Mediante el engaño y la manipulación, y a través de aplicaciones de mensajería instantánea y de redes sociales, la organización establecía un vínculo con las mujeres.
Cerraban las habitaciones con candados para evitar la huida de las víctimas, a quienes engañaban con un falso contrato de trabajo.
La Guardia Civil, en la denominada operación ‘Irala’, desarticula un grupo criminal tras el registro de un club y de una vivienda con un túnel en las cercanías de la frontera con Portugal.