Oriol Marimon: “La pandemia ha hecho que nos diéramos cuenta de la importancia del desarrollo científico para salir adelante como sociedad”

Este Doctor en Química Orgánica es uno de los demiurgos de Big Van Ciencia, un grupo de científicos e investigadores que colecciona aplausos (y muchas risas) gracias a su divertida forma de divulgar el conocimiento. Humor y ciencia: el crossover definitivo.

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¿De verdad poseemos menos genes que un brócoli? ¿Qué tiene de transgénico Spiderman? ¿Se puede explicar la genética con un dragón mutante? ¿Y enseñar física cuántica con un gato zombi? Las respuestas no pululan en la undécima dimensión, sino que están en poder de Big Van Ciencia, organización que demuestra, a través de monólogos, libros, programas en radio y televisión o canales sociales que contar la ciencia también es un arte.


Y como todo poder conlleva una gran responsabilidad, transformar la cultura científica en un producto atractivo para todo tipo de públicos es el leitmotiv de este grupo de físicos, matemáticos, biólogos, biomédicos, ingenieros o antropólogos desternillantes del que forma parte nuestro protagonista, quien considera que la sociedad está cada vez “más ávida de ciencia”. ¿Preparad@ para conocerle más?


P.- ¿Cuál es la fórmula para sacarle la parte divertida a la ciencia? Para muchos aún sigue siendo un terreno complejo, abstracto y reservado a mentes privilegiadas.


R.- Un monologuista, una monologuista, una persona dedicada a la risa te explica su vida según la ve… pues cada uno de nosotros hace eso: explicar la ciencia desde nuestro prisma. La relacionamos con las cosas del día a día, con las tendencias, con lo que pasa en Youtube… Todo eso que nos ocurre a las personas nos pasa también a los científicos ¡porque somos gente! En Big Van Ciencia explicamos lo que vemos a nuestro alrededor y lo conectamos con la ciencia a través del humor.


P.- Precisamente, me he pasado la mañana en Youtube, con los ‘Clowntifics’ Orilo (el propio Oriol) y Arlequina (Helena González-Burón) para saber cómo explotar un huevo sin tocarlo o para trabajar con fluidos no newtonianos. Es inevitable encontrar en ellos esa figura del científico loco que ha estado presente en cada generación. Nuestro Doc, de Regreso al Futuro, Rick, de Rick and Morty…  Al final ¿el humor es la herramienta más efectiva para difundir un mensaje?


R.- El humor nos permite ponernos al mismo nivel para establecer un diálogo con la gente, que es lo que queremos conseguir. Los científicos no somos dueños del conocimiento y tenemos que contárselo “a la pobrecita gente que no tiene ni idea”. No; cada uno sabe de lo suyo. Yo voy a un taller a arreglar el coche y como el mecánico no me hable para tontos, no me voy a enterar porque nunca he estudiado eso, no sé cómo funciona. Esto es lo mismo: nosotros sabemos de un tema porque nos hemos especializado, nos hemos dedicado a ello y queremos dialogar con quien no es experto en ese tema para poderlo comentar. El humor nos ayuda a establecer las bases de ese diálogo y a que la gente deje de tenernos tanto respeto y de pensar aquello de “uy, ciencia, qué aburrido”. Aquí rompemos esos estereotipos con el humor y establecemos un espacio para que podamos dialogar.


P.- Con esta fórmula habéis conseguido llamar la atención de adultos, pero también de niños y de adolescentes sobre la ciencia. Si este modo de educar se hubiera implantado antes, ¿hoy tendríamos más científicas y científicos en nuestro país? ¿Hemos perdido a gente muy válida por el camino por no ofrecerle las herramientas necesarias con anterioridad?


R.- No sé si la hemos perdido; la gente válida que quizá no se haya interesado en la ciencia se habrá interesado en otras cosas y ahora está haciendo, probablemente, algo importante e imprescindible para la sociedad. Sí que es verdad que para construir una sociedad basada en el conocimiento es importante tener una masa crítica de personas dedicadas a la ciencia y a sus diferentes ámbitos. Educación, investigación, gestión… necesitamos perfiles muy distintos, además de infraestructura, inversión pública, inversión privada… Todo eso es necesario para que un país apueste por la ciencia y salga adelante en ese sentido. Así que, poner este granito de arena en la motivación de los jóvenes para que se sientan atraídos por la ciencia es importante. Nosotros ya llevamos unos cuantos años haciéndolo, con mucho éxito, por suerte. Vemos que a los jóvenes y a los niños les gusta mucho; nosotros nos lo pasamos genial haciéndolo. Esa es nuestra pequeña aportación, pero son muchas las patas que se tienen que afianzar para que realmente esos chicos y chicas motivados con la ciencia puedan desarrollar después una carrera científica.





P.- ¿Hueles la vocación en ellos?


R.- ¡Por supuesto! Hay un montón de talento que está ahí, que está surgiendo, que se forma y que luego se tiene que ir. La fuga de talentos es incesante, es sangrante, es dolorosa porque se nos van personas muy buenas y válidas que podrían aportar muchísimo. Es verdad que en una carrera científica e investigadora es bueno pasar un tiempo fuera. ¿Por qué? Porque tú te especializas en un tema y es probable que los mejores en ese tema estén en otro país como Estados Unidos o Alemania. Pues sí, te vas, aprendes y colaboras con ellos, pero, pasado un tiempo, te llama volver. Lo ideal sería regresar a tu país para continuar con tu carrera y revertir lo aprendido. Lo que ocurre es que prácticamente no existen oportunidades para que se materialice ese regreso. Los datos están ahí, así que necesitamos un cambio muy importante. ¡Esperando a que llegue! (suspira).


P.- ¿Estás esperanzado? ¿Crees que mejorarán las condiciones laborales de los científicos en España algún día? ¿Se os reconocerá vuestra labor como merecéis?


R.- La gente no puede defender lo que no conoce. Nosotros nacimos hace unos diez años. En ese tiempo prácticamente no existía la divulgación de la ciencia en España, y la divulgación de la ciencia utilizando herramientas como el humor no existía, no estaba. Por suerte, con la llegada de las redes sociales, creo que puedo decir que hemos abierto camino, hemos inspirado y han surgido nuevas iniciativas. Estamos muy felices de que cada vez se utilicen más estas herramientas para divulgar ciencia. Eso hace que haya más youtubers de ciencia y más programas de ciencia en la televisión. La gente va conociendo y se va dando cuenta.


Esta pandemia, si alguna cosa buena tiene, es que ha hecho que nos diéramos cuenta de la importancia del desarrollo científico para salir adelante como sociedad. No hay más que ver el hecho de que no tenemos ninguna vacuna europea ni ninguna vacuna española en la parrilla de las cinco primeras. Europa se ha quedado a la cola, mientras que en otros países como Reino Unido, Estados Unidos y otros lugares donde sí tenían a esas empresas que han llegado a hacer la vacuna, el ritmo de vacunación es mucho más alto, ¿no? Eso la gente lo ha visto, se ha dado cuenta y ha dicho: “cuidado, esto es importante”. Este es un primer paso; el siguiente será que haya partidos políticos que defiendan de verdad la ciencia y entonces la gente vea que eso es importante y que los vote. Si eso da votos, se invertirá más en ciencia y creceremos.


Es un proceso lento, pero creo que nos estamos dando cuenta como país. Cada vez son más los ayuntamientos o los centros educativos que nos llaman para acercar la ciencia al público. Y lo que percibo es que la gente está ávida de saber de ciencia. Lo veo en nuestros espectáculos de clown para los pequeños, en nuestros monólogos para el público general o en nuestro show nocturno más gamberro para bares, Materia Absurda, que es desternillante ¡Y se llena! ¿Qué hacéis un sábado a las once de la noche llenando un bar para escuchar hablar de ciencia? La gente es friki, lo es, le gusta y se viene, se lo pasa bien, aprende, nos divertimos, dialogamos. Es maravilloso ver cómo todo esto tira para adelante.


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P.- La gente es friki… ¡y los científicos! Entendiendo “friki” en su sentido más maravilloso. Hace no mucho supimos que el paracaídas del Perseverance llevaba patrones especiales en rojo y blanco con los que la NASA representaba la frase secreta codificada: "Atrévete a cosas poderosas"…


R.- ¡Efectivamente! Como tienes ese conocimiento, simplemente, lo aplicas mandando esos mensajes. El dron Ingenuity lleva debajo de una de sus aspas, sobre Marte, un trocito de papel del primer avión que voló en La Tierra. Es que, eso es tan bonito... Y eso se consigue sabiendo y conociendo, y la gente quiere saber y quiere conocer todas estas cosas. Eso sí, las tenemos que explicar de una manera atractiva, cercana y divertida, algo que no se ha hecho tan bien como se podría haber hecho. Estamos mejorando y se nota.


P.- Antes hacías referencia a la pandemia. El coronavirus ha empujado a muchos a intentar entender de forma forzosa cosas que antes solamente estaban en la mente de los científicos. Las demostraciones de los virólogos sobre cómo funciona el virus despejan todas nuestras dudas al respecto, entonces, ¿por qué, pese a las evidencias científicas, siguen existiendo los negacionistas?


R.- Aquí hay que tener en cuenta que los negacionistas son muy pocos. Son un grupo muy pequeño, pero que hace mucho ruido. Entonces, parece que el problema es mayor de lo que es. No significa que no tengamos que tenerlo en cuenta. En España el porcentaje de la gente que se vacunaría inmediatamente creo que está entre el 85 y el 90 por ciento. Es decir, la cantidad de gente que tiene miedo a la vacuna o que no se vacunaría es pequeña. Y de este porcentaje pequeño, muy pocos son los negacionistas del virus y antivacunas. Esto ocurre porque tenemos un exceso de información; hay muchísima información disponible y tenemos muy poca formación en capacidad crítica. Esto nos confunde. Nos confunde porque hay muchísimos mensajes contradictorios; el mundo es complejo, los políticos nos hablan como si fuésemos críos pequeños: “esto es blanco o negro”.


Y el mundo está lleno de colores, de gamas, de marices. Es supercomplejo. Claro que la industria farmacéutica en algunos momentos realiza acciones para ganar dinero. ¡Es una industria, gana dinero! Pero la industria farmacéutica también salva millones de vidas. Entonces, no es blanco o negro, no es un monstruo de seis cabezas que hay que eliminar ni es la salvación absoluta. No. Hay muchos colores, muchas gamas, hay muchos tipos de personas dentro de la industria farmacéutica que llevan a cabo diferentes tipos de proyectos que dan lugar a situaciones muy diversas. Una misma farmacéutica puede desarrollar proyectos preciosos que ayudan a mejorar el mundo o, por ejemplo, sacar vacunas que necesitábamos en tiempo récord realizando esa investigación y produciendo esas vacunas, pero luego intentar lucrarse con esas vacunas, intentar venderlas a mayor coste, etc etc… Es un mundo complejo, y en esa complejidad y con muchísima información y fuentes falsas haciendo ruido es normal que haya una parte de la población que se confunda.


Por eso es imprescindible que trabajemos las herramientas para despertar la capacidad crítica en los jóvenes, pero también en los adultos. Es una de las principales líneas que seguimos con los proyectos educativos de Big Van Ciencia. Si vamos a las escuelas o a los institutos, ahondamos en esto y ofrecemos esas herramientas a los alumnos para no caer en este tipo de cosas.


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P.- Además de los negacionistas, vosotros habláis de un segundo grupo, los que externalizan la culpa: “Yo ya hago suficiente, los demás son los responsables”. ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros para salir de ese estado de inacción y contribuir a que el mundo sea mejor?


R.- Pues esa es la clave de todo, casi más importante que poder resolver, finalmente, en una única ecuación la gravedad y la cuántica. Es la clave. Recuerdo que en una gira estuvimos trabajando con unos profesores en la Universidad de Segovia que tenían una asignatura llamada Educación para la Desobediencia. Pues bien, en una conferencia que dimos para sus alumnos nos preguntaron: “¿Cuál es el botón que aprietas en una persona para que empiece a hacer…?” En ese caso, estábamos hablando de cooperación internacional… Es decir, qué es lo que activa a la gente para hacer ese tipo de cosas, no solo trabajar con el fin de que te dé dinero, sino hacer cosas por la sociedad. Esa es la gran pregunta, la gran clave.


Yo creo que es un esfuerzo; hay una barrera inicial, una energía que te cuesta superar para empezar a hacer cosas, pero, una vez la has superado, te das cuenta de que eso revierte muchísimo en ti, en tu estado de ánimo y en tu felicidad. A todo el mundo hay algo que le motiva, le gusta, le araña… No sé si son las injusticias en África o que se ahoguen los osos polares porque se está fundiendo el hielo… No lo sé, pero seguro que hay algo que te llama especialmente. Si encuentras eso, empiezas a hacer algo y te organizas con otra gente… Ya está bien de decir “esto lo tiene que hacer una única persona”, el youtuber maravilloso que ha llegado arriba con millones de seguidores, el gran triunfador que ha montado él solo una superempresa y está cambiando el mundo… Eso no existe. La gente llega lejos si trabaja en equipo; encontrar una causa que te arañe, organizarte con la gente y hacer algo por construir una sociedad mejor revierte en ti, te hace sentir mucho más feliz y es cuando le empiezas a dedicar tiempo sin que te cueste. Lo que pasa es que llegar a ese punto es difícil, no nos lo ponen fácil, los mensajes que llegan no lo hacen en esa línea, nuestra sociedad es frenética… Es complicado, pero por ahí está la respuesta.


P.- Ya que hablabas de injusticias, tengo que preguntarte por las mujeres. ¡Qué maléfica ha sido la historia con ellas tanto en la ciencia como en las artes, la literatura…!


R.- Absolutamente. El colectivo de las mujeres, no solo en ciencia, sino en absolutamente todos los ámbitos, ha sido sistemáticamente silenciado. Hay que darle la vuelta a eso porque estamos perdiendo una gran cantidad de talento. Estamos perdiendo también una manera de construir muestras estructuras sociales, pues no están llegando esas ideas por dejarlas fuera. Así que, hay que trabajarlo muchísimo. En Big Van Ciencia ponemos nuestro granito de arena para revertir eso gracias a diferentes fórmulas. Una de ellas es la de mostrar roles científicos femeninos a chicas y a chicos, a los dos. Hacemos un gran esfuerzo por incorporar a mujeres; las buscamos, las ayudamos, les damos formación, nos las llevamos de gira, las incluimos en las actividades e intentamos que haya más y más porque que una mujer se suba a un escenario, haga humor, que haga reír y, además, lo haga hablando de ciencia es rompedor. Hay muy pocas y las necesitamos para que otros niños y niñas puedan ver esos roles y digan: “Mira, se puede”. Luego decidirán si lo hacen o no, que cada uno haga lo que quiera, pero, como mínimo, tienen que ver ese modelo.





P.- Antes mencionábamos el aterrizaje del Perseverance en Marte; hemos leído que la NASA ha producido oxígeno respirable en el Planeta Rojo, hemos visto imágenes del primer hotel en el espacio que dicen que abrirá en 2027… ¿Qué verán nuestros ojos científicamente hablando? ¿Cómo será el mundo, no sé, en 2050?


R.- La revolución científica y tecnológica es extraordinaria; nunca antes el mundo había cambiado tan rápido. En apenas cinco años los cambios que llegan a lo más profundo de nuestra sociedad son enormes, pero también tenemos grandes retos por delante. Esta pandemia nos ha puesto en jaque y vienen cosas que pueden ser incluso peores con el cambio climático, que es irreversible. Es complicado decir “¡vamos a alucinar con las grandes mejoras que vamos a tener!” porque, como te digo, nos vienen grandes retos. Entonces, yo lo que creo que debemos hacer es convencernos de que es una buena idea crear una sociedad basada en el conocimiento e invertir en ciencia. Si invertimos en ciencia, seremos capaces de superar esos retos que se nos vienen encima y de ver un futuro extraordinario para todos.


P.- ¿Y qué hay de los próximos retos de Big Van Ciencia?


R.- Ahora estamos trabajando toda la parte de las actividades de verano. En Big Van Ciencia hacemos formación para cualquier persona que quiera aprender a hablar de ciencia, aprender a contar la ciencia, ya sea dando charlas en una formación que llamamos Contar la ciencia, ya sea a través de las redes sociales o Youtube en una formación que llamamos Ciencia en Youtube. Son online y esa es otra de las cosas buenas que nos ha dejado la pandemia, que el online funciona muy bien, nos da muchas oportunidades.


Esto para el público adulto, pero también tenemos cosas muy chulas para los peques. Por ejemplo, un campamento de verano también online para niños de seis a diez años, que será la última semana de junio/primera de julio. Quien quiera apuntar a sus peques, que entre en la web de Big Van Ciencia. Son un par de horas por las mañanas, tiempo en el que estamos haciendo experimentos, entendiendo esos experimentos, sacando conclusiones… Se aprende un montón, nos divertimos… También organizamos un campamento para adolescentes en colaboración con el Parque Científico de Barcelona, un lugar extraordinario a la vanguardia del desarrollo tecnológico y científico de nuestro país. Los jóvenes ven de primera mano las investigaciones que hacen allí y hacen ellos mismos los experimentos. Después, generan sus propios vídeos explicando lo que han aprendido porque creemos que una parte importante del proceso de aprendizaje no es solo hacer, sino contar. Y es que, cuando tengo que contárselo a otros es cuando acabo incorporando de manera profunda todos esos conceptos.


P- Entonces, ¿con Big Van Ciencia aún puedo sacar la científica que llevo dentro?


R- Adelante, estupendo, ¡claro que sí! ¡Nunca es tarde!