Litos proseguirá su lucha durante el mes de septiembre ante medidas que menoscaban la Atención Primaria en los pueblos, además de poner en peligro su existencia

​La extensión definitiva del Plan Aliste abocará a los núcleos urbanos más pequeños a su desaparición
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Litos


Litos pide a la Administración autonómica que se aclare: ¿son las medidas relativas a la cita previa telefónica un asunto relacionado con las medidas derivadas de la pandemia o han venido para quedarse? Así se lo han preguntado los vecinos durante la duodécima concentración de los vecinos del pueblo y de la plataforma ‘Litos por la Sanidad Pública’, que como cada miércoles se celebra a las puertas del consultorio local.


La duda surge tras prácticamente solaparse en el tiempo dos comunicaciones oficiales contradictorias. Por una parte, y como se informó a los vecinos durante la reunión de la semana pasada, María Ángeles Álvarez Mariño, directora médico de Atención Primaria de Zamora, dejaba claro en su respuesta a un escrito enviado por la plataforma que la necesidad de cita previa era una medida circunscrita a los protocolos sanitarios derivados del COVID-19.


Casi al mismo tiempo, la consejera de Sanidad de la Junta de Castilla y León, Verónica Casado, ha reactivado el plan para reorganizar la asistencia sanitaria en los pueblos que puso en marcha en Sayago, como experiencia piloto, poco antes de desatarse la pandemia. En este plan, una de las medidas clave es la necesidad de gestionar la Atención Primaria mediante contacto telefónico, de manera que algunas necesidades puedan quedar solucionadas sin necesidad de visita y en otros casos el médico se desplace a la localidad correspondiente en el día o días de la semana que le corresponda según su número de cartillas.


Así, activar una receta electrónica o gestionar una analítica de seguimiento, por ejemplo, serían cuestiones fáciles de zanjar sin necesidad del desplazamiento del facultativo o enfermera al consultorio rural y sin que el paciente saliera de su casa. Sin embargo, otro tipo de consultas dependerían del criterio de los profesionales sanitarios.


Y aquí es donde la población muestra su desacuerdo con el sistema, ya que implica que la gestión telefónica sea realmente efectiva. Tal como los vecinos de Litos vienen manifestando desde el comienzo de sus concentraciones, las consultas telefónicas son para los habitantes de los pueblos tan poco eficaces como pretender que las personas mayores realicen online sus gestiones con su banco o caja.


Por un lado, la intermediación que supone el gestionar la cita no es eficiente, ya que ni los contestadores automáticos ni el personal administrativo resultan el método más adecuado para personas de un perfil envejecido y a veces con ciertas capacidades limitadas.


En el primer caso, el de los contestadores, porque a las dificultades habituales de cualquier ciudadano de entenderse con una máquina deben añadirse problemas derivados de la brecha generacional que marca el perfil habitual de los habitantes de los pueblos. En el segundo caso, el de los administrativos, porque como muestra la experiencia no dan abasto: en no pocas ocasiones es necesario realizar varias llamadas, sin éxito, para solicitar la cita, por lo que los pacientes finalmente desisten.


Además, que el doctor decida si el paciente merece visita presencial o no atenderá a criterios que dejarán fuera cuestiones como la capacidad de comunicación del paciente por teléfono, que evidentemente no tiene por qué ser la misma que en persona. Es decir, se presupone que cualquier persona puede expresarse y hacerse entender sin mirar a la cara a su doctor. Así mismo, y dada la escasez de médicos de familia en Castilla y León, y más aún en el ámbito rural, puede que la decisión del doctor de realizar la visita presencial dependa de la posibilidad que tengan los facultativos, con recursos humanos mermados, para desplazarse a cada localidad, y no de las necesidades reales del enfermo.


Extensión del plan Aliste


En este contexto los vecinos de Litos consideran que la respuesta de María Ángeles Álvarez Mariño no tiene ninguna validez ante su principal preocupación, la eliminación de la necesidad de la cita previa telefónica para lograr la visita presencial de su doctor o enfermera. De poco sirve la eliminación de las medidas por coronavirus si antes de que se hagan efectivas se ven sustituidas por otras idénticas recogidas en otro plan.


Además, la preocupación de los vecinos se ha acrecentado en la última semana y es doble. Por una parte, el evidente deterioro a corto plazo que supone la atención médica para los habitantes de los pueblos, que hace tiempo que se sienten ciudadanos de segunda categoría ante las Administraciones Públicas. Por otro, y en el largo plazo, los litenses sienten que estas medidas de la Consejería de Sanidad redundarán en la desaparición de los pueblos pequeños, una meta que no parece desagradar a las distintas Administraciones si se juzgan a la luz de las informaciones aparecidas en los últimos días en relación con el “reagrupamiento” de sanitarios en ciudades grandes y sus alfoces.


Ante tal tesitura, Litos no ceja en su lucha y ha solicitado ya los permisos necesarios para seguir concentrándose durante todo el mes de septiembre, además de proseguir su recogida de firmas para avalar sus quejas ante el Procurador del Común de Castilla y León.