Hoy en día no se entiende bien cómo los gerifaltes del franquismo cultural permitieron que las productoras Iéna Productions y UCIL (Francia) y CEIAD (Italia) desembarcaran en 1957 en la Costa del Sol y abrieran la puerta al escándalo con fecha anticipada. Y el escándalo y la conmoción aterrizaron en las playas de Torremolinos en forma de Brigitte Bardot (París, 1934).
Y cuando la cámara de Roger Vadim la mostró con lujo de detalle, hombros al aire, pies descalzos, ropa interior e incluso algún glúteo y algún pecho perdidos entre secuencia y secuencia de la película Los joyeros del claro de luna, la marimorena estaba servida. La cosa no pasó a mayores ya que al régimen de Franco le venía de perlas borrar la imagen internacional de una España pobre y oscura con la sonrisa de una diosa rubia. Así que, por la paz un padrenuestro, los siempre aplicados censores miraron para otro lado y la película se rodó sin mayores sobresaltos.
Ahora, un tesoro de más de 400 fotografías desconocidas viene a desempolvar el olvido que cayó sobre aquel verano español de Brigitte Bardot. Una selección de en torno a 60 fotos será expuesta a partir de noviembre y durante tres meses en el centro cultural La Térmica de Málaga.