El pueblo de Zamora que 'opta' al Premio de la Crítica de Castilla y León

​Elvira Mínguez sitúa su relato en esta localidad con dos mujeres como protagonistas.
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Libros


La viceconsejera de Acción Cultural, Mar Sancho, ha presentado hoy en el Palacio de la Isla, en Burgos, los diez títulos finalistas del XXI Premio de la Crítica de Castilla y León que convoca el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua para reconocer la calidad literaria de un libro publicado durante el último año publicado por un autor vinculado a la Comunidad.


Sancho ha destacado que “la cosecha literaria del año 2023 ha sido excelente en Castilla y León, con obras de alta calidad creativa tanto de autores consagrados como de promesas de las letras en nuestra tierra”. Ha puesto también de manifiesto la diversidad de géneros literarios presentes en las diez obras finalistas, que abarcan novela, poesía, teatro, ensayo y hasta aforismos.


Además, la viceconsejera ha destacado “la buena salud del sector editorial" en la Comunidad. "Nuestras editoriales, con las que trabajamos estrechamente a través del Gremio de Editores y que tienen cada vez mayor presencia tanto nacional como internacional, han publicado seis de los diez libros finalistas, siendo esta una buena noticia para el mundo del libro en Castilla y León”. Por último, ha insistido en el compromiso de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte con la creación literaria como trasmisora de nuestra lengua y de nuestra esencia.


El Premio de la Crítica de Castilla y León es un galardón que ha consolidado su prestigio a través de los años y que se ha convertido en uno de los premios más sólidos y reconocidos del panorama literario autonómico y nacional. Constituye, además, una plataforma extraordinaria para dar a conocer y promocionar la obra literaria de escritores de esta tierra.


Es un reconocimiento que está vinculado a la actualidad editorial. El jurado realiza una selección entre obras de autores de Castilla y León que han sido publicadas durante el último año. En esta ocasión, dicho jurado está integrado por críticos literarios, profesores universitarios y periodistas vinculados al mundo de la cultura, que han realizado una selección que integra ensayos, novela, poesía y teatro. La reunión final de jurado y el anuncio del fallo tendrán lugar en el Palacio de la Isla el próximo 20 de marzo.


Títulos finalistas

El corazón del cíclope

José Antonio Abella (Menoscuarto)

Abella sitúa la trama en una localidad figurada a la que llama Valferrado, con alientos y acento de cuenca minera, a través de seis cuadernos que segrega en dos partes, una más general, que hace un repaso del primer tercio del siglo XX en España pero también en Europa, y otra segunda más íntima, referida a la cercanía de un eremita que deja escritas sobre unos cuadernos sus vivencias actuales y los ecos de la memoria que la soledad le ayuda a ordenar.  Alrededor de la figura del protagonista, el neñu Leo, Abella ofrece una panorámica inconmensurable del amor y la incomprensión, la esperanza y la injusticia, la dignidad y la muerte. Como final, propone el autor un último desafío disfrazado de enigmática disyuntiva.


Literatura barata

Alejandro Cuevas (Menoscuarto)

Refleja la historia de dos personajes sumidos en situaciones extraordinarias: una mujer que limpia cuartos de baño y un vendedor de enciclopedias que se ve secuestrado en una celda. Con un estilo ágil y sencillo que acompaña a hechos fantásticos –como la abducción y asesinato del novio de ella y el supuesto secuestro de él–, las dos tramas confluyen en un sorprendente final. La novela es una sátira y caricatura de una sociedad en crisis que se refugia en hechos ficticios. El autor apela a la imaginación para crear un friso social no carente de un inteligente sentido del humor.


Jara Morta

Angela Segovia (La uña rota)

La protagonista regresa a un claro del bosque donde, años atrás, su abuelo había construido una cabaña. No solo regresa una vez sino tantas que la cabaña se reconstruye como guarida imprescindible. El paisaje habla del miedo y de la ausencia, pero tras ellos del refugio necesario para ser uno mismo. La obra está escrita con fragilidad, con un misticismo intenso y actualizado y con el pálpito del contacto con la tierra, la vegetación y los vestigios de las piedras. El libro es una obra de luto y naturaleza. También es un compendio de dibujos en palabras y de ritmos que conforma un lenguaje tan propio como reconocible. A través de una poesía narrativa, la autora establece un yo lírico que entremezcla vida y ficción, belleza y verdad.


Los muertos no respetan el descanso

María Velasco (La uña rota)

El libro recoge dos textos teatrales de María Velasco, Primera sangre y Harakiri, cuentos de fantasmas o ejercicios para principiantes de nigromancia. Primera sangre invoca a una niña secuestrada y asesinada en los años noventa, haciendo manifestarse en la memoria la presencia de los que están ausentes como modo de completar, o quizás de perturbar, la propia existencia. Lo mismo sucede en Harakiri, donde Pau, hijo de Montse, trata de explicarse a sí mismo sus complejas relaciones con su madre que acaba de suicidarse. La identidad, el lugar y la vida son los tres ámbitos que se ponen en peligro en estas dos fábulas de fantasmas, tan aptas para leer como para ser representadas.


La sombra de la tierra

Elvira Mínguez (Espasa)

En este libro Elvira Mínguez arroja sombras escritas sobre Villaveza del Agua, un pueblo de la provincia de Zamora a finales del siglo XIX donde la tierra abre grietas de miseria y de rivalidades. La historia enfrenta a dos mujeres vestidas de odio, tan temerosas como temerarias, y desentraña páginas de consecuencias sobre el lugar y sobre sus hijos, herederos y víctimas de sus actos. Con su saber de actriz, Elvira Mínguez despliega un dramatismo intenso en este libro donde también son de construcción dramática y profunda los personajes. La dureza de la novela se compensa con una luz de misericordia que alumbra este drama rural como un western de Castilla y León.


La serenidad por fin

Mario Pérez Antolín (La Isla de Siltolá)

El nombre de Mario Pérez Antolín se asocia hoy día al inabarcable ámbito de ese género con entidad propia que podría denominarse literatura aforística, asunto al que este autor le ha dedicado ya varios libros. En La serenidad por fin vuelve a presentar el mayor número posible de ideas con el menor número de palabras. Se trata de una secuencia de textos breves, sobrios y concisos que albergan un hondo calado de pensamiento filosófico y poético, pero también áspero y fragmentario unas veces, impregnado de lirismo otras. A lo largo del texto fulge vibrante y nítida la palabra al servicio de ideas entrecruzadas que llevan al lector a sumergirse en serenas cogitaciones preñadas de clarividencia.


La belleza  de traducir… poesía

Natalia Carbajosa (Eolas)

En este pequeño ensayo Natalia Carbajosa invita a reflexionar sobre la poesía como un modo de expresión artística, un lenguaje especial dentro de sus propias reglas. Es esto y, a la vez, no lo es del todo. Porque la poesía traducida es, antes que nada, un acontecer, una conciencia de estar en el mundo y de tratar de decirla ahí donde los confines de la palabra, imperfecta herramienta, lo impiden.  La traducción de poesía tampoco es una traducción en sí. El resultado de traducir un poema es, antes que una traducción, más poesía. Una conciencia traduce otra y, en el proceso, se funde con ella y se contagia de ella. Una mediación de otra mediación, con el permiso de los dioses. Explicar la belleza de traducir poesía cabe en unas cuantas páginas cual historia que contiene un universo entero, fascinante y terrible.


Helena

Luis Artigue (Eolas)

Es un poemario de noche que se derrama, una soledad dividida y un desgarro del corazón que late más fuerte que nunca. En este libro de entrañas abiertas, Artigue redescubre la entrega del amor fortalecido por la adversidad, iluminado con un lenguaje entre la confesión y lo visionario. Con ello, brinda también una forma de percibir la propia fragilidad a través de la música, los afectos y la belleza. «Hay algo muy humano en la rebelde y reveladora poesía de Luis Artigue que propende al ideal de la compasión perfecta».


La habitación del capitán

Encarnación Pisonero (Ars Poética)

En este libro de agua y de interior a un mismo tiempo, una única habitación guarda todas sus páginas de horizontes abiertos, un relato de viajes inmóvil, un mar de tierra adentro, el mar de Castilla, y la versificación de viejos marinos. En un solo poema la autora entrelaza lo lírico y lo épico, en homenaje a lecturas de infancia donde otros tantos capitanes navegaban la libertad y la palabra. Con la voz coral de todos aquellos, este capitán canta el pasado desde su destino final, la habitación como punto de llegada a todo y de partida hacia nada más. No hay naufragio ni sublevación por el destino sino un relato rápido de versos cortos y en cascada que desembocan en todos los océanos, es decir, en nuestra propia tierra.


Ritual de la inocencia

José Luis Puerto (Reino de Cordelia)  

Un título que propone el poetizar desde un «oficio de inocencia», con la necesidad de protegerlo en un mundo desacralizado, ahogado por el materialismo y lo utilitario. Palabras como celebración, fraternidad, participación, ofrenda, intemperie, precariedad, orfandad, protección, memoria, anhelo… van adquiriendo connotaciones que dan expansión significativa a una poesía que celebra lo humilde, lo pequeño, lo desvalido. Su palabra conduce al apaciguamiento interior, a la visión sacralizada del cosmos, a las fuentes de la memoria y del saber, a una secreta «melodía» que todos compartimos.