Con el fin de la dictadura franquista, la mujer comenzó a su andadura en el deporte profesional, dando así un gran paso en la carrera por la Igualdad.
Sin duda, la inclusión de la mujer en el mundo del deporte supuso un cambio trascendental en la sociedad y en la idiosincrasia deportiva profesional de un área hasta entonces puramente masculina.
Kathrine Switzer se convirtió el 19 de abril de 1967 en todo un hito de la lucha por la Igualdad de la mujer en el mundo del deporte, al haber sido detenida para evitar que alcanzase el final del recorrido en pleno maratón de Boston. Un suceso que ahora puede parecer del todo inverosímil pero que en cambio, fue real y supuso el inicio de una nueva etapa para la mujer.
Y es que en un pasado no tan lejano a la mujer se le ponían muchas trabas a la hora de dedicarse profesionalmente al deporte, por lo que los logros alcanzados por las deportistas se los debemos en gran parte a aquellas mujeres pioneras que se arriesgaron dedicándose a este sector, quiénes derribaron barreras y dieron visibilidad a la presencia de la mujer.
En nuestro país Lilí Álvarez, Rosa Torres, Miriam Blasco, Carmen Valero, María Paz Corominas, Almudena Muñoz o Blanca Fernández Ochoa, despuntaron en diferentes disciplinas deportivas y en definitiva, contribuyeron a normalizar la presencia de la mujer dentro del deporte profesional.
Para muchas de nuestras futuras deportistas, estas mujeres se convirtieron en mucho más que un referente o un modelo a seguir, más bien en una figura con la que sentían que podrían llegar a lograr sus sueños y aspiraciones dentro del deporte.
Lilí Álvarez (1905-1998) fue la primera mujer española en participar en unas Olimpiadas, concretamente en los Juegos Olímpicos de Invierno de Chamonix de 1924, además de destacar como tenista, Álvarez desarrolló su faceta de periodista siendo una de las pioneras en cubrir noticias deportivas.
Al mismo tiempo, el Instituto de la Mujer para la Igualdad de Oportunidades, en colaboración con el Consejo Superior de Deportes, han creado los Premios “Lilí Álvarez” de Periodismo. Dichos premios reconocen aquellos trabajos periodísticos que han contribuido a la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres en el ámbito deportivo, así como a difundir el deporte femenino en España.
Las Olimpiadas de Barcelona 1992 supusieron un gran impulso para el deporte femenino, España obtuvo grandes éxitos de la mano de la yudoca Miriam Blasco quién se convirtió en la primera campeona olímpica española en alzarse con el oro.
Asimismo, la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, incorporo la igualdad dentro del deporte como un principio jurídico universal, sentando así las bases respecto a esta materia.
El de la mujer ha sido todo un ascenso paulatino que se fue consolidando en las sucesivas Olimpiadas, incrementándose así el número de medallistas olímpicas en distintas modalidades, nombres como Ruth Beitia, Mireia Belmonte, Ona Carbonell, Lydia Valentin, Carolina Marín, Sandra Sánchez o Garbiñe Muguruza han pasado a ser las protagonistas más recientes de grandes éxitos para el deporte español.
Pese a que el Comité Olímpico Español (COE) se ha encargado de potenciar el deporte femenino, aún queda mucho para lograr “igualar” el número de mujeres al de hombres. Y es que, para muchos el deporte aún hoy en día, sigue siendo un terreno con limitaciones para la mujer.
A su vez, otra de las grandes preocupaciones para el COE recae en lo que se podría denominar como “techo de cristal deportivo”, es decir, se debe fomentar que las mujeres ocupen puestos directivos dentro de las organizaciones deportivas y así desarrollen tareas de gestión y toma de decisiones. Lamentablemente esta es una necesidad que puede extenderse a otros muchos ámbitos como el laboral sin ir más lejos.
Ciertamente, nuestra sociedad ha tomado conciencia con esta cuestión y cada vez se valora más el palmarés de las deportistas. No obstante, aún queda mucho que trabajar en lo se refiere a las categorías femeninas de deportes con un gran número de afición tales como el fútbol o el baloncesto, donde los sueldos de los hombres nada tienen que ver con lo que ganan las mujeres ni la expectación que generan.