"La adaptación al cambio climático requiere repartir la escasez desde criterios de interés público que permitan garantizar la prioridad del abastecimiento humano y la prioridad de los modelos de agricultura de mayor valor social y ambiental". Esta ha sido una de las conclusiones del XIII Congreso Ibérico de Gestión y Planificación del Agua, celebrado estos días en Salamanca.
Durante la cita se ha destacado la necesidad de avanzar con rapidez y transparencia en una transición hídrica justa que permita la adaptación a las nuevas condiciones impuestas por el cambio climático, entre otras, sequías y lluvias torrenciales más frecuentes. Esa transición implica la reducción de las demandas a través de un reparto social del agua, especialmente imperioso en el ámbito agrario, donde es necesario un reparto del agua desde criterios sociales y ambientales, no solamente económicos y políticos. Para hacerlo efectivo habrá que revisar las importantes rigideces institucionales y legales existentes, como el modelo de algunas comunidades de regantes.
"No hay agua suficiente para tanto cava ni para tanta cerveza, tampoco para tanta construcción, tanto turismo y tanto regadío. Lo llamativo es que no necesitamos estas cinco cosas, pero sí el agua", ha dicho en el acto de clausura el científico del CSIC Fernando Valladares, quien ha reconocido que las jornadas han sido imprescindibles, urgentes y estimulantes.
"Tenemos que ser provocadores"
"El gran reto actual no es de conocimiento sino de gobernanza". Es otra de las conclusiones del congreso, compartidas por Julia Martínez y Fernando Valladares, copresidentes del Comité científico. Es necesario ampliar los actores que participan en los diferentes órganos de gestión que toman decisiones, ya que existe un peso excesivo de los usuarios directos del agua, como los agrarios y los hidroeléctricos, que cuentan con unos privilegios adquiridos históricamente. Además, persiste una visión productivista del agua y una falta de voluntad política para cambiar este modelo por una gestión más abierta, participativa y transparente.
"Vienen tiempos revueltos y tenemos que ser provocadores. La temática del agua no se puede permitir pasar desapercibida, no es tiempo para mayorías silenciosas, se tiene que notar que somos muchos los que sabemos bastante de agua y de derechos humanos", ha incidido Valladares ante las más de 150 personas participantes en la decimotercera edición del congreso. Al respecto, el Comité científico ve necesario repensar los análisis y discursos sobre la desinformación, con el objetivo de evitar que las narrativas pseudocientíficas puedan ser utilizadas desde posiciones tecnocráticas para minimizar la importancia de una participación amplia y efectiva.
"El ciclo del agua es insoportablemente lento, pero en la sociedad del descarte nosotros tenemos mucha prisa. Descartamos especies, personas, ríos que no terminan de funcionar y los canalizamos", ha denunciado también Valladares. Las conclusiones también recogen la necesidad de una restauración de los maltratados ecosistemas acuáticos y recomiendan dar espacio y conectividad a los ríos en lugar de controlarlos y plantear planes de defensa para evitar riadas, es decir, se debe respetar la propia dinámica de los ríos y evitar la visión como desagüe.
La revisión de las directivas europeas de agua de consumo humano y de aguas residuales ha tenido también su espacio en estos días de debate. A pesar del avance significativo que suponen, la Fundación por una Nueva Cultura del Agua considera que no recogen un reconocimiento explícito al derecho humano al agua, de cuya aprobación se cumplen 15 años. De hecho, 16 millones de personas en Europa aun no tienen acceso a fuentes seguras de abastecimiento de agua.
En el acto de clausura se ha entregado el premio a la mejor comunicación joven, que ha recaído en Blas Ramos Rodríguez, autor de una investigación sobre los sistemas ancestrales de siembra y cosecha de agua como soluciones basadas en la naturaleza para gestionar el agua.
El XIII Congreso Ibérico de Gestión y Planificación del Agua, coorganizado por la Fundación Nueva Cultura del Agua, la Universidad de Salamanca y el Instituto Madrileño de Estudios Avanzados (IMDEA-Agua), ha reunido a más de 150 personas expertas de 15 países en el Colegio Arzobispo Fonseca.