Los hechos están enmarcados entre los años 2008 y 2013, el tiempo en que el condenado, un ciudadano colombiano que por entonces contaba con 27 años, residía con su sobrina, la hija de su hermano, a caballo entre dos domicilios familiares en la ciudad de Salamanca.
Durante ese tiempo, aprovechó constantemente ocasiones en que se quedaba solo con la niña para abordarla en su habitación, realizando todo tipo de actos sexuales con su sobrina, a la que decía que no dijera nada a nadie de lo que hacían.
En concreto, a lo largo de este periodo de tiempo y en numerosas pero no precisadas fechas, pues lo hacía con asiduidad cuando veía la ocasión, al menos una vez por semana, el condenado realizaba tocamientos a la niña por todo su cuerpo, la penetraba con su pene tanto por vía vaginal, como por vía anal y la obligaba a que le hiciera felaciones.
A partir de 2013 estos actos cesaron porque tío y sobrina se fueron a vivir a ciudades distintas y perdieron el contacto. Pero cuando la menor vivía ya en Tenerife, a mediados de 2015, le comentó estos hechos a sus familiares, que los denunciaron en junio de ese año.