Es primera hora de la tarde de un día laboral de noviembre en la calle de Guzmán el Bueno, pero las terrazas cercanas a la calle Fernández de los Ríos están muy pobladas. Excepto una, que en esta ocasión no está disponible. La cafetería HD, con su cuidada estética retro, está acostumbrada a alojar rodajes de todo tipo y ha cerrado al público durante unas horas para aparecer en uno de los anuncios navideños de la temporada. Ante tanto foco y tanto cable, algunos vecinos del barrio de Moncloa se acercan a mirar a la cristalera del local. Los más atentos descubren que en el interior se encuentran dos madrileños adoptivos, el presentador Andreu Buenafuente (Reus, 55 años) y el pianista, además de escritor y estrella de Twitter, James Rhodes (Londres, 45 años).
Campofrío ha adelantado varias semanas el rodaje y el estreno de su campaña navideña, para adaptarse a los tiempos extraños de este 2020 y evitar imprevistos. Pero los imprevistos han llegado igualmente. Uno de ellos es el positivo en coronavirus de su director, Paco Plaza (Valencia, 47 años). Con síntomas leves de la enfermedad, debe controlar desde su casa lo que ocurre en el set instalado en la cafetería. Mientras accede por streaming a la señal de cámara, Daniel Sánchez Arévalo (Madrid, 50 años) se asegura que todo esté en orden, tras incorporarse a última hora al proyecto en el que ya participó en años anteriores. El asunto que tienen entre (cuatro) manos no rehúye una realidad que ha traído a los españoles consecuencias mucho más dramáticas que esta. El anuncio de este año tiene a la muerte como protagonista, con el rostro de Quique San Francisco. El mensaje, en forma de hashtag: #DisfruteEnVida.
Este relato breve de algo más de tres minutos comienza sobre las tablas del teatro Lara, donde el actor aparece vestido de negro y guadaña en mano. Cuando sale a la calle, se da cuenta de que se ha convertido en su oscuro personaje. Pasea por la Puerta del Sol y ante el Congreso de los Diputados pero nadie le hace caso. Es invisible ante los ciudadanos, que prefieren comportarse como si la muerte no existiera. “Es un tema complicado de tratar, pero hemos querido no abandonar la combinación de humor y actualidad que este especial navideño ha tenido años anteriores. No podíamos dar la espalda al momento que vivimos”, comenta por teléfono Plaza responsable de la saga de terror REC y del thriller Quien a hierro mata. “Ponerle al anuncio de final de año algo de crítica social y escapar de lo almibarado es la decisión inteligente, aunque sigan funcionando las propuestas ñoñas”, admite Sánchez Arévalo, cuya filmografía está más cercana a la comedia con títulos como La gran familia española y Primos.
“No hago más que defender que reír es la única salida. Se puede enfocar la tragedia desde el resquicio de humor que queda en ella”
ANDREU BUENAFUENTE, UNO DE LOS PARTICIPANTES DEL ANUNCIO NAVIDEÑO.
El tabú por la muerte continúa en la escena de la cafetería HD, en la que un equipo de cerca de cien personas ha trabajado durante horas aplicando los protocolos de seguridad para rodar apenas 12 segundos. En ella, Buenafuente intenta explicar a un confuso Rhodes qué significan expresiones como “criar malvas”, “quedarse tieso” o “irse al otro barrio”, eufemismos utilizados para evitar la palabra maldita. El presentador, acostumbrado a parodiar este tipo de anuncios en su programa, lamenta que “se haya ido perdiendo esa tradición navideña de anuncios-evento”, que sí mantiene un organismo como la Lotería. Por eso ha aceptado participar en uno de ellos. “No hago más que defender que reír es la única salida, así que pensé que tenía que aplicarme el cuento y hacerlo con respeto. Se puede enfocar la tragedia desde el resquicio de humor que queda en ella y dándole cierta luz al asunto”. Desde Madrid graba desde hace años su programa Late Motiv de Movistar +. “La verdad es que no he aprendido nada de este año tan duro. Vine aquí para conocer y disfrutar la ciudad. Ahora hay que ser responsable. Llevo meses que lo único que hago es ir a trabajar, seguir las normas y regresar a casa. En 30 años de carrera no me había pasado lo de estar la mayor parte del día en chándal. Es uno de vestir, pero lo cierto es que voy por Madrid en chándal, salvo cuando grabo en plató o hago rodajes como este. Es sin duda un mal menor”, comenta.