JUANA

Dionisio de Ana Prieto
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Es bueno recordar

que las Comunidades de Castilla

quisieron la libertad

y la representación en Cortes de su Hermandad.

Y querían la modernidad de su Comunidad.

A través de su representatividad

en Cortes

sin más sumisión que al poder de sus propias Cortes

sin los antiguos poderes estamentales

reales, eclesiásticos y militares.

La pretendida Reina Juana tuvo la ocasión de serlo

a la cabeza de las Cortes representativas

que los Comuneros veían de buena gana,

pero no quiso

y les deshizo la pretensión

que mantenían las Comunidades en su corazón.

Y en la razón

buscando un revolucionario golpe de timón.

Catilla perdió un montón de derechos democráticos

adelantados a su tiempo

y con la oportunidad

en su momento

de gobernar la Comunidad de modo carismático y sencillo

por sus diputados amados en su entidades locales

contra los gobernantes impuestos por los poderes reales

procedentes de gentes influyentes

pero sin pertenecer al pueblo que a los Comuneros les vio nacer

y crecer

sin merecer su gente humilde,

ciudadana y comercial

y hasta intelectual

la Autoridad impuesta con una temeridad

que resultó ganadora por la casualidad de la diversidad

inclinada por la imperialidad

y las condenas a muerte

y su represión sin perdón

apoyada por el dinero

y la ruptura militar

que bien pudo cambiar la historia de la Comunidad

a la postre decadente

por el despilfarro en el barro de guerras de religión

perdidas en Europa

que llevó a Castilla después a la bancarrota

cambiando de rumbo de proa a popa

cuando esas guerras a Castilla


no le importaban una jota.