LA MUJER RURAL CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO

​En busca de la gestión sostenible de los recursos naturales
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El cambio climático es un reto holístico al que todos los países deben enfrentarse consensuando, legislando, actuando de forma coordinada y en definitiva, aunando fuerzas para combatirlo.


La principal causa del cambio climático es el calentamiento global, que se traduce en el aumento de temperaturas provocando el deshielo de los casquetes polares y con ello, la subida del nivel de mares y océanos pudiendo generar nefastas consecuencias en los ecosistemas y  la vida humana. Además, esta alteración climática es una amenaza para la biodiversidad, ya que incide en las condiciones de vida tanto de plantas como de animales de distintas especies.


Según la ONU las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y suponen el 43% de la mano de obra agrícola. De ahí que el rol de la mujer sea tan importante dentro del sector primario, en el mantenimiento de las áreas rurales y en la lucha contra el cambio climático.


La mujer rural desde la antigüedad se ha centrado eminentemente  en las tareas de cuidado y las labores domésticas. Al mismo tiempo que trabajaba en la ganadería y en la agricultura, contribuyendo en gran parte a las ganancias de la economía familiar al realizar estas actividades de forma no remunerada y en general, poco o nada reconocida.


Desde siempre la mujer dentro del mundo rural ha desempeñado un importante rol, que recae en las tradiciones de antaño, oficios y trabajos como la artesanía  que con el paso del tiempo han sido eclipsados  por el boom de la globalización. Las mujeres eran grandes sabedoras de las necesidades familiares y como tal, apostaban por la economía de subsistencia cultivando las huertas para abastecerse de frutas y verduras, al igual que criaban ganado para la matanza, ese tipo de tareas eran a menudo propias del colectivo femenino.


A día de hoy, las mujeres conscientes de su nuevo papel dentro de los núcleos  rurales y de su propio empoderamiento toman decisiones en la senda del ecologismo, fomentando una gestión sostenible a la hora de cultivar la tierra y atender al ganado, que puede aproximarse a aquellas técnicas que se hacían en el pasado donde se respetaba más el paisaje y existía menos mecanización.


 Una de las recientes corrientes de pensamiento fruto de la preocupación de las mujeres por la protección de los recursos naturales, es el Ecofeminismo  que persigue además de la lucha contra la desigualdad  todas aquellas acciones dirigidas a proteger la naturaleza y el entorno en el que vivimos.


Y es que, cada vez es más habitual que la denuncia contra la destrucción de la madre naturaleza sea manifestada por una mujer, en gran medida esto puede deberse a que quizá haya una mayor concienciación en esta materia. Pero de ninguna manera, se puede olvidar que el cambio climático es una de las grandes problemáticas que afecta al planeta y que mujeres y hombres unidos debemos combatirlo.