La vendimia en Toro entra en su recta final con una importante bajada de la producción por la sequía

La producción podría bajar un 20%, pero reconoce la capacidad de aguante "numantino" de la uva tras seis olas de calor durante el verano
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La vendimia en Zamora entra en su recta final con buenas expectativas de producción y calidad a pesar de la sequía y el estrés hídrico sufrido por las viñas este año. A pesar de que algunas denominaciones de origen ya avistan la línea de meta y a otras aún las quedan semanas para dar por cerrada la recogida de uva, la Comunidad ya empieza a hacer balance de un 2022 marcado por la ausencia de lluvia y tormentas puntuales que, no obstante, han contribuido a un mejor estado sanitario de la uva.


Viñas “numantinas”


En la misma línea se ha mostrado la vendimia en la DO Toro, donde tras seis olas de calor el sector vaticinaba, con las primeras pesadas, que la producción podría bajar un 20 por ciento. “Pero en agosto las plantas aguantaron de forma numantina y han sido capaz de metabolizar los ácidos en azúcares, no solo por deshidratación, sino en el ciclo vegetativo. No se han visto muy afectadas por la sequía. De alguna manera la planta ha respondido muy bien”, sentencia el presidente del Consejo Regulador, Felipe Nalda, quien pronostica que las 5.400 hectáreas alcancen de nuevo el entorno de los 23,5 millones de kilos de la última campaña, ya que a día de hoy han entrado en bodega más de 16 millones y la vendimia ya ha atravesado su ecuador. Toro cuenta con una producción “bastante estable, que no baja de los 20 millones de kilos” en los últimos años.


De las 63 bodegas, seis ya han cerrado al recoger el cien por cien, pero otras siete aún no han comenzado. Lo habitual en Toro es cerrar hacia el Pilar, el 12 de octubre.


Nalda explica que en la DO el año ha sido muy seco, concretamente un 66 por ciento por debajo del anterior. Como ejemplo, señaló que se han recogido entre 130 y 150 litros por metro cuadrado frente a los 327 del año pasado, es decir, “sobre un tercio de la campaña anterior”.


Esto ha provocado que la planta puede “quedarse débil por la sequía y como tiene memoria, el año que viene posiblemente nos encontremos que pague este estrés hídrico e interfiera en la producción”. A ello se une que se prevé un otoño “peculiar, sin muchas lluvias, con altibajos de calor y frío”, precisa Nalda, quien no se muestra partidario del cambio climático, sino de “ciclos de varios años, como ha sucedido históricamente en Toro”.