La Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL) anticipó hoy la “ruina segura” del sector cerealista por la falta de rentabilidad de este cultivo “incluso con un año bueno”, ya que los precios que perciben los agricultores se mantienen “como hace más de 30 años” mientras que los costes se han elevado hasta los 800 euros por hectárea.
Tal y como reveló el presidente de la organización profesional agraria en Valladolid, Valentín García Fraile, la situación es “catastrófica” por el precio de los cereales, que se mantiene en 182 euros por tonelada de cebada y 196 de trigo, según la última lonja celebrada en la provincia vallisoletana, mientras que los costes por hectárea “rondan los 800 euros”.
Así, y pese a las “buenas expectativas de cosecha”, con una media esperada de 4.000 kilos por hectárea, los ingresos se quedarían por debajo de los 800 euros por hectárea que cuesta la producción, por lo que “el sector no puede ir a más” y la situación provoca que “no hay un joven que se quiera incorporar a un sector donde incluso con un año bueno, no hay rentabilidad”.
García Fraile, en declaraciones recogidas por Ical durante una rueda de prensa en la que estuvo acompañado por el coordinador de la organización en Valladolid, Mauro de la Rosa, y por el secretario técnico de UCCL en la provincia, Gregorio Sanz, expuso algunos de los motivos que han llevado al sector cerealista a esta situación.
Por un lado, señaló a la “masiva importación de cereales, sobre todo de Ucrania”, que en apenas dos años ha pasado de enviar 2,5 a 10 millones de toneladas de cereal, y por otro mencionó la especulación, por la que “ante expectativas de buena cosecha, se han incrementado los costes de producción de manera demencial y el trigo se nos dice que no sirve para ser panificable pero una vez lo compran a bajo precio, acaba en manos de harineras y sí sirve para hacer productos de alimentación”.
A todo ello se une la decisión del Parlamento Europeo de imponer aranceles a la importación de productos nitrogenados de Rusia y Bielorrusia, que supondrá un nuevo incremento en los costes de producción y “la ruina asegurada” para la agricultura cerealista de Castilla y León “si no se toman medidas”, según García Fraile.
Movilizaciones para exigir medidas
Entre ellas, el presidente de UCCL en Valladolid pidió la activación este próximo mes de junio, cuando la Unión Europea renueve su acuerdo comercial con Ucrania, de “cláusulas de salvaguarda” para que el cereal ucraniano “no nos invada cuando hay gente sin vender cereal aquí”.
“Estas cláusulas están contempladas en los reglamentos y pedimos que el Estado apriete para que se pongan en marcha en la Unión Europea”, pidió García Fraile, que en caso de que no se logre, sí consideró que el Gobierno de España, “a nivel individual”, debería activar aranceles “para que no entre este cereal de forma masiva”, como aseguró que ya han hecho países como Rumanía, Bulgaria o Polonia.
Asimismo, consideró necesaria la activación y puesta en funcionamiento “de verdad” de la Ley de la Cadena Alimentaria, para que “no solo esté publicada, sino que valga para algo más” y exista así un “control sobre ganancias desproporcionadas” porque los agricultores están vendiendo “montón de trigo” a bajo precio pero “el del pan o el de los piensos no ha bajado”.
Por último, UCCL exigió al Ministerio “poner mecanismos de intervención en momentos puntuales” porque “la agricultura y la ganadería son sectores estratégicos y debemos intentar preservarlos”.
Para hacer fuerza en sus peticiones, UCCL convocará, a nivel autonómico, una concentración el próximo 4 de junio, a partir de las 11.00 horas, frente a la Delegación del Gobierno en Castilla y León “para que se tomen cartas en el asunto”. Se trata de la antesala de la manifestación que Unión de Uniones convoca a nivel nacional el próximo 10 de junio, cuando se concentrarán frente al edificio de la Comisión Europea en Madrid, y que no se detendrá ahí en función de “cómo evolucionen las cosas”.
“Mucha gente dice que no hacemos más que llorar, pero nuestro negocio es al aire libre y dependemos de circunstancias climáticas complicadas”, apuntó García Fraile, en relación por último a la actual cosecha, que se espera buena, pero para la que aún quedan “20 o 25 días claves que pueden hacerla aumentar o disminuir entre un 20 o un 30 por ciento”, por lo que “el exceso de temperaturas puede llevar a que lo que está bien planteado se estropee”.