La Junta lo quiere, al Gobierno le da igual y el Supremo no tiene tiempo para decidir sobre el adelanto del toque de queda en Castilla y León

​Los magistrados del Supremo no han tenido tiempo de tomar una decisión

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Mañueco



La sección cuarta de la sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo se reunió esta mañana para estudiar la decisión de la Junta de Castilla y León de adelantar el toque de queda a las 8 de la tarde.

Tras el encuentro , los magistrados no han emitido un dictamen y retrasan una semana la decisión.

El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, anunció el pasado Miércoles que había presentado las alegaciones pertinentes para defender el adelanto del toque de queda en la región en contra del recurso que había planteado el Gobierno Central que considera que no va de acuerdo al estado de alarma permitido en las comunidades.


El presidente aseguró en rueda de prensa que el Supremo tenía un plazo de cinco días, que cumplía este martes para tomar una decisión a favor de una parte u otra.

Los magistrados han aplazado la resolución debido a la cantidad de asuntos que tratar, es decir, que no les ha dado tiempo. Esto retrasa una semana la decisión final sobre el tema ya que la próxima reunión no se celebrará hasta el próximo martes.


En cualquier caso en Castilla y León se sigue con el toque de queda y ninguna de las partes, Gobierno y Junta, parecen tener la mínima intención porque esto se resuelva a lo que se une la falta de prioridad entre los asuntos del Supremo que parece tener esta disputa.

De haber querido el Gobierno al menos habría una resolución al haber solicitado la cautelarísima ya fuera a favor o en contra al principio del proceso. 


Desde que el presidente de la Junta decidiera de manera unilateral adelantar el toque de queda a las 20:00 en lugar de las 22:00 como el resto de comunidades, parece haberse decidido de manera no escrita que el toque de queda dure lo que sea necesario. Se deduce de la situación que el Gobierno recurrió la decisión a fin de dar una imagen de poder sobre las comunidades pero que se ha quedado en una simple fachada para que no se les fuera de las manos la situación con el resto de territorios.