Cuesta del Mercadillo: La Hermandad Penitencial del Stmo. Cristo del Espíritu Santo protagoniza la subida y la bajada por esta cuesta mientras se oye el tañido de la campana y el coro entona el “Crux Fidelis”. Su nombre se debe a que, antiguamente, conducía al mercadillo de San Martín.
Arco de Doña Urraca: Puerta declarada Monumento Nacional del Patrimonio y emplazada en el primer recinto amurallado de la ciudad. Es la más cercana al palacio donde residió la reina Doña Urraca y atravesada por la Hermandad del Stmo. Cristo de la Buena Muerte en el que se considera uno de los momentos clave de esta procesión. En esta desgarradora escena el coro entona el canto del “Jerusalem”.
Puerta del Obispo: Construida en el siglo XI y perteneciente al primer recinto amurallado, es la puerta por la que se accedía a la ciudad por la parte de la Catedral. En uno de sus lados nos encontramos con la Casa del Cid o de Arias Gonzalo y al otro, con el Palacio Episcopal. La atraviesan Jesús de Luz y Vida y las Capas Pardas.
Troncoso: Visitar esta calle transporta a otros tiempos; calle por la que desfila la Hermandad Penitencial del Stmo. Cristo del Espíritu Santo. El conjunto de esta escena es excepcional, pero si esperamos a su salida, en el arco del Troncoso, el acontecimiento se supera.
Corral Pintado: Calle anterior al Museo de Semana Santa donde el avance del desfile es lento. Los pasos de la Tercera Caída, Vera Cruz y Santo Entierro se conocen más a fondo aquí.
Esquina Benavente / Santa Clara: Estamos ante el punto álgido de la Hermandad de Jesús en su Tercera Caída, con permiso del acto en la Plaza Mayor. La procesión dobla esta esquina con elegancia. Los tres pasos caminan y giran al ritmo acompasado de “El Novio de la Muerte”, “Mater Mea” o la “Marcha Fúnebre de Chopin”.
Plaza de Belén: Una vez pasado el Puente de Piedra, el Nazareno de San Frontis y la Esperanza, de la Cofradía de Jesús del Vía Crucis, se despiden con la reverencia. Desde aquí, las vistas de Zamora (torre de la Iglesia de Santa Lucía, la de San Ildefonso o la Catedral) son inigualables.
Arco de San Ildefonso: Los hermanos de la Hermandad de Penitencia cruzan el Arco de San Ildefonso con sus capas pardas y un farol en la noche de un Miércoles Santo lúgubre y tenebroso mientras se reza el Vía Crucis al paso de la procesión. El sonido de las matracas y el bombardino se fusiona con el de las campanas, que tiñen a muerto.
Iglesia de San Juan: En el interior de la Iglesia románica de San Juan de Puerta Nueva, situada en la Plaza Mayor, se desarrolla un momento auténtico en la Semana Santa de Zamora que volveremos a presenciar cuando la pesadilla covid termine. A las 5 de la madrugada del Viernes Santo, el popular personaje del Merlú da inicio a la procesión de Jesús Nazareno cuando, tras el toque de corneta y los golpes secos del tambor, hace levantar al paso titular, el “Cinco de Copas”. al ritmo de la Marcha Fúnebre de Thalberg. Cinco minutos maravillosos e inolvidables.