La protectora de Palencia renace como verdadero refugio para animales

El responsable temporal de las instalaciones revela las condiciones en las que se encontraba y los esfuerzos de su equipo por rescatarla
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La situación de la protectora de animales de Palencia va mejorando a medida que pasan los días después de destaparse una situación preocupante en el que debería ser un lugar destinado a convertirse en refugio seguro para perros y gatos abandonados o extraviados. Durante más de una década, la gestión de esta instalación estuvo en manos de la empresa Scooby, una organización encargada de velar por el bienestar de innumerables animales. Sin embargo, tras su salida, la protectora pasó temporalmente a manos de Ruralvet, una clínica veterinaria dirigida por Adrián Bermejo, hasta el 31 de julio de 2025.


Lo que Ruralvet encontró al asumir esta tarea fue alarmante: animales “abandonados”, condiciones “insalubres” y “fallos sistémicos” que han generado indignación y preocupación en la comunidad local. El propio Bermejo detalló nada más llegar el lamentable estado de las instalaciones, los desafíos que enfrenta su equipo y la urgente necesidad de reformar las prácticas de bienestar animal en Palencia.


Cuando Adrián Bermejo y su equipo de Ruralvet, acompañados por la policía local, entraron a la protectora municipal de Palencia se encontraron con una escena que evidenciaba la situación. “Podemos decir que hay un poco de abandono”, afirmó a Ical Bermejo, con un tono cargado de preocupación. “Abandono con respecto a los animales, abandono con respecto a las instalaciones, diría yo”.


El descubrimiento más impactante fue un perro atado a una verja con una correa, sin comida ni agua, bajo el abrasador calor de julio. “Cuando lo soltamos, lo primero que hizo fue abalanzarse sobre un cubo de agua y empezar a beber”, relató Bermejo. Este incidente fue un reflejo de los problemas más amplios que aquejan a la protectora. Excrementos esparcidos por todas partes, sin que se hubiera realizado ninguna limpieza en las últimas 24 a 48 horas del mandato de la gestión anterior. La falta de higiene básica se agravaba por el hecho de que muchos animales no estaban vacunados, desparasitados ni siquiera identificados con microchip, un requisito legal en España.


Bermejo destacó el problema de los microchips, señalando que muchos animales se encontraban sin identificar, lo que generaba complicaciones legales y éticas. “No sé si es una asociación o no, pero lógicamente no puedo poner microchips a mi nombre en animales que no me pertenecen”, explicó. Los animales, encontrados dentro de la jurisdicción de Palencia, son propiedad del municipio, pero muchos carecían de identificación adecuada, dejándolos vulnerables a la mala gestión o la pérdida.


Las instalaciones de la protectora presentaban un estado igualmente preocupante. Puertas que no cerraban correctamente, humedades en las paredes, reformas mal ejecutadas y un vallado perimetral en mal estado son solo algunas de las deficiencias estructurales con las que se han encontrado. La acumulación de basura era tal que, según Bermejo, se retiraron “dos o tres camiones” de desechos, y aún “queda” más por sacar. Además, la presencia de roedores y hierbas crecidas representaba un riesgo de incendio y un problema sanitario grave. Estas condiciones no solo ponían en peligro la salud de los animales, sino que también dificultaban la labor de quienes intentaban mejorar la situación.


Una gestión provisional frente a una crisis

La intervención de Ruralvet en la protectora es, por ahora, una solución temporal. Según el acuerdo con el Ayuntamiento de Palencia, la empresa de Bermejo gestionará la instalación hasta el 31 de julio de 2025, fecha en la que se espera que una nueva asociación asuma la responsabilidad. Sin embargo, en solo 15 días, Ruralvet ha tenido que enfrentarse a un desafío monumental: intentar revertir años de “negligencia” en un plazo extremadamente corto.


Bermejo no oculta la dificultad de la tarea. “Es realmente lo que se denomina un marrón”, confesó, refiriéndose a la magnitud del problema. Como gestor de dos clínicas veterinarias, un hotel canino y servicios a domicilio en toda la provincia de Castilla y León, su equipo ya está al límite de su capacidad. Sin embargo, su compromiso con el bienestar animal lo llevó a aceptar el reto. “No podía mirar para otro lado”, afirmó, subrayando su experiencia previa trabajando con protectoras y centros de recogida de animales.

A pesar de las dificultades, Bermejo destacó el apoyo recibido por parte del Ayuntamiento. La veterinaria municipal ha jugado un papel clave, elaborando un pliego de condiciones para la futura concesión que, según Bermejo, es “súper completo” y establece responsabilidades claras tanto para el gestor como para el propio Ayuntamiento. Además, la empresa municipal de recogida de residuos y el técnico de control de plagas han colaborado activamente, ayudando a limpiar las instalaciones y abordar el problema de roedores. “El Ayuntamiento nos ha tendido la mano y nos ha prestado todos los servicios que veía imprescindibles antes de aceptar este proyecto”, señaló Bermejo.


Uno de los aspectos más alarmantes descubiertos por Ruralvet fue el estado de salud de los animales. Aunque Bermejo aclaró que no todos los animales estaban enfermos, sí había casos graves que podrían haberse atendido mejor. Un ejemplo es una perra hospitalizada en las instalaciones de Ruralvet con leishmaniasis e insuficiencia renal crónica, en un estado de salud “muy, muy bajo”. Otros animales presentaban infecciones fúngicas como tiña, una enfermedad contagiosa para humanos y otros animales, que no había sido tratada. Además, se encontraron gatas sin esterilizar que dieron a luz a dos camadas en los primeros días de la gestión de Ruralvet, agravando la sobrepoblación en un centro que ya superaba su capacidad máxima de gatos.


La falta de esterilización y la mezcla de machos y hembras en los mismos recintos reflejan una gestión deficiente que podría haberse evitado con medidas básicas. “Habiendo dos recintos, creo que tampoco era muy difícil meter a los machos en uno y a las hembras en otro”, comentó Bermejo, visiblemente frustrado. Esta situación ha limitado la capacidad de la protectora para acoger nuevos animales abandonados, ya que el censo está saturado y los riesgos de enfermedades transmisibles, como la leucemia felina, son altos.

Desde que asumieron la gestión, Ruralvet ha recibido varios animales abandonados, incluyendo un perro y dos gatos, uno de los cuales está en cuarentena en las instalaciones de la clínica para evitar posibles contagios. La coordinación con la policía local ha sido fundamental para gestionar estas llegadas, pero el espacio y los recursos limitados complican la tarea.


Para hacer frente a la crisis, Ruralvet ha movilizado todos sus recursos disponibles. La empresa ha contratado a un trabajador de la gestión anterior para aprovechar su conocimiento sobre los animales y ha incorporado a otro empleado adicional. Además, el personal de las clínicas de Ruralvet está colaborando en tareas de limpieza y atención veterinaria. Sin embargo, Bermejo dejó claro que, como empresa privada, no pueden aceptar voluntarios debido a las responsabilidades legales asociadas, como los seguros de responsabilidad civil. “Estamos en conversaciones con el Ayuntamiento para gestionar este problema, porque lo que más quiero es que haya visibilidad de lo que se está haciendo”, explicó.


La falta de voluntarios limita la capacidad de la empresa para manejar la carga de trabajo, que incluye no solo la limpieza y el cuidado de los animales, sino también la atención a casos médicos urgentes. Bermejo expresó su deseo de que la nueva gestión, que asumirá el control tras el 31 de julio, pueda contar con el apoyo de voluntarios y una mayor transparencia en las adopciones, un proceso que actualmente está gestionado por el Ayuntamiento.


Futuro incierto, pero esperanzador

A pesar de las dificultades, Bermejo se mostró optimista sobre el futuro de la protectora. El pliego de condiciones elaborado por la veterinaria municipal establece un marco sólido para la próxima concesión, con mayores responsabilidades para el Ayuntamiento y un enfoque en la transparencia. “Va a haber un lavado de cara total, va a haber transparencia, que es lo que no había antes”, afirmó Bermejo, confiando en que la nueva gestión marcará un punto de inflexión. Sin embargo, también reconoció que revertir años de abandono en un plazo tan corto es una tarea casi imposible. “Es muy difícil hacer las cosas peor”, añadió.


El interés de la comunidad también es un motivo de esperanza. Ruralvet ha recibido numerosas solicitudes de adopción y ofrecimientos de ayuda, lo que sugiere un fuerte apoyo local para mejorar las condiciones de la protectora. Sin embargo, Bermejo insistió en que las reformas estructurales son esenciales. Las instalaciones, aunque con potencial, requieren mejoras urgentes, como la reparación del vallado perimetral, la creación de zonas de cuarentena y la corrección de problemas como humedades y puertas defectuosas. “No creo que haga falta una gran inversión enorme, pero sí hay que invertir”, señaló.


La intervención de Ruralvet en la protectora municipal de Palencia ha sacado a la luz una crisis que no puede ignorarse: animales abandonados, instalaciones en mal estado y una gestión previa que dejó mucho que desear. Adrián Bermejo y su equipo han asumido un desafío titánico, trabajando contra reloj para mejorar las condiciones de los animales y las instalaciones en un plazo de apenas un mes. Aunque su labor es temporal, su compromiso con el bienestar animal ha puesto de manifiesto la necesidad de una reforma estructural en la gestión de la protectora.


El futuro de la protectora de Palencia depende ahora de la nueva gestión que asumirá el control tras el 31 de julio. Con el apoyo del Ayuntamiento, un pliego de condiciones sólido y el interés de la comunidad, hay razones para la esperanza. Sin embargo, el camino hacia un refugio digno para los animales de Palencia será largo y requerirá un esfuerzo colectivo para garantizar que los errores del pasado no se repitan. Como afirmó Bermejo, “nos estamos involucrando al máximo, pero en tan poco tiempo no podemos resolver todos los problemas”. Su labor, aunque provisional, es un primer paso hacia un cambio necesario y urgente.