¿Quieres saber la península privada donde se confinan los más ricos del mundo?

​Refugio ideal en época de pandemia Dos hoteles de lujo, playas paradisíacas, uno de los mejores campos de golf, maravillosas vistas al océano, un hospital privado, 54 villas, piscinas, calas de película, etc.
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Paraiso



Dos hoteles de lujo, playas paradisíacas, uno de los mejores campos de golf de América Latina, maravillosas vistas al océano, un hospital privado, 54 villas, piscinas, calas de película, etc. Todo ello se encuentra en un solo lugar, la península de Punta Mita, el paraíso elegido por los más ricos del planeta para alejarse de la pandemia.


Allí nada es normal, nada es del mundo del resto de los mortales donde cada día fallecen miles de personas en cada país. Allí todo es lujo, dinero, paz, descanso y refugio. Se encuentra en una de las costas más protegidas del litoral Pacífico mexicano, en la bahía de Banderas, a pocos minutos de Puerto Vallarta, una de las zonas turísticas más visitadas del país.


El pasado mes de julio, la modelo Chrissy Teigen y el músico John Legend alquilaron allí la codiciada Villa Tesoro, con siete suites adosadas a un coste de 8.500 dólares la noche en temporada baja. En Casa Aramara, que pertenece al productor de cine Joe Francis, se han alojado estrellas como Eva Longoria, Jennifer Aniston, Demi Moore, o miembros de la familia Kardashian. De hecho, es uno de los escenarios del juego para móviles Kim Kardashian: Hollywood.


Incluso el legendario golfista Jack Nicklaus, que definió el lugar como “el paraíso en la Tierra”, ha diseñado allí un campo de golf, considerado como uno de los mejores del continente, y que dispone del único green del mundo ubicado en una isla natural, el hoyo 3B, al que a veces solo se puede acceder remando.


Este complejo turístico ha tenido durante estos meses de pandemia más afluencia de gente y de huéspedes de lo habitual, sobre todo procedentes de Estados Unidos, y dentro del sector de Hollywood, Sillicon Valley y la élite económica americana y mexicana.


“La estancia promedio en nuestras instalaciones ha pasado de alrededor de nueve días a más de 23”, explica el director de relaciones públicas y comunicación del hotel Four Seasons de Punta Mita, Miguel Peregrina, en un reportaje de El País. Es decir, ha pasado de ser un lugar de paso para unos días a un verdadero refugio de la COVID-19 durante muchos días.


El propio Peregrina destaca que gracias a la llegada de más residentes pudieron seguir abriendo en los peores momentos de la primera oleada: “Algunos de los huéspedes han pasado en nuestras instalaciones todo el periodo de confinamiento. En concreto, tenemos a una residente que se estableció en una de nuestras residencias en febrero de este año. Padece esclerosis múltiple y ha encontrado aquí las condiciones de seguridad, salubridad y atención sanitaria que buscaba, por lo que de momento ha decidido quedarse”.


En unos años, a medida que ha ido cogiendo fama, ha pasado de ser un terreno casi virgen de ámbito pesquero a ser uno de los “paraísos” de moda entre los ricos. La llegada del gigante hotelero Four Seasons cambió todo por competo. Y desde entonces ha ido atrayendo cada vez más promotores inmobiliarios y la entrada de capital ha sido crucial.


Dos hoteles privados, el Four Seasons y el St. Regis (Marriott), dominan casi todo, y junto a ellos hay 54 villas agrupadas en 16 comunidades residenciales. En total, casi más de seis kilómetros cuadrados de calas, residencias y piscinas. El hospital privado, inaugurado en 2017, es uno de los más avanzados del país. También hay acceso a playas espectaculares, y ahora se le está dando al resort una imagen relacionada con las etnias indígenas propias del estado y del entorno natural a través de su artesanía.