El Cristo de las Mercedes procesiona con solemnidad como prolegómeno a los días grandes de la Semana Santa vallisoletana

La oscuridad y el silencio son dos notas características del desfile por las calles céntricas de la ciudad
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Cristo



El Miércoles Santo de Valladolid tiene marcado en rojo la procesión del Santísimo Cristo de las Mercedes, alumbrado por la Cofradía de Las Siete Palabras, por su solemnidad, emotividad, intimidad e iconoplastia, como prolegómeno a los días grandes de la semana de La Pasión. 


El paso del siglo XVI, esculpido por el italiano Pompeyo Leoni, fue fiel a su cita con la salida de la Iglesia de Santiago Apóstol. Eran las 22 horas y la oscuridad del exterior del templo contrastaba con la iluminación del interior de la iglesia y del propio paso.


La majestuosidad del monumental retablo, portado por los cofrades con túnica y capa blanco hueso y capirote rojo, impresionó, un año más, a los feligreses, turistas y curiosos que no quisieron perderse la salida de la procesión que se dirigió hacia la Catedral, donde se realizó un acto penitencial, antes de regresar al templo de la calle Santiago. La oscuridad y el silencio son dos notas características de este desfile por las calles céntricas de la ciudad, con el paso portado a hombros por los cofrades con las manos entrecuzadas sobre el pecho. No es de extrañar que sobrecoja a muchos de los que acompañan esta procesión.


La soberbia escultura de gigantescas proporciones, de más de dos metros de altura, que representa a un Cristo ya muerto con una anatomía hercúlea y que destaca por su policromía estuvo acompañada por la música de la Banda Sinfónica de Arroyo de la Encomienda que interpretó la cuidada selección de piezas.