María Caamaño Múñez, conocida como ‘La princesa futbolera guerrera’, fue diagnosticada hace cinco años de sarcoma de Ewing, un cáncer catalogado como enfermedad rara con especial incidencia en los niños y jóvenes. Desde entonces, lucha como imagen y responsable del proyecto solidario ‘La Sonrisa de María’, que busca la recaudación de fondos destinados a la investigación oncológica. Reconocida con el Premio Castilla y León de los Valores Humanos y Sociales correspondiente a 2024, aborda en una entrevista con Ical, la importancia de dar visibilidad a casos como el suyo y, a pesar de su corta edad, da una lección de entereza y resiliencia sobre cómo afrontarlos. Tras contar con el apoyo y el cariño de futbolistas, toreros o músicos, María guarda un recuerdo especial de su recepción con el papa Francisco en el Vaticano. Desde hace un año, sigue un tratamiento experimental en el Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid.
¿Qué supone que la Junta de Castilla y León reconozca con su máxima distinción a la asociación ‘La sonrisa de María’ por sus valores humanos?
Que den este reconocimiento a una niña de 12 años creo que es muy importante. Y, luego, también por la visibilidad que estoy dando.
Gracias a ese trabajo de concienciación que haces junto a tu familia, se te conoce mucho, no solo en Salamanca y Castilla y León, sino por toda España. ¿Qué te dice la gente?
Hay veces que la gente, no sé, como que se sorprende de que una niña tan pequeña pueda dar tanta visibilidad.
Has participado en muchos actos con gente conocida y con muchas visibilidad ¿Cuál es tu favorito?
Para mí, el fútbol es lo más importante, así que los de fútbol. Levantar la Eurocopa con todos los jugadores ahí, es con lo que me quedo. Es mi sueño de niña.
¿Cómo fue tu momento con el papa Francisco?
Tenía que hacer un trabajo de religión en el cole. Y yo, que creo mucho en Carlo Acutis, hice un dibujo sobre él. El profesor lo vio, habló con el obispo y, al final, llegó a oídos del papa Francisco, que nos pidió que fuéramos a verle. No pudimos hablar, porque estaba malo, a los dos días ingresó. Pero te da mucha paz. Algo raro te entra en el cuerpo.
También te gustan mucho los toros y tienes una relación especial con algún torero, que además está muy implicado con tu causa. ¿Qué significa para ti Gonzalo Caballero?
Es como un hermano mayor para mí. Se está portando genial con nosotros. Y está ayudando a la asociación con corridas para recaudar fondos.
¿Cómo va el proyecto del Jardín de María en el Hospital de Salamanca?
Estuve en la Paz ingresada por unas operaciones de pulmón y vi que allí tenían una terraza muy bonita. Y aquí, en el Hospital de Salamanca, había una terraza llena de piedras. Un poco raro. Entonces empezamos a hacer actuaciones para recaudar dinero y hacer la terraza. Luego, el presidente de la Diputación, Javier Iglesias, se enteró de lo que estábamos haciendo y me dijo que se lo dijera al presidente de la Junta. Se lo dije a Mañueco y él me prometió que la Junta se iba a encargar de la terraza.
¿Cómo evoluciona tu estado ahora mismo? ¿Qué tal estás?
Estoy bien. Esperando para empezar un nuevo tratamiento en Madrid, en el Niño Jesús. Luchando día a día.
Al final, este premio trata de mandar un mensaje a la sociedad de Castilla y León. ¿Cuál es tu mensaje?
Yo siempre tengo dos mensajes. Uno es que sin investigación no hay vida. Y el otro es sonreír para seguir sumando. Desde la primera vez que ingresé, mi madre me dijo que sonriendo, iba a salir adelante. Y así está siendo, más o menos. Sonriendo todo pasa.
El padre de María
La pequeña María está siempre acompañada por su madre y por su padre, Juan Caamaño, quien, como parte de la asociación ‘La sonrisa de María’, explica los proyectos que están en marca en su labor de sensibilización y recaudación de fondos para investigar:
¿En qué fase está la asociación?
Estamos en trámites para convertir la asociación en fundación, porque lleva tiempo. Sobre el Jardín de María, en el Hospital, Mañueco se enteró de que habíamos hecho varios actos en pueblos de Salamanca. Coincidimos con él y ella se lo transmitió. Ahora estamos luchando para que no sea solo el Hospital de Salamanca, sino que Castilla y León sea referencia, como Andalucía o Madrid, que tiene hospitales amables con los niños. Luego, la asociación la base que tiene es ayudar a la investigación del cáncer infantil o de las enfermedades raras, porque el tumor de María está considerado así por el ratio, que es menor de tres por un millón de personas. Y es nuestro objetivo: ayuda a la investigación, pero también a todas las familias que lo están pasando mal. Es el sueño de María y ella nos arrastra. Nosotros la seguimos a ella.
¿Qué opinión tiene de los profesionales del sistema de salud de Castilla y León?
Todos protestamos porque vas a hacerte una analítica y te tiras cinco horas en Urgencias, pero cuando tienen que correr y entras a tratar con los especialistas en un caso como el de María, y otros muchos, tenemos lo mejor de España. La verdad que los profesionales en Castilla y León son una pasada. Tenemos a los mejores y hay que cuidarlos muchos para que no se nos vayan.
¿Cree que se dedican fondos suficientes para investigar?
Creo que se podría hacer mucho más de lo que se hace. Y de forma más fácil. Lo que pasa que hay mucha burocracia. Pongo un ejemplo: de un millón de euros, al final, a la investigación llegan 100.000 porque tienen que pasar por 30 trámites. Ahora mismo el Hospital de Salamanca es moderno y está preparado para ser referencia en muchas clases de tumores en Europa. Pero faltan los certificados, que los tienen que sacar los oncólogos a base de unas horas de trabajo que se tienen que costear ellos. Entonces, desde la asociación vamos a intentar ayudar también en eso porque es clave. Creemos que se debería aportar mucho más y no con tanta burocracia. Que si se destinan diez euros, los diez euros vayan al profesional para que investigue.
¿Qué respuesta obtienen a nivel social?
En la sociedad, el boca a boca y el tú a tú cuando las personas ven a María es una pasada. Que mi hija sea reconocida en Salamanca es normal porque llevamos mucho tiempo trabajando y sufriendo lo que está sufriendo. Pero que alguien la reconozca por Valencia y se acerque a decirle que siga peleando y luchando, o por Madrid, que es lo que es, te da un vuelco, y este premio es un reconocimiento al trabajo que está haciendo ella, pero también al que está haciendo toda la familia y la gente que está detrás de nosotros en la asociación, gente que está quitando horas a su familia para que esto salga adelante.