Una Semana Santa en Zamora, marcada por los cambios

Salgamos a la calle y disfrutemos de las celebraciones de esta Semana Santa.
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J. L. Leal  ICAL. Desfile procesional de la Real Hermandad del Santu00edsimo Cristo de las Injurias


Arranca la Semana Santa de Zamora con muchos cambios. El derribo del Museo marca el inicio de una Semana Santa diferente para este año 2023. Después de lo vivido durante dos años marcados por la despensa repleta de latas de conserva y el toque de queda, esas dos imágenes distintivas del cine apocalíptico, dejaron de ser patrimonio de la ficción para convertirse en nuestra realidad. En la realidad de los zamoranos y del mundo entero. Ocurrió hace exactamente tres años, el momento en el que todo se detuvo, dejando desorden y desconcierto en cada rincón; también desolación y llantos. ¿Quién iba a pensar que era posible un escenario así? La pregunta del millón, la que todos nos hemos formulado más de una vez, habría que completarla tres años después: ¿Quién iba a pensar que era posible un escenario así y que sus efectos iban a prolongarse tanto tiempo?


Sí, el impacto que provocó el covid sigue latente en 2023. Está presente en el ámbito emocional de no pocos ciudadanos y también en sus bolsillos. Nos detendremos en este último aspecto, el económico, significativamente revelador: a Zamora le está costando remontar, como así lo confirman los datos relativos a la actual Semana Santa. El indiscutible aumento en la contratación de personal para estas fechas con respecto a 2022 es una especie de ilusión, de espejismo. Efectivamente, nuestra provincia se erige como el lugar de Castilla y León donde se experimenta un mayor crecimiento en este sentido; no en vano, los contratos han crecido en torno al 20 por ciento. Este hecho supone un respiro, por supuesto, pero, si pretendíamos igualar, o al menos rozar, las cifras registradas en 2019, estábamos muy equivocados. Basta con una comparación: en esta ocasión, el número de contratos estimados es de 190 frente a los 550 de la Semana Santa prepandémica. Por si fuera poco, aunque la ocupación sigue siendo plena, como antes de la irrupción del coronavirus en nuestras vidas (al fin y al cabo, Zamora tiene mucho tirón durante estos días), el sector hotelero manifiesta una tendencia no precisamente halagüeña: las estancias se acortan.


Este año Zamora regresa a la nueva normalidad después del Covid que marca un punto de inflexión después de años de sufrimiento. Un año en el que los zamoranos han dicho adiós a muchos recuerdos con el derribo del Museo de Semana Santa dónde ha comenzado a escribirse una nueva historia. Este año será una carpa ambientada en nuestra Semana Santa la que albergará los pasos a la espera del nuevo Museo. La Semana Santa devuelve el color a las calles de Zamora que un año más esperan llenarse.


Como vemos, la normalidad se ha instalado hasta en el autobús, donde ya no tenemos por qué portar la mascarilla, pero aún nos quedan pasos por dar para situarnos en el punto en el que un virus desconocido tambaleó el mundo de cada uno de nosotros. Mientras tanto, y aunque la inflación se ha convertido en nuestra sombra (una sombra muy desagradable), rememos todos en la misma dirección, la que conduce a la recuperación de nuestra tierra. Salgamos a la calle y disfrutemos de las celebraciones de esta Semana Santa.