El TSJCyL confirma la absolución de un joven acusado en Salamanca de abusar sexualmente de su compañera de piso

​La acusación particular, que pedía para él cuatro años de cárcel y 4.000 euros de indemnización por una relación sexual no completa entre ambos, recurrió la sentencia.
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Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León


El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León confirmó la absolución, declarada en anterior instancia por la Audiencia Provincial de Salamanca, a un joven zamorano acusado de abusar sexualmente de su compañera de piso. Tras la denuncia de los hechos, la acusación particular, que recurrió la sentencia, pedía para él cuatro años de cárcel y 4.000 euros de indemnización para la supuesta víctima por una relación sexual no completa entre ambos que, finalmente, la sala no consideró constitutiva de delito.


Según recogía la sentencia de la Audiencia Provincial a la que tuvo acceso la Agencia Ical, el joven acusado y la víctima compartían piso desde septiembre de 2019, y con una tercera persona, que además mantenía una relación sentimental estable con el primero. A finales de ese mes, el día 30, mantuvieron una relación sexual consentida que el acusado interrumpió arrepentido por estar siendo desleal a su pareja, con la que llevaba tres años.


El citado documento judicial consideraba como hechos probados que la denunciante sintió “una gran decepción” porque el sentimiento que ella tenía hacia el acusado “no había sido correspondido” y también, después, “enojo cuando vio que la relación se enfrió y él se limitaba a saludarla manteniendo conversaciones escuetas, mientras continuaba con su relación de pareja”. La convivencia siguió con normalidad durante los meses siguientes.


A principios de 2020, la denunciante comenzó una relación de pareja con otro joven y se fue a vivir con él cuando estalló el estado de alarma en el mes de marzo, pero manteniendo su contrato de alquiler en el piso. De hecho, volvió el 30 de mayo, la noche que se produjeron los hecho denunciados. Sobre las 22.00 horas, llegó al inmueble “alterada y llorando” y le contó “muy angustiada” a su compañera que sufría “episodios de ansiedad, sonambulismo y autoagresión”.


Después de cenar los tres, ellas se fueron a sus respectivas habitaciones y él se quedó en el salón viendo una serie. La denunciante, en una hora no precisada de la noche, regresó al salón y se echó en un sofá distinto al que continuaba ocupando el acusado. Se quedó dormida y, después de un tiempo, “empezó a hablar en sueños y a golpearse”. El joven se asustó y avisó a su novia que le contó que sufría de sonambulismo y le sugirió que le cambiara el sofá, pues el que él ocupaba era más cómodo. Así lo hizo.


Sin embargo, después de un rato, la joven se levantó sonámbula y abrió la puerta de salida de la vivienda, por lo que el joven la despertó, la metió para casa y cerró con pestillo la puerta, como le indico su pareja, que continuaba estudiando en su habitación con la puerta abierta y a unos cuatro o cinco metros del salón. Cuando volvieron a los sofás, ella se puso de nuevo a hablar en sueños esta de nuevo comenzó a hablar en sueños y él la despertó.


Según el relato que se difiere de los hechos probados, “se produjo entonces un nuevo episodio de encuentro sexual no completo, pero no resulta acreditado que fuera iniciado por él sin el consentimiento de ella”, tal y como denunció al día siguiente, después de pasar por el Hospital para tratarse de las presuntas lesiones producidas. Sin embargo, “ni del testimonio de la víctima, ni de las restantes pruebas practicadas a instancia de la acusación, resultan acreditados los hechos denunciados”, según la Audiencia Provincial, ahora confirmado por el TSJCyL.