho con su original y emotivo reconocimiento a la tradición más arraigada de su tierra. La valenciana se automaquilló recientemente para transformarse en una falla viviente y el vídeo traspasó fronteras. Una impactante obra de arte efímero, pero inolvidable, que “me costó exactamente igual que las demás; seguí el mismo proceso”, recuerda sobre una creación que, a buen seguro, no será su última propuesta susceptible de viralizarse. ¿Qué apostamos?

Mientras tanto, dejamos que Nuria se desprenda de Stitch. ¿Difícil tarea despegarse de tal cantidad de maquillaje? Pues no, no creáis que cuando eso ocurre, su habitación queda como si el Katrina hubiera estado de visita antes del informativo. “La gente piensa que tardo muchísimo en desmaquillarme, pero no es así. Voy a la ducha ¡y listo!”.  Después, seguirá dándole vueltas a sus ideas sobre su próximo objetivo: Charly y la Fábrica de Chocolate, una deliciosa propuesta que nos ha abierto el apetito. ¡Nuria, estamos hambrientos de más creaciones!