Un incendio provoca daños de consideración en el retablo mayor de una iglesia reconocida como Bien de Interés Cultural

Un incendio declarado de madrugada en la iglesia de Santa Marina del municipio berciano de Balboa provocó daños de consideración en el retablo mayor de este templo, declarado como Bien de Interés Cultural (BIC) en junio del año 1993. Según informaron fuentes de los Bomberos de Ponferrada, que se desplazaron hasta el lugar, las altas temperaturas y el humo generado por el fuego también afectaron en menor medida a otras zonas del templo.

Al respecto, el aviso a los servicio de emergencia lo dio pasadas las cinco horas un vecino de la localidad, que vio salir humo por una de las ventanas de la iglesia. Los Bomberos de Ponferrada enviaron al lugar un retén con dos autobombas, una ligera y una aljibe, ya que la autobomba rural se encuentra en el taller. Al llegar a Balboa, los efectivos de la lucha contra el fuego tuvieron que forzar la puerta de entrada de la iglesia para acceder al interior de la nave, que en esos momentos se encontraba totalmente inundada de humo.

Una vez dentro, los Bomberos comprobaron que las llamas se concentraron en la parte izquierda del retablo mayor, en una franja vertical de unos tres metros de altura por uno de ancho, así como en el zócalo inferior y en la alfombra del altar. Antes de iniciar las tareas de extinción, el retén retiró tres piezas del altar mayor y las sacó al exterior del templo, con el objetivo de evitar más daños.

Las tareas de extinción, que se prolongaron hasta las 9 horas, se llevaron a cabo utilizando la menor cantidad de agua posible para evitar causar más destrozos en las piezas de la iglesia. Una vez extinguido el incendio, los Bomberos procedieron a ventilar toda la nave para limitar los daños causados por el humo.

DECLARADA COMO BIC

De origen románico, la iglesia de Santa Marina de Balboa está dispuesta en una sola nave, con una cabecera compuesta por un ábside semicircular, separado del resto de la nave por un arco toral de medio punto. El templo, tal como se conoce actualmente, es fruto de tres fases constructivas que se remontan al siglo XII o a principios del XIII. La segunda fase, en la que se modifica la estructura románica y se comienza a construir la torre, se llevó a cabo durante el siglo XVI, mientras que la tercera fase, en la que la iglesia tomó su actual configuración, se produjo entre el siglo XVII y principios del XVIII.

En el año 2010, la Dirección General de Patrimonio Cultural autorizó la restauración del retablo mayor que hoy sufrió daños a consecuencia del fuego. El proceso contó con un presupuesto de más de 120.000 euros para devolver su esplendor a esta pieza manierista de tres cuerpos, obra de Lucas Formente.