Un 28 de agosto de 1920 España saltaba con este once a la cancha en Bruselas, Bélgica, y ante 3.000 espectadores, para disputar ante Dinamarca el primer partido oficial de su historia.
En las décadas siguientes vendrían las primeras participaciones mundialistas y éxitos como el tercer puesto en Brasil 1950, con el gol de Zarra en el Maracaná; la Eurocopa de 1964 con Marcelino batiendo a Lev Yashin; el oro olímpico de Barcelona 92; y qué decir de la generación que conquistó el Mundial de 2010 y las Eurocopas de 2008 y 2012.
Pero toda historia tiene un comienzo, y la de España empezó con aquella alineación y una victoria por 1-0 ante los daneses gracias al gol de Patricio Arabolaza. La Roja acababa de echar a andar, y apenas siete días y cuatro partidos más tarde lograría su primer gran éxito, totalmente inesperado: la medalla de plata en el Torneo Olímpico de Fútbol de Amberes 1920.
España había sido invitada a participar en el torneo olímpico, así que la Federación de fútbol, fundada pocos años antes, se puso a la tarea de montar un equipo que pudiera competir. Paco Bru, exdefensa del FC Barcelona y hombre singular que llegó a ser incluso forzudo en un circo, fue el primer seleccionador.
Los equipos más dominantes por entonces estaban en el norte de España, así que Bru optó por convocar únicamente a jugadores de clubes del País Vasco, Cataluña y Galicia, también más acostumbrados a los terrenos embarrados que iban a encontrarse en Amberes.
*Inicialmente esa plata tenía que haber sido un bronce, pero Checoslovaquia quedó descalificada tras retirarse del torneo cuando perdió la gran final contra Bélgica. Como consecuencia los belgas fueron oro, España plata y Países Bajos bronce.
El honor de ser el primer capitán de la Roja fue para José María Belausteguigoitia, Belauste, un mediocampista con más pinta de jugador de rugby que de futbolista -1,93m de altura y más 90 kilos de peso- que ha pasado a la historia por un famoso grito durante la repesca que enfrentó a España con Suecia:
El mencionado Sabino Bilbao escuchó perfectamente a su compañero, lanzó el balón bombeado y Belauste entró “como una tromba por entre los contrarios”. Así lo describió Manuel de Castro alias Hándicap, único cronista español presente aquella tarde en Antwerp, donde también ofició de sorprendente linier.
Del ímpetu acabaron en la portería Belauste, la pelota, el arquero… y tres zagueros suecos. La garra mostrada por Belauste y sus compañeros en esa jugada y el partido en general no solo permitió a España seguir peleando por las medallas. También dio origen al famoso apelativo de la “Furia Roja” con el que se ha conocido a la selección española durante décadas. El mote aludía a un episodio histórico protagonizado por las tropas españolas que, en el siglo XVII, saquearon Flandes destruyendo todo a su paso.
100 años después, España juega con menos ‘furia’ y más ‘toque’, pero esa plata olímpica con la que comenzó todo permanece viva en el recuerdo.