Devorada por su gato tras descubrirse el cuerpo y el de su hija fallecidas desde hacía dos meses en Gijón

​ La hija tenía 40 años y sufría graves problemas mentales
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Nacional


Dos meses llevaban los cuerpos sin vida de una madre y su hija que este miércoles han sido encontrados por la Policía Nacional tras recibir una alerta de un conocido. Los cadáveres se hallaban en un avanzado estado de descomposición y la cabeza de la mujer mayor había sido devorada por el gato con el que convivían, según informa El Comercio.



María Elsa Candás Montoto, viuda de 70 años e impedida, y su hija Vanessa Fernández Candá, de 40 años y con graves problemas mentales a penas tenían relaciones con sus familiares, tampoco con sus vecinos. Una llamada a la Policía de un amigo de la hija con la que no conseguía contactar desde hacía meses aceleró el descubrimiento de los cuerpos.


La mujer mayor dependía para todo de la ayuda de su hija que había sido atendida en numerosas ocasiones en la Unidad de Psiquiatría del Hospital de Jove. Ambas vivían de alquiler desde hacía años en una vivienda de la calle Juan Alvargonzález de Gijón.


Los agentes de la Policía Nacional pudieron entrar en la vivienda tras facilitarles el acceso un equipo de bomberos que accedió a través de una de las ventanas. En el interior se encontraron el cuerpo de la madre en el suelo de su habitación mientras que el de la hija estaba en otra habitación rodeada de botes de barbitúricos. Junto a ellas había un gato que se había alimentado de partes del cuerpo de la madre, especialmente su rostro. El animal ha sido entregado en dependencias municipales.



Entre las hipótesis que barajan los investigadores está la posibilidad de que la madre falleciese de forma natural y que la hija se hubiese suicidado posteriormente, aunque será la autopsia la que intente explicar lo ocurrido.


Los agentes encontraron al entrar mucho desorden con ropa y objetos tirados por toda la casa.

El distanciamiento de estas dos mujeres con el resto de familiares hizo que los primeros en ser contactados rechazasen ocuparse de sus cuerpos. Solo algunos parientes en segundo grado se han presentado en los servicios funerarios.