Desconectar del cáncer en colonias

Seis niños burgaleses participan en los campamentos que organiza AECC en Barcelona destinados a menores con familiares con cáncer
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Campamento AECC


El diagnóstico de cáncer cambia por completo la vida de aquellos a quienes se les detecta. Sin embargo, no son los únicos que se ven afectados por lo que esta enfermedad conlleva. Detrás de cada persona con cáncer, hay una familia y, en muchas ocasiones, también niños. Hijos, hermanos, primos, sobrinos, amigos que, a edades muy tempranas, tienen que hacer frente a la realidad más dura de la vida. 

Desde hace siete años, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) organiza unas colonias gratuitas para niños y adolescentes con edades comprendidas entre 7 y 17 años que tengan algún familiar próximo con cáncer. Seis niños de Burgos han participado en esta última edición.

El pasado 16 de julio, seis burgaleses emprendieron su viaje a Sant Esteve de Palautordera, en Cataluña, donde iban a disfrutar de cinco días de colonias junto a otros 74 niños de diferentes zonas de España que viven una situación parecida a la suya. Noah y Nicolás, de nueve años; Iris, de 13, y Eros, de 15 se sumaron desde Burgos a esta experiencia, de la que han vuelto encantados y con muchas ganas de repetir el año que viene.

“Las colonias no tienen un objetivo terapéutico, sino que desconecten y puedan aislarse de la realidad que tienen en casa”, ha explicado la responsable de los campamentos, Mariona Boixadera. Se trata de una actividad centrada en ofrecer unos días de “diversión y desconexión” para aquellos jóvenes que tienen un familiar cercano con cáncer. 

Tal y como explican desde la Asociación, hay una mayor participación de jóvenes de la zona de Cataluña, dada la proximidad, aunque cada año asisten también de otras regiones del país. Este año, en concreto, han sido seis de Burgos, cuatro de Tenerife y dos de Fraga (Huesca).

Gemma Canas, madre de Noah Rodríguez, supo acerca de estos campamentos gracias a una trabajadora de la Asociación, que le habló sobre esta iniciativa. La pequeña Noah, que está a punto de cumplir un año en los scouts, se apuntó sin dudarlo y afirma que para ella ha sido una experiencia “muy bonita”. “No conocía a nadie, pero se llevó muy bien con todos. La mandé a Barcelona con nueve años y una maleta, y lo ha disfrutado a tope”, afirma su madre.

Noah conoce muy de cerca el cáncer. Su abuelo falleció en abril de 2021 a causa de un cáncer de pulmón, tras años de lucha. “Sabe bien lo que es el cáncer porque tuvimos al abuelo en casa hasta el final”, cuenta Gemma, que recuerda con mucha pena esos duros momentos. Casi un año después de perder a su padre, le detectaron a ella un cáncer de mama, lo que supuso un duro golpe para ella y su familia. “Lo primero que pensé fue en mis hijos. No dormí en mucho tiempo”, señala. 

Tras operarse, Gemma Canas se encuentra hoy en fase de revisiones y afirma estar “fenomenal”. “Ha ido todo genial, ha sido un milagro”, apunta.

Sus dos hijos supieron desde el principio lo que le sucedía y, cuando surgió la oportunidad de que Noah viajase a estos campamentos, donde podría pasar tiempo con más niños en su situación, no lo pensaron dos veces. 

Durante las colonias, los pequeños pudieron disfrutar de diferentes actividades al aire libre, como escalada, tiro con arco, actividades nocturnas e, incluso, pudieron ver de cerca conejos, cabras, caballos, vacas y cerdos. Sin embargo, lo que más destaca Noah de esta experiencia son las amistades que de allí se lleva. “Tengo apuntados los números de todos en una libreta”, afirma.


Compartir experiencias

Algo similar le ocurre a Nicolás Peral, que recuerda con mucho cariño a los amigos que hizo en el campamento y con los que hoy sigue en contacto, pese a que estos viven en Cataluña. “Barcelona estuvo bastante bien. El sitio donde nos quedamos era muy bonito y lo pasamos muy bien todos”, afirma el pequeño. Era su primera vez en unos campamentos fuera de casa y recuerda emocionado todas las actividades que allí realizaron, por las que puntúa los campamentos con un 9,5 sobre 10.

“Era la primera vez que Nicolás salía fuera y me daba un poco de miedo”, afirma su madre, Rocío Sacristán, aunque añade que era una “buena oportunidad” para empezar. “Estos campamentos eran una forma de encontrarse con gente que ha estado en una situación similar a él”, afirma la madre. Tal y como cuentan los pequeños, durante las colonias, algunos de los niños sí que compartieron sus experiencias con el cáncer y, siempre que pasaba, se apoyaban entre ellos.

Al igual que muchos de sus compañeros, Nicolás también conoció muy pronto la palabra cáncer. En su caso, por su hermano pequeño Miguel, al que diagnosticaron con siete meses un neuroblastoma. Su madre recuerda la dura situación que ha vivido su familia desde entonces y valora mucho la forma en la que su hijo mayor ha sobrellevado la situación. “La situación de Nico, y de cualquier hermano de un niño oncológico, es muy dura, pero, como cualquier otro niño, lo gestionan y se adaptan. No se vuelven nada egoístas. Son personas más racionales y comprensivas que los adultos y es de valorar”, añade.


Más apoyo a las familias

Eros e Iris Ubierna, con 15 y 13 años respectivamente, son de los más mayores del grupo de burgaleses, aunque tienen claro que, al igual que el resto, están deseando regresar el año que viene. Ataviados con las camisetas que llevaron en las colonias, los dos hermanos destacan la experiencia tan “positiva” que ha sido para ellos estos campamentos, especialmente, por las actividades y la gente que conocieron durante esos cinco días.

Ellos también han visto muy de cerca el cáncer. Su madre, Eva Sebastián, lleva diez años tratándose y afirma que, desde hace mucho tiempo, buscaba iniciativas como esta, que le ayudasen también con sus hijos. “Siempre se centran en nosotras y para nosotras es muy importante la familia, que nuestros hijos estén bien y se sientan atendidos por gente a la que le pasa lo mismo que a sus padres”, explica.

Recuerda así que durante este tiempo, ha habido muchas temporadas en las que no se encontraba bien o tenía que estar fuera de casa por las operaciones, pruebas y tratamientos. “Ha estado la familia, pero no había algo así para ellos. Se necesita ayuda, sobre todo, cuando los niños son pequeños”, afirma.

Las familias de estos cuatro burgaleses destacan la importancia de prestar también apoyo a las familias de pacientes oncológicos y ponen en valor que existan iniciativas “tan bien coordinadas” como estos campamentos, donde sus hijos han podido disfrutar de un espacio de encuentro con niños de su misma edad, con los que han podido compartir experiencias y hacer nuevas amistades. Asimismo, les gustaría que actividades similares pudiesen llevarse a cabo durante todo el año.