Antes de convertirse en el alma de una de las asociaciones culturales más reconocidas de Zamora, Luis Fernando García ya sabía lo que era emocionarse entre bambalinas. Fue intérprete y entusiasta del teatro aficionado, recorriendo pueblos con escenografías modestas y textos cargados de ilusión. Aquella experiencia le enseñó que la cultura nace del compromiso, se nutre de comunidad y puede convertirse en una fuerza que transforma territorios. Esa convicción es la que hoy sostiene a Capitonis Durii, un colectivo que desde 2005 ha convertido la historia medieval de Zamora en una fiesta viva, visual y compartida. Con gigantes de más de cuatro metros, cabezudos artesanales y una intensa actividad teatral, la agrupación ha instalado El Cerco de Zamora y otras leyendas locales en calles, plazas y escenarios de toda la provincia… y más allá.
El galardón Tierras de Zamora, en su categoría cultural (se entregará el próximo 14 de junio en Villarrín de Campos), no es sólo un trofeo para la asociación que preside Luis Fernando, sino un reconocimiento colectivo, un “gracias” dirigido a quienes han entregado veinte años a revivir el pasado con creatividad, rigor y entusiasmo. Supone también una declaración de amor a una ciudad que ha respondido con los brazos abiertos: desde escolares que aprenden historia con risas hasta turistas que descubren una Zamora vibrante y orgullosa de sus raíces.
Luis Fernando no entiende la cultura como algo que se contempla, sino como algo que se construye entre todos. Desde Capitonis Durii ha promovido talleres, desfiles, obras de teatro y actividades pedagógicas, implicando a vecinos, jóvenes y asociaciones. Para él, el futuro está en esa cultura participativa, cercana y valiente, que no teme al pasado ni se encierra en él. Por eso el premio es de todos: del equipo incansable que lo acompaña, de quienes llevan los trajes, de quienes los cosen, de los que bailan, narran, sueñan. De una ciudad que se cuenta a sí misma para no olvidarse.
PREGUNTA.- ¿Qué significa para quienes te rodean y para ti mismo recibir este galardón a la labor cultural?
RESPUESTA.- No deja de ser un espaldarazo. Después de 20 años de trabajo nos dicen “chicos, lo habéis hecho muy bien. Seguid otros 20 años más si hace falta”. Es un motivo de orgullo que tu ciudad sepa apreciar lo que hemos estado haciendo en estas dos décadas, que no es otra cosa que la difusión de El Cerco de Zamora a través de los gigantes y cabezudos.
P.- Capitonis Durii es ya una institución dentro del panorama cultural de Zamora. ¿Qué crees que la hace especial y distinta de otras asociaciones?
R.- Es una asociación abierta e inclusiva. No tenemos listas cerradas ni decimos que no a nadie. Todas las personas que se apuntan a Capitonis Durii, en este caso, somos más de 200 socios, participan libremente y tienen su espacio. su hueco. Cualquier persona puede tocar un instrumento, llevar un cabezudo... Por eso somos una gran familia. En Capitonis Durii no solo nos lo pasamos bien, sino que estamos difundiendo El Cerco de Zamora, es decir, la historia de la ciudad.
P.- ¿Qué retos o proyectos están previstos para esta nueva etapa en Capitonis Durii?
R.- Coincidiendo con el XX aniversario, en poquitos días, durante las Ferias y Fiestas de San Pedro, vamos a hacer que nuestro gigante femenino, Doña Urraca, presente una segunda vestimenta. La vamos a estrenar el 28 de junio en la subida que hacemos con los gigantes desde la calle Balborraz. Eso, a corto plazo. Después llegará la temporada estival, con actuaciones por la provincia y fuera de la región. En septiembre pretendemos presentar un libro que recoge los 20 años de este colectivo a través de fotos y entrevistas. Para poner fin a este aniversario y a este gran año, disfrutaremos de una gala de fin de temporada en el Ramos Carrión en diciembre en la que recordaremos momentos de estas dos décadas. Estará abierta a todos los zamoranos que nos quieran acompañar.
P.- A nivel más personal, en estos años de implicación cultural, ¿existe algún momento que hayas vivido y recuerdes con especial ternura?
R.- Anécdotas hay muchas, pero poca gente sabe que antes de estar en Capitonis Durii, pertenecí a un grupo de teatro aficionado de Zamora donde aprendí mucho. Poníamos en escena un montón de montajes teatrales y visitábamos pueblos recónditos de la provincia de Zamora. Además, nos presentábamos a certámenes de teatro aficionado tanto nacionales como internacionales. En concreto, con la obra 'Fuera de quicio', de José Luis Alonso de Santos, con la que nos otorgaron, tanto al montaje como a mi persona, un montón de premios. Recuerdo esos momentos porque a aquellos pueblos donde no llega el teatro profesional llega el aficionado y ver a los vecinos ir con sus sillas a la plaza es un momento único. Guardo un montón de recuerdos de todas esas tardes y noches de teatro durante horas, días, y pasando muchísimo calor.
P.- ¿No te gustaría retomar esta faceta tuya puramente artística?
R.- De momento, la tenemos escondida, pero a veces tiro del mundo del teatro porque con Capitonis Durii llevamos a escena muchas obras que nos han esrito para la asociación escritores zamoranos como Braulio Llamero o José González Torices. Esa espinita teatral la tengo ahí y siempre que puedo intento montar obras con Capitonis.
P.- No puedo dejar de preguntarte por la Semana Santa, de la que has sido pregonero. ¿Cómo se prepara uno para poner voz a una tradición tan sentida por la ciudad?
R.- La Semana Santa es lo más grande que tiene la capital de Zamora. Ya había pronunciado el pregón en Vigo, Valladolid y Madrid y en Zamora daba un poquito más de respeto, pero todo un orgullo. Es una de las fiestas que siempre he vivido desde pequeño. Colocar las palabras justas para que pueda quedar bonito… Aquel momento lo llevo grabado conmigo.
P.- Me dices que la has vivido desde pequeño, ¿qué es lo que más te emociona de entonces?
R.- Compartirla con mi familia y mis amigos. Es lo que más me gusta. Esos momentos que, aunque sean los mismos cada año, cada vez se vive de forma diferente. Compartir el momento en la fila con los amigos con los que salgo, debajo del paso, organizando la Cofradía de Nuestra Madre…
P.- Eso desde el punto de vista más personal, pero desde lo cultural, ¿qué parte de la Semana Santa de Zamora destacas?
R.- Ver a Zamora llena de gente. Me gusta ver los restaurantes llenos y tardar más de lo habitual caminando por Santa Clara o San Torcuato o desde Rúa hacia la Catedral. Sobre todo, el movimiento de gente y reencontrarte con esos zamoranos que durante el resto del año están fuera por causas laborales y vuelven a la ciudad en esas fechas. Ver la ciudad llena es como verla resucitar. Mientras estamos matando a Jesucristo, Zamora resucita. La Semana Santa mueve un montón de cosas, desde los pasos, las imágenes de gran valor que salen, la masa social... Todo esto es importantísimo para Zamora.
P.- ¿Has sentido en algún momento que tu labor y la de quienes te rodean ha contribuido a acercar la Semana Santa a las nuevas generaciones?
R.- Por supuesto. Por ejemplo, desempeñando el cargo que ostento en la Cofradía de Nuestra Madre de las Angustias. Soy el secretario y puedo ver desde dentro cómo los hermanos más jóvenes participan de una manera activa. La gente se involucra desde pequeña. Extrapolado a Capitonis, es cierto que nunca nos han faltado altas, pero la Semana Santa tiene más tirón. La gente sí participa de los actos tanto litúrgicos como culturales.
P.- Eso supone un triunfo, teniendo en cuenta que vivimos en un mundo cada vez más globalizado y digitalizado. ¿Cuánto de complicado es mantener la tracición sin perder la autenticidad?
R.- Hay veces que estamos viviendo una procesión y estamos más pendientes de captar ese instante con el móvil que de impregnarnos de verdad del momento en el que el Nazareno o la Virgen están pasando por delante de ti. Grabando te pierdes una reflexión o un recuerdo de cuando eras pequeño e ibas a ver al Nazareno. Desde luego, ha llegado a nuestra era el mundo digital y unas veces te pierdes cosas, pero en otros casos supone una ayuda. Ese vídeo se alguien sube a redes lo ven muchos usuarios y se convierte en otra manera de atraer a gente que venga a conocer Zamora, su Semana Santa o el Románico. Es otra manera de verlo y es nuestro presente.
P.- Hablas del presente, pero toquemos el futuro. ¿Cómo ves los años venideros de la Semana Santa zamorana? ¿A qué desafíos se va a tener que enfrentar?
R.- Nuestra Semana Santa está declarada de Interés Turístico Internacional desde hace mucho tiempo, pero, quizá, Salamanca y Valladolid han cogido más auge, nos han comido un poco el terreno. Hay que trabajar fuerte, con una nueva campaña publicitaria... Aunque tampoco sé si la solución es que venga más gente porque desconozco qué capacidad hotelera tiene Zamora capital. Yo hoteles no veo que abran nuevos, con lo cuál no sé hasta dónde se puede llegar. En cuanto a la fe, evidentemente, las cofradías trabajan para que los nuevos hermanos que entran se formen.
P.- ¿Crees que las instituciones están haciendo lo que toca en esa labor de impulso y promoción o se podría mejorar su implicación?
R.- Yo pongo el foco en el Museo de Semana Santa. Es un logro que se tirara el anterior y vayamos a tener uno nuevo. Es importante porque muchos turistas que venían a Zamora venían a ver el museo y eso es una fuente de ingresos no solo para Zamora, sino para la propia Junta Pro Semana Santa, que recibía de ahí los ingresos de las entradas del año. Poder tener un museo actual, un proyecto museístico adaptado a las nuevas tecnologías, es un éxito. Que las instituciones hayan apoyado la construcción del nuevo museo supone un acierto. ¿Cuándo lo tendremos? Esa es la incógnita.
P.- Por último, ¿qué mensaje te gustaría dar a todos aquellos que aún no conocen la riqueza cultural de Zamora?
R.- ¡Lo que se están perdiendo! Es verdad que Zamora a veces se conoce por el dicho “Zamora no se ganó en una hora”, por la manta zamorana… Desde hace años, Zamora acoge eventos culturales todos los fines de semana. En cuanto a presupuesto, sí, pero, por lo demás, no hay nada que envidiar a Salamanca, por ejemplo. No nos podemos quejar. Zamora tiene una cultura enorme en cuanto a folclore y Semana santa y un alto valor cultural con eventos a diario.