Asaja, Coag y UPA exigen al ministro Planas limitar “ya” las importaciones de cereal ucraniano y activar ayudas urgentes al sector

Las tres organizaciones subrayan que, desde el inicio de la guerra, las compras de trigo blando en Europa se han multiplicado por siete, lo que distorsiona “gravemente” los mercados
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Trigo


Las organizaciones profesionales agrarias Asaja, Coag y UPA han remitido una carta conjunta al ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, para denunciar la “crítica” situación que atraviesa el sector cerealista español y exigir limitar “ya” las importaciones de cereal ucraniano, además de solicitar que se activen ayudas urgentes. 


En concreto, las OPAs reclamaron la revisión “inmediata” del acuerdo comercial con Ucrania, que establezca límites a la entrada de trigo y cebada que permitan la supervivencia del productor europeo y la puesta en marcha de una línea de ayudas económicas específica para los cerealistas españoles, tal y como ya se ha hecho en otros países europeos. Además, pidieron la activación de una ayuda directa para compensar el sobrecoste de los fertilizantes, incluyendo los ya adquiridos en esta campaña, con el fin de amortiguar el “desmesurado” incremento de precios provocado por los aranceles y otros costes añadidos que “asfixian” a los agricultores.


“La campaña de cereales arranca con números rojos para nuestros agricultores”, advirtieron las organizaciones, que acusan a la Unión Europea de haber cometido un “grave” error al permitir, “sin control ni salvaguardas”, una entrada masiva de grano procedente de Ucrania. No en vano, aseguraron, según recogió la Agencia Ical, que desde el inicio de la guerra, las importaciones de trigo blando en Europa se han multiplicado por siete, lo que ha distorsionado “gravemente” los mercados y expulsando al cereal español.


Asaja, Coag y UPA recordaron que en los últimos 20 años se han perdido cerca de un millón de hectáreas de cultivos herbáceos en España, desplazadas en su mayoría por cultivos leñosos, lo que evidencia una “profunda” crisis estructural que amenaza la viabilidad de los cultivos tradicionales. “Si hoy España mantiene cierta producción cerealista es gracias al esfuerzo de los agricultores y a la innovación en semillas e insumos.


Pero eso no basta frente a un mercado desregulado que les deja vendidos”, afirmaron. “El campo español no puede ser moneda de cambio geopolítico. Si no se actúa ya, miles de explotaciones desaparecerán en los próximos meses”, concluyeron.